Jorge Sobral, catedrático de Psicología: «Un psicópata criminal de libro es difícil que se pueda rehabilitar»

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Sandra Alonso

El asesinato de Lardero ha removido los cimientos de nuestro sistema penitenciario. ¿Qué se puede hacer con estos individuos reincidentes que son un peligro para la sociedad? Hay todo un abanico de posibilidades. Este experto nos descubre cuáles son

15 nov 2021 . Actualizado a las 23:54 h.

Jorge Sobral (Ponteareas, 1957) es uno de los mayores expertos en psicología criminal. Además de catedrático en esta área por la Universidade de Santiago de Compostela (USC), también ha sido socio fundador de la Sociedad Española de Investigación Criminológica. Analizar cómo piensa un criminal y, sobre todo, qué lo lleva a cometer este tipo de delitos son algunos de los interrogantes a los que dedica gran parte de su carrera. El crimen de Lardero es uno de esos casos que remueven los cimientos de nuestro sistema penitenciario y permite debatir sobre si este tipo de individuos pueden reinsertarse en la sociedad. Sobral abre un camino claro, que no deja lugar a dudas.

—¿Qué es un psicópata y cómo se comporta?

—Es un individuo que, tras someterlo a estudios psicofisiológicos, bioquímicos, técnicas de diagnóstico por imagen..., tiene peculiaridades específicas en su personalidad. Como una menor reacción psicofisiológica ante estímulos amenazantes, tendencia a no tener miedo, procesan sin inmutarse emociones fuertes, su sistema límbico, que es una estructura responsable de la activación emocional, es hiporreactivo, que reacciona poco ante estímulos, mientras todos nos pondríamos como una moto. Por ejemplo, imagina que tienes a un montón de gente monitorizada con cascos de resonancia y le proyectas una imagen en la que se ve un autobús que atropella a un niño. En la inmensa mayoría de casos, el sistema límbico se pone como una moto. Nos activamos porque nos impresiona, nos da una enorme tristeza o un shock emocional. Pero para muchos de estos psicópatas, su sistema límbico permanece prácticamente inactivo. No reaccionan emocionalmente. Por eso, asociamos la psicopatía a 20 áreas de exploración, pero muy específicamente con la dureza emocional, con la insensibilidad emocional.

—¿Pero es un enfermo mental?

—La doctrina general, que defiende la Organización Mundial de la Salud y la Asociación de Psicología Americana, dice que, a pesar de que hay características psicofisiológicas, anatómicas y bioquímicas, el psicópata es capaz de distinguir el bien del mal. Y de saber que va a matar a alguien y del daño que va a causar. Además de tener un plan de acción alternativo. Esta es la teoría dominante. Y es por eso que, en nuestro código penal y en la de la mayor parte de los países, los psicópatas son plenamente imputables. Mi opinión es que esto debe ser revisado a la luz de las evidencias disponibles. Decir que ciertos tipos de psicópatas de alta intensidad son personas normales, me parece que es hacer trampas en el solitario.

—¿A qué se refiere?

—Hay algunas personas, entre las que estoy yo, que creemos que los psicópatas criminales deberían estar bajo control indefinidamente. Seguramente, a través de medidas de seguridad extrapenales. No estamos nada convencidos de que su manera de procesar la información emocional sea adecuada para declararlos personas normales y plenamente imputables. Por eso, cuando preguntas, ¿los psicópatas no son enfermos? Hay un consenso bastante amplio en que deben ser tratados penalmente como si no lo fueran. Ahora bien, un psicópata como el de Moraña, que descuartiza con una motosierra a sus hijos ¿es un tipo normal? Este es un tema que está a debate.

—¿Qué quiere decir con «bajo control indefinido»?

—Se puede optar por encerrarlos en la cárcel y tirar la llave. Es la prisión perpetua de los americanos. Ellos están contentos, pero la verdad es que no les va nada bien. Sus tasas de homicidios violentos no disminuyen, sino todo lo contrario, a pesar de tener ese tipo de políticas. Se puede plantear todas estas formas de control telemáticas, a través de pulseras que te dicen exactamente dónde está el sujeto en cada momento, aunque es muy difícil que la pulsera permita detectar el momento en que un individuo de estos decide asaltar a una chica o a un niño. Otra posibilidad es lo que ocurre en Francia, que los tienen en cierto tipo de residencias y cuando sale alguien los acompañan, los vigilan directamente. En otros casos puede haber prisiones específicas, que se parecerían más a residencias de muros altos, pero de muchísima libertad interior... Esto está todo por hacer. Pero sería en el caso de los psicópatas criminales y asesinos.

 «Es probable que en el supuesto asesino de Lardero conjugue la peor combinación de perfiles»

—¿Todos los psicópatas son criminales?

—En absoluto. De hecho, la mayor parte de los psicópatas no son criminales, y mucho menos, criminales violentos. Alrededor del 3 % de la población puntúa alto en psicopatía. Y eso es mucha gente.

—¿Y todos los agresores sexuales son psicópatas?

—Ni todos los psicópatas son agresores sexuales, ni todos los agresores sexuales son psicópatas. Pero, a veces, coinciden ambas características. Hay estudios que demuestran que cuando se da conjuntamente la característica de agresor sexual más psicopatía, las tasas de reincidencia no se incrementan respecto a los agresores sexuales a secas. Con una excepción, cuando la agresión sexual es a menores. Cuando hablamos de abuso sexual infantil, en ese caso, la suma de agresión sexual más psicopatía dispara la tasa de reincidencia.

—Y, ¿en qué grupo estaría el supuesto asesino de Lardero?

—No sé a qué conclusiones llegaron los forenses que lo investigaron, pero probablemente sea un agresor sexual de tipo psicopático. Tiene las dos características, efectivamente. Y además la de agresor sexual en la categoría niños, donde peor se expresa la conjunción de las dos categorías. Entre la chica que violó y mató y este niño de 9 años, violó también a una niña de 13 años.

—¿En algún momento un psicópata criminal o un agresor sexual puede reinsertarse en la sociedad?

—En este momento, la eficacia de los programas de rehabilitación de los psicópatas criminales es bastante baja. Ni siquiera te podría dar una cifra porque no hay consenso. Hoy en día un psicópata criminal de libro es difícil que lo podamos rehabilitar. A veces, dejan de delinquir ellos solos, por sí mismos. ¿Qué ha ocurrido para que eso pase? Hay una serie de estudios sobre ello, pues que han contraído matrimonio, han encontrado un trabajo que les motiva, algún tipo de amistad prosocial que les ayuda a cambiar de alguna manera su estilo de vida..., pero son excepciones.

—¿Y los agresores sexuales se pueden reinsertar?

—Cuando son sometidos a intervenciones serias, la tasa de reincidencia desciende claramente. Generalmente, baja entre el 20 y el 5 %. El primer porcentaje de reincidencia (20 %) se corresponde con sujetos no tratados, y menos del 5 % para los sujetos tratados. Es decir, que con los agresores sexuales algo se puede hacer.

—Entonces es más fácil «recuperar» a un agresor sexual que a un psicópata criminal...

—Mucho más, sin comparación. Pero cuando un agresor sexual es al mismo tiempo un psicópata ya tiene mucho peor pronóstico, sobre todo si son agresores sexuales también de menores, como es el caso de Logroño.

—¿Por qué?

—Porque aparece con más fuerza un asunto que también es fundamental en este campo, que es el tema de las parafilias, es decir, los impulsos sexuales desviados. Una agresión sexual a un menor es una parafilia, igual que tener sexo con cadáveres, con ancianos o con ¡yo qué sé!, cosas raras...

—¿Y qué se podría hacer?

—Mi opinión es muy clara. Habría que buscar fórmulas para tenerlos controlados indefinidamente a los que tienen este perfil no reinsertable, hasta que la ciencia nos permita formular con un nivel razonable de certidumbre el juicio de que ese individuo está capacitado para volver a tener una vida normal dentro de la sociedad. Para que no sea un peligro.

—¿Y qué opina de la prisión permanente revisable?

—Si se deja en manos de la ciencia, que son los que saben de esto, el cuándo se revisa, quién la revisa y con qué instrumentos de predicción y de valoración del riesgo se revisa, pues entonces podemos llamarlo como se quiera porque ya no es tanto permanente como revisable. Hay sistemas de evaluación de riesgos que están implementados ya en el sistema penal en Cataluña y aciertan en el 80 % de las veces. ¿Qué pasa? Que se equivocan en el 20 %. La ciencia a día de hoy no puede ayudar al legislador al 100 %, porque también los legisladores tienen que decidir qué nivel de riesgo está dispuesta a asumir la sociedad. Este señor de Logroño había disfrutado sin dar problemas de 39 permisos de salida. Claro que este fue uno de los datos que el juez y el Ministerio de Interior tuvieron en cuenta a la hora de dar la libertad vigilada, quién podía prever que en el momento 40 de su disfrute de libertad a este tipo se le iban a reactivar estos diablos interiores. Eso es muy difícil de predecir.

—Pero un científico sí podría haber evaluado el riesgo...

—Sí, podría haber visto que era un caso de riesgo elevado. Pero no sé cómo se hizo esa evaluación, ni quién la hizo. Igual sí la hicieron y es uno de ese 20 % en que falla la predicción.