Es una abuela influencer. Sus nietos la llaman Lala y así se bautizó en Instagram esta coruñesa residente en Madrid. Su corazón está en Oza-Cesuras, donde tiene la casa familiar a la que acude cada verano
15 nov 2021 . Actualizado a las 14:35 h.Es un torbellino. A sus 65 años, Veva Seoane Mesejo (@lalainfluencer) arrasa con sus looks en Instagram, donde ya tiene casi 27.000 seguidores y no para de sumar likes a las fotografías que le saca su marido en el jardín de casa. A ritmo de una publicación por día y sin un solo filtro, esta influencer gallega se ha convertido en una fuente de inspiración para mujeres de todas las edades. Sobre todo, para las que acumulan tanta experiencia vital como estilo y ganas de vivir.
La abuela más glamurosa de las redes sociales nació en Madrid pero su madre es de A Coruña y su padre (que falleció hace tres meses) era de Oza-Cesuras. «Somos ochos hermanos. Los que nacían en verano son de A Coruña y los que nacíamos en invierno, como yo, nos tocaba en Madrid». Ella se considera coruñesa hasta las trancas y siempre les dice a sus hijos: «Cuando me muera, quiero la mitad de mis cenizas en Oza dos Ríos y la otra mitad en un centro comercial». Así de claro lo tiene esta chica de oro que marca tendencia. «Mi sangre es gallega y, para mí, Oza dos Ríos es lo más de lo más. Es donde mejor me lo he pasado en mi vida, así como en A Coruña».
Por una apuesta familiar
Todo empezó por una apuesta con sus primas de Galicia: «Como soy muy presumida y estoy todo el día cambiándome de ropa, un día, de cachondeo, me retaron a hacerme influencer». ¿A que no tienes agallas?, le vinieron a decir. ¡Vaya si las tuvo! Al día siguiente se creó una cuenta en Instagram y hasta hoy. Acababa de nacer el fenómeno @lalainfluencer, la instagramer más famosa de las abuelas chics. «Me puse Lala porque es así como me llaman mis tres nietos. Y la coletilla de influencer la colé en plan pitorreo. Empecé a subir fotos con pareados chorras (según mis hermanos todos los pareados que pongo son chorras) y vi que la gente me seguía. Así que me fui enganchando. Tenía 60 años recién cumplidos y vi que esto me entretenía mucho. En medio, tuve un cáncer de mama, luego vino la pandemia, después falleció mi padre y de todo me salvó la tontería esta». Bueno, tonterías, las justas, porque su éxito es fulgurante. «Sí, me han empezado a subir los seguidores ¡¡y yo ya estoy con Lexatines de los nervios!! Pero vamos, que muy bien, eh».
Tal es el bum de Veva que ya la han empezado a llamar de las marcas para ofrecerle hacer publicidad en su cuenta, pero ella quiere ir poco a poco, sin que esto se le vaya de las manos. «Les ha hecho gracia que tuviera estilo, que tuviera 65 años y que pusiera chorradas en la Red. Punto». Veva habla con cierta distancia sobre su éxito en la Red, pero ha llegado a un segmento de población en el que no abundan las referentes de estilo. «Perfiles de mi edad hay pocos, la verdad. Porque a nadie se le ocurre la tontería de ponerse a ser influencer de moda. ¡¡Y menos, a los 60 años!! Pero bueno, a mí se me ocurrió, aquí estoy y tan contenta».
El interés que suscita va a más. Con el fin de replicar su súper estilazo, las seguidoras le preguntan a menudo cuánto mide, cuánto pesa y dónde compra la ropa. «Siempre he sido una adicta a la moda y a las compras que no veas. Me iba todos los sábados con mi madre de tiendas y todo esto es algo que siempre me ha encantado. Mi mayor felicidad, aparte de mis nietos, es estrenar algo, de la marca que sea. Ya sea de Zara, de Mango o de un mercadillo». Y no solo eso. Veva es especialista en armar looks. Porque puedes tener el armario lleno de ropa, pero luego hacer unas combinaciones horrorosas y suspender en estilo, aunque ella tiene estilazo. «Me encanta cambiarme de ropa, hacer looks y probar un pantalón con ocho camisas y así voy elaborando mis outfits, con todo lo que tengo por casa. A mí toda la vida me han dicho que soy muy estilosa. ¡Y ahora ya con 65 años me lo creo. ¡Ja, ja...!». Sus amigas le pedían consejo para saber qué ponerse antes de que se hiciera famosa en Instagram. «Siempre he aconsejado a todas, la verdad».
Veva conversa y hace chistes sin parar. La charla con ella tiene un salseo constante. Esta mujer transmite tanta vitalidad y buen rollo como sus fotografías de Instagram, en las que siempre sale sonriendo. Y todo lo hace en el jardín de su casa y sin filtros. Hasta hace un tiempo, las fotos se las sacaba su marido todos los sábados. Veva se ponía siete conjuntos, hacían el reportaje fotográfico y ya dejaba encaminadas las publicaciones. Una para cada día de la semana. Ahora su esposo se ha jubilado y ya tienen más tiempo para trabajar a diario las imágenes.
«Si tuviera veinte años me habría convertido en personal-shopper», afirma la abuela influencer, aunque lo cierto es que sí se dedicó a algo relacionado con la moda hasta su jubilación. «Hace años tuve una tienda de ropa. Luego monté con unas amigas una empresa de máquinas de hidromasaje... Siempre he hecho cosas. Lo que no he tenido nunca es un jefe ni he trabajado cuando mis hijos eran pequeños porque me lo pude permitir. Y como es de esas personas inquietas, vivas y muy activas, a los 60 años decidió que ella también podía ser una auténtica it girl y lo ha conseguido. Al principio, sus dos hijos se llevaron las manos a la cabeza. No les hacía ninguna gracia el asunto. Que si estaba loca, le decían. Que cómo había abierto una cuenta pública, que si esto, que si lo otro... Pero ella no se amilanó y ahora están encantados.
Locuaz y dicharachera, Veva Seoane se despide de la redactora con un mensaje claro, fiel a su estilo: «Si quieres, puedes poner que le dedico esta entrevista a mi padre, que está en el cielo. Esta es mi primera entrevista con una periodista y que sepas que he estudiado Ciencias de la Imagen en la Facultad de Periodismo de Madrid, pero nunca trabajé en ello. Era de las que me escondía en los váteres cuando venía la policía». La verdad es que su vida daba para otros muchos capítulos, pero este sobre su conversión en referente de estilo termina aquí. ¡Y síganla!