Aida y Bruno y lo que el entroido unió: «En Galicia nos conocimos y Galicia nos volvió a juntar»

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Aida y Bruno se conocieron de niños un verano en Xinzo y un entroido les hizo reencontrarse, y enamorarse, de adultos.
Aida y Bruno se conocieron de niños un verano en Xinzo y un entroido les hizo reencontrarse, y enamorarse, de adultos. cedida

Esta pareja tiene una máscara de pantalla de Xinzo en homenaje al inicio festeiro de su amor

02 dic 2021 . Actualizado a las 21:02 h.

La adolescencia es un verano, en su caso varios veranos en Xinzo, donde Bruno y Aida se vieron por primera vez. «Yo tenía 15 años y ella 13 cuando nos conocimos. Su familia, como la mía, es de la zona de Xinzo, pero ella se crio en Barcelona y yo en Tenerife». Galicia fue su «punto en común», la primera conexión entre esta educadora social y este administrador de recursos humanos. «Yo soy de una aldea y él del propio Xinzo. Un día me paró y me dijo que si quería salir el sábado, y bueno... como se hacía antes, que no había tanto móvil, que te parabas por la calle, te hablabas, te tenías que lanzar así», empieza Aida, con raíces en Os Blancos.

Así que para empezar se veían solo en vacaciones y el resto del año lo pasaban a más dos mil kilómetros, ella en Barcelona y él en su isla afortunada, tirando del Messenger para contactar. «También nos llegamos a enviar cartas por correo postal», destaca Bruno. «Al principio, era solo amistad», explica Aida. Pero intuían que su relación era «ese tipo de amistad que si no vivieses tan lejos podría ser más», señala ella.

Hoy estos amigos con todo un mapa de Galicia en común (este puente cuentan con venirse a ver las luces a Vigo y luego prevén volver en Navidad) viven juntos en Barcelona sin dejar de cuidar la parte gallega de su unión. Ella fue a la Universidad en Ourense, donde pasó cuatro años, en una época en la que Bruno compaginaba en Tenerife trabajo y estudios. En ese momento, la distancia había rebajado su contacto. Por una decisión familiar a raíz de la crisis en el sector de la construcción, Bruno se mudó de Canarias a Suiza con sus padres. Y allí estuvo cinco años. «Mi padre trabajaba en la construcción, vino la crisis, y como mis abuelos y otros familiares gallegos habían estado en Suiza y la experiencia había sido buena, mis padres decidieron irse a vivir allí».

En el 2014, en Suiza, Bruno encontró trabajo y calidad de vida. Pero con el tiempo empezó a echar algo en falta, le quedaba «la espinita» de vivir en Galicia y reforzar el contacto con los abuelos, pero Aida se cruzó en ese «proceso mental». «Después de mucho tiempo, un día ella me habló. Nos contamos lo que no nos habíamos contado años atrás y quedamos en que podíamos encontrarnos la próxima vez en Galicia». En el entroido del 2015 se volvieron a ver en Xinzo «y surgió algo». Meses después, él le envió flores «para recordárselo», y ella se decidió a ir a verlo a Suiza. Ese fue el gran empujón. «Me hicieron darme cuenta del todo de que Aida era la persona por la que apostar», cuenta Bruno. Y así, a los 28 años, él cometió la «locura» de dejar el principio del resto de su vida en Suiza por Aida: «Pensé que, si me marchaba a Galicia, iba a volver a estar lejos de ella. Y elegí». Eligió Barcelona, eligió a Aida. Pero nunca olvidó Galicia, una pasión compartida desde niños por esta pareja que tiene una máscara de pantalla de Xinzo en homenaje al inicio festeiro de su amor.

Aida y Bruno en Vigo, y la escultura de pantalla que él le regaló a ella en homenaje a su historia de amor.
Aida y Bruno en Vigo, y la escultura de pantalla que él le regaló a ella en homenaje a su historia de amor.