Israel Montero, becario en un departamento de biología: «Me hicieron un contrato de un año sin salario»

ALEJANDRA CEBALLOS LÓPEZ / S. F.

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A pesar de estar trabajando en lo que le gustaba, el camino de la investigación parecía largo y no se adecuaba a lo que quería. La opción era seguir con un doctorado.

10 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Estudió, como muchos, guiado por la pasión. «Me dediqué en cuerpo y alma, incluso dejé algunas de mis aficiones», relata. Pero la vida y el mercado lo llevaron por otros caminos.

Israel Montero Martínez (Sevilla, 1993) estudió Biología en la universidad, era lo que siempre había querido, pero, al igual que muchos, cuando terminó la carrera, no logró acceder a un trabajo como imaginaba que lo haría.

Había asumido, por el modelo que se lleva ahora, que tendría que hacer un máster al acabar, y así lo hizo. Se matriculó en Biología Avanzada. «Había una modalidad teórica y una más práctica. Yo elegí la segunda porque en la carrera no tenemos mucho acceso a los aparatos y metodologías del mundo real», dice. Al terminar las asignaturas podían buscarse ellos mismos las prácticas, o encontrar alguna empresa a través de una plataforma. Israel las hizo en un instituto público de Sevilla, estaban investigando un microorganismo para el tratamiento de suelos. Sentía que era a lo que quería dedicarse.

«Después de los dos meses de prácticas, me hicieron un contrato sin salario por un año. Al principio acepté, pero luego me di cuenta de que el camino era hacer un doctorado, si quería estar en la investigación, y yo quería algo más industrial», explica sin quejarse.

 Cambio de vida

En ese momento empezó el periplo para encontrar empleo, que nunca llegó. «Empecé a tirar del hilo de profesores o contactos, pero no conseguí nada. Cuando se acaba la carrera, se acaba todo eso también», reflexiona.

Fue tal su situación que empezó a buscar trabajo de lo que fuera. «Eché el currículo en McDonald’s y hasta en Carrefour», confiesa. Pero no lograba que lo cogieran. Un día, por sugerencia de su madre, y al no tener ninguna opción fija, se inscribió en un curso de Sistemas Informáticos y en un ciclo superior de Desarrollo de Aplicaciones de la Junta de Andalucía.

Hoy está empleado, pero sabe que se debe a su esfuerzo y que el sistema tiene muchas carencias. «Nos forman para la investigación, pero no salimos bien preparados para enfrentarnos al mundo real; no tenemos una cartera de contactos, ni nos damos cuenta de la importancia de coger prácticas. Tampoco tenemos la facilidad que tienen en el ciclo superior de acercarnos a la vida laboral», dice.

Sin embargo, hoy disfruta de su trabajo y se ha desempeñado como informático en dos empresas a lo largo de estos tres años. No se aflige por haber estudiado biología. «Todo el tiempo ha sido bien invertido y no me arrepiento. Hay muchas habilidades que he adquirido allí que no cambiaría...», dice convencido.

Si se le pregunta, aconseja seguir aquello que nos apasiona. «Hice la carrera que quería desde niño, es lo que les aconsejo a los demás, que hagan lo que desean, pero conscientes del mercado. Eso sí, que cojan experiencia laboral lo más pronto posible», sugiere.