Carla Antonelli, activista trans y exdiputada: «No me he ido del PSOE, me han echado las acciones de Carmen Calvo»

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Kiko Delgado | Efe

«La batalla continúa, no vamos a dejar atrás ni una sola de las siglas (LGTBIQ+)», dice sobre las enmiendas socialistas a la ley trans. «Por favor, saque mis genitales de su boca», le responde a Amelia Valcárcel por la polémica de hace unas semanas

11 abr 2023 . Actualizado a las 13:18 h.

Carla Antonelli (Güímar, Tenerife, 1959) nunca se ha callado. Pero ahora, menos que nunca. Los retrasos en la aprobación de la ley trans y la presentación de enmiendas por parte del PSOE han sido la gota que ha colmado su vaso, hasta el punto de que se ha dado de baja del partido socialista tras 45 años de militancia, diez de ellos como diputada en la Asamblea de Madrid. Es la primera y única mujer trans en acceder a este cargo. «Ahora soy mucho más libre para hablar», dice quien ve en las trabas a esta ley un ataque directo al colectivo. Y no duda en culpar con nombres y apellidos a quien considera que está detrás de esta estrategia política.

—¿En qué crees que este texto es mejor que la ley del 2007?

—Lo que se hizo en el 2007 fue un inmenso paso hacia adelante porque se eliminó la exigencia de realizar una cirugía genital para poder cambiar el género en los documentos. Eso fue un antes y un después histórico. Pero era así desde la patologización de las personas trans —consideradas enfermas legalmente y exigiendo un diagnóstico médico para acceder al cambio registral de sexo—; sin autodeterminación de género —decisión personal sin tutelas médicas ni judiciales—; y sin la inclusión de menores —la nueva norma contempla el cambio registral de sexo a los menores de 16 años—.

—¿De dónde surge el nuevo texto, cómo se ha llegado a él?

—El texto inicial del Ministerio de Igualdad emana de un texto del 2019 que registró el propio partido socialista, y que escribimos la diputada gallega Lola Galopar y yo misma, y lo registramos en el Congreso. De ahí sale un texto muy bueno, que contempla que de los 6 a los 12 años, son los padres lo que pueden pedir el cambio registral con la comprensión del acto jurídico que se va a realizar por parte del menor, y desde los 12 a los 16 años, que sea el propio menor quien solicite el cambio de sexo registral, con el asentimiento de padres o tutores. Y si alguno de ellos se opone, tiene derecho a recurrir por la vía de la Justicia. El Ministerio de Igualdad copió este texto a conciencia para que, habiendo surgido del partido socialista, no hubiese ninguna fricción.

—¿Y qué ha pasado?

—Hay que recordar que en el 2019, la vicepresidenta Carmen Calvo no dijo nada, ni nadie se pronunció en contra. El texto que registramos en el Congreso era supervanguardista y se asemejaba a lo que Noruega tiene en vigor ahora. Y no hay ni un solo abuso o uso desproporcionado de esa ley. Queda claro que lo ha habido entre medias son bulos, malintencionalidades, además de arrojar la sombra de la sospecha de la criminalización de todo un colectivo de personas, sobre si somos agresoras sexuales, violentas asesinas, pedófilas... Cualquier tipo de cosa que, por desgracia, se produce en cualquier tejido social. Porque si una mujer asesina a sus hijos recién nacidos, todos sabemos que no es el denominador común ni muchísimo menos.

—¿Qué crees, entonces, que hay detrás de estas enmiendas?

—Todo esto es una guerra de poder donde, por desgracia, nos han utilizado como los muñequitos del pim, pam, pum a un grupo de miles de personas ya fastidiados de por sí históricamente y en el presente. La guerra de poder se estableció siendo vicepresidenta Carmen Calvo y, de aquellos polvos, vienen estos lodos. Las enmiendas de ahora del PSOE se pueden convertir en un caballo de troya contra la ley trans. Porque si el Constitucional dictaminó en el 2019 que los menores tenían derecho al cambio de nombre y sexo registral, tú no puedes tener una enmienda donde dejas, de entrada, ya a los menores de 12 años fuera, cuando el Constitucional te está diciendo que tienen derecho. Pero es que encima judicializas sus vidas desde los 12 hasta los 16 años, cuando se había estipulado que desde los 12 a los 14, era por la vía judicial, y desde los 14 a los 16 son los padres o tutores quienes lo asumen.

—Esto te ha llevado a darte de baja del partido tras 45 años de militancia.

—Sí, porque «no en mi nombre, ni en el de mi comunidad». Me doy de baja del partido, aunque no me doy de baja del socialismo. Este jueves [3 de noviembre] el Grupo Parlamentario Socialista sacó un comunicado donde dice que no iba a tocar el corazón de la ley ni la autodeterminación, y pocas horas después, se desdice y mete una enmienda al derecho de autodeterminación de los menores trans. ¿Qué extorsión ha habido para tener que retractarse escasas horas antes? Es evidente que ha habido presión porque el partido socialista nunca ha sido contrario a nada de esto. A las pruebas me remito y a las leyes de autodeterminación y despatologización de distintas comunidades autónomas.

—¿Quién crees que está presionando?

—Quien claramente se ha autodirigido contraria y transexcluyente es la que fue vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Es una realidad pública y notoria. La hemos visto en la radio un poco alterada cuando le preguntaban por mí y por si una mujer trans es un mujer. Raya un poco lo patético porque un año antes dijo que, sin duda, una mujer trans es una mujer. ¿Y ahora está en debate?, ¿hemos llegado a ese nivel?

—¿Te sientes defraudada con el PSOE?

—Me siento decepcionada porque no es lo que yo he defendido sola, es lo que ha defendido el partido. En el XL Congreso se votó defender una ley integral trans de autodeterminación de género y despatologización. Y se está faltando a lo que se votó. Me siento defraudada por la deriva que ha habido en este último año.

—¿Cuándo se abrió la brecha?

—La herida se abrió ya en carne viva el 9 de junio del 2020 cuando Carmen Calvo envió a todas las agrupaciones de España un argumentario completo transfóbico. Y es cuando yo, públicamente, salgo a contestar. Desde allí todos los impedimentos de los que ya hemos hablado. Y cuando parecía que iba para adelante, incluso el trámite de urgencia, aparecen dudas y equidistancias e informaciones que dejan claro que pretendían alargar sine die los plazos de enmiendas y que, además, iban a meter enmiendas a algo que ya había sido consensuado por el propio Consejo de Ministros.

—¿Por eso te has ido?

—A nadie se le escapa que hay una mujer trans diputada en el partido. ¿Alguien se pensaba que me iba a callar e iba a perder mis principios y todo lo que he defendido toda la vida? Al final no me he ido, a mí me han echado las acciones de quien era vicepresidenta del Gobierno en ese momento, Carmen Calvo. Literalmente. Yo siempre he tenido confianza en el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

—¿Te ha llamado Pedro Sánchez?

—No, y aunque me hubiese llamado, no te lo iba a decir. A mí me han escrito y me han llamado muchas personas y miembros de ejecutivas y presidentes regionales, pero jamás voy a decir quiénes son.

—Hay un sector del feminismo que viene a decir que no se es mujer por el mero hecho de aceptar roles femeninos, ¿hay mujeres de segunda categoría?

—Eso es como cuando las mujeres blancas vieron que, de golpe y porrazo, las mujeres negras comenzaron a tener los mismos derechos. En la película Figuras ocultas aparece aquella mujer negra en el autobús y las mujeres blancas vieron que tenían que compartir espacios. Hay una creencia de que eres una mujer de rango inferior. Y eso se llama totalitarismo. Pero lo más contradictorio es que haya cabezas visibles de mujeres lesbianas, cuando el propio feminismo no hace demasiadas décadas las querían echar del movimiento porque daban la imagen de marimachos. Esto es lo que decía el feminismo. ¿Cómo tú, con tu derecho a ser feminista, le estás negando ese derecho a otras mujeres? En este caso, a las mujeres trans. El feminismo de verdad es el de tantas y tantas históricas feministas, como Angela Davis, que habla que hay que llegar a las mujeres negras empobrecidas o a las mujeres trans. Hay un feminismo elitista de té y pastas de salón. Y el feminismo verdadero es el de todos los estratos sociales.

—La histórica socialista Amelia Valcárcel dijo de ti que eras el «nombre artístico de una persona que alardea de tener sus partes genésicas viriles en perfectas condiciones y no haberse librado de ellas jamás»...

—Es que me da tanto pudor que alguien a quien se le presupone un nivel académico, y que además ha sido premiada, salga diciendo eso... demuestra el nivel a dónde hemos llegado, de exponer públicamente la genitalidad de alguien. Lo primero que me hace pensar es que alguien que está obsesionado con la genitalidad de otra persona, engullido en las bragas o calzoncillos de otro ser humano, es que al final carece y adolece de vida sexual propia. En Canarias solemos decir que «el que hambre tiene, con pan sueña». Pero acto seguido tengo que decir que soy una mujer trans heterosexual, no soy lesbiana, que podría serlo, pero no lo soy, y me produce una enorme desazón el solo hecho de que Amelia Valcárcel y Bernaldo de Quirós tenga mis genitales en su boca. Por favor, saque mis genitales de su boca, porque realmente los sentimientos que me producen llegan hasta la repugnancia.

—¿Qué pasará cuando se apruebe la ley?

—La historia nos dice que cuando se votó el matrimonio igualitario, la ley del aborto, la ley del divorcio... pasaron los meses y España no se rompió ni pasó nada. Aquí, lo único que va a suceder es que, cuando esto se vote, la mitad habrá dicho que nunca estuvo; un cuarto dirá, desde la desvergüenza absoluta, que ha salido gracias a ellos; y otra parte quedarán condenados por sus propias palabras. Triste currículo que se llevan por haberse opuesto al avance en igualdad de los derechos humanos de otras personas. Ese será su legado. No olvidaremos a nadie, pero sobre todo, no nos olvidaremos de las personas que sí nos han acompañado, el feminismo de mujeres no trans que han estado ahí, a piñón fijo, en el lado justo y correcto de la historia. Ha quedado claro que no es el feminismo contra, son personas contra, porque no se hacen a la idea de que hay nuevas generaciones de feminismo.

—¿Qué crees que pensaría Zerolo?

—Si Zerolo viviera, esto no hubiese pasado. Lo hubiese parado porque él tenía mucho más poder que yo en el partido.

—¿Qué le dices a los menores trans y a sus familias que defienden sus derechos?

—Que la batalla continúa, que no vamos a dejar atrás ni una sola de las siglas [LGTBIQ+]. Que mientras una sola de las siglas no sea libre, ninguna de las restantes seremos libres del todo. Que lo vamos a pelear ahora, más adelante y siempre.

—¿Recurriréis a los tribunales?

—Se tomarán todas las acciones habidas y por haber necesarias.

—¿Es un fracaso la nueva ley con estas enmiendas?

—Queda coja, no podemos hablar de fracaso rotundo. Queda coja por la parte de los menores y de las personas no binarias. Y también hasta que no se aclare específicamente en qué situación legal —del género registral— quedan las personas migrantes y sus tarjetas de residencia.