Estas gallegas se llevaron la púa y el «setlist» de Coldplay

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La coruñesa Carmen Aradas y su hija Laura Herrero viajaron en autobús hasta Coímbra para asistir al concierto de la banda británica el 18 de mayo. Tenían entradas de pista y los vieron en primera fila

31 may 2023 . Actualizado a las 16:50 h.

Reconoce Carmen Aradas que su hija Laura habría sido capaz de hacer cola durante infinitas horas para conseguir una primera fila en el Estadio Cidade de Coímbra. Esta joven de 19 años podría así haberse entusiasmado hasta la médula con el «mejor concierto de su vida», la frase que más repiten los fans de Coldplay tras desprenderse de la famosa pulsera lumínica. En principio, y dado que «iba acompañada por la puretas de su madre» (una chica muy salada de tan solo 53 años), Laura se lo tomó con calma. Pero hubo algo que hizo que, finalmente, esta coruñesa se emocionase como si estuviera en primera línea de concierto. O incluso más.

 «Fuimos al photocall y entramos tranquilamente al estadio. La idea era ponernos al final de la pista, porque esas eran las entradas que teníamos, y ver el directo desde el fondo sin demasiados agobios», relata Aradas, muy conocida por su céntrica correduría de seguros en la plaza de Pontevedra de A Coruña. Así que ambas, madre e hija, que habían tomado el Alsa esa mañana a las ocho y media en la estación de buses para acabar viendo salir a Coldplay al escenario, entre fuegos artificiales, a las nueve y media de la noche hora portuguesa, empezaron a escuchar el electrificante primer tema de Chris Martin, Higher Power, al fondo de la pista, en una zona poco masificada de público, —y cómoda por tanto—, pero algo lejos del escenario principal.

Como la madre es lista pero la hija más, se percataron de lo que parecía ser un pequeño plató redondo, discretamente escondido entre las 55.000 almas que esa noche asistían al impactante show Music of the Spheres de la banda británica. 

LA AMIGA QUE SE LO PERDIÓ

«Laura se dio cuenta de que donde estábamos nosotras había un diminuto escenario circular oculto bajo unas lonetas negras. Parecían equipos de luces y sonido, pero ella vio algo más. ‘Mamá, ahí hay un piano tapado. ¡Aquí tocan algo! ¡Aquí tocan una canción seguro!'. Entonces ya nos quedamos allí y, una hora después, los tuvimos a pocos metros de nosotras y en primera fila de ese escenario (la banda estuvo unos quince minutos de su concierto en ese pedestal tan cercano al público). Estábamos como locas. Además, mientras les esperábamos, improvisamos unos carteles con el reverso de las entradas que llevábamos en papel y escribimos: ‘Can I have the pick, please?' [¿Puedes darme la púa, por favor] y ‘Please, please, the set list' [Porfa, porfa, el listado de canciones]». Y vaya si se las dieron. Púa y setlist. Hubo pleno y hubo gesto solidario porque cuando llegó a A Coruña, Laura le regaló la púa a su amiga Carlota, que se quedó sin poder ir al concierto porque tuvo la mala suerte de que le plantificaron un examen ese día. Además, durante el show, hizo videollamada con ella cuando los de Chris Martin interpretaron Sparks, su canción favorita. En ese momento, Carlota estaba en la biblioteca de la Facultad de Empresariales estudiando. A la chiquilla se le saltaban las lágrimas de la emoción, mientras a su alrededor le preguntaban si le pasaba algo malo o si la podían ayudar. Y así terminó un épico concierto que empezó un jueves por la mañana en el Alsa y terminó al día siguiente tras hacer noche en Coímbra. «Regresamos felices y contentas».