Tamar Novas: «No estoy para pedir, estoy más para lo que me den»

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VÍTOR MEJUTO

El «picheleiro» vuelve a casa para estrenar su último proyecto, «¡Salta!». Ganador de un Goya y chico Almodóvar, Tamar Novas, que acaba de rodar en A Coruña, no defrauda a su cultura: «Llevo Galicia como bandera».

01 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tamar Novas (Santiago, 3 de octubre de 1986) vuelve a Galicia para debutar en la gran pantalla. Esta vez con la película ¡Salta!, dirigida por Olga Osorio y rodada íntegramente en A Coruña, que se estrenó ayer en los cines. Nacido en Santiago de Compostela y con Galicia como bandera, el actor confiesa que rodar en casa es un sueño, ya que le permite estar cerca de su familia y sus amigos. El verano pasado pudo disfrutar las fiestas de María Pita y se «enamoró» de ellas, por lo que no le quedó más remedio que repetir. Eso sí, es un verdadero picheleiro y así se declara él ante todo. A sus 36 años, tiene tablas, ya ha conseguido un Goya como mejor actor revelación con su papel de Javi en Mar adentro de Alejandro Amenábar y ha sido chico Almodóvar en Los abrazos rotos.

—¿Estás contento de volver a Galicia? Esta vez en A Coruña, cerca de tu ciudad natal, Santiago.

—Soy feliz en Madrid, pero venir a la tierra es lo mejor. Poder dedicarme a lo mío desde aquí, y, además, en verano, es un sueño. Salir de trabajar e ir a ver a mis abuelos, mis padres o mis hermanos es lo que más feliz me hace.

—Últimamente, vienes mucho por la zona. Han contado bastante contigo para llevar a cabo proyectos gallegos, ¿verdad?

—En los dos últimos años no he parado de trabajar. He conseguido aunar proyectos por aquí. El de ¡Salta! con Olga Osorio fue grabado en A Coruña y me permitió pasar mucho tiempo cerca de casa. Y ahora estoy con otro para la serie de Clanes, de Netflix, que también tiene secuencias rodadas en Galicia.

—¿A qué crees que se debe este bum del cine gallego?

—El decorado que tenemos en estas tierras destaca un montón y es muy atractivo, cinematográficamente hablando. También hay muy buenos profesionales. No soy el más indicado para hablar del tema, pero desde lo que yo sé, el bum tiene que ver a veces con otras cosas. Hay profesionales a patadas para hacer material bueno. Sin embargo, mira la huelga de actores que hay ahora en Estados Unidos. El mundo del cine es muy frágil. Es difícil conseguir que la gente recuerde que ir al cine es algo bueno. Aun así, en Galicia se está demostrando que hay calidad y se apuesta por que lo genuino nuestro esté presente.

—¿De qué trata tu último proyecto?

—Es la historia de dos hermanos, Teo y Óscar, quienes descubren un agujero de gusano por el que uno de los dos se cae cuando estaba buscando a su madre. Es el desarrollo de un cortometraje de Olga Osorio, que recibió muchos premios por todo el mundo. Va de la extraña amistad de dos seres de mundos diferentes que tratan de revivir asuntos del pasado.

—¿Qué transmite esta película? ¿Estás contento con tu personaje?

—Es una película que transmite muchas emociones y te hace plantearte muchas cosas. Como espectador, este es el tipo de películas que más me gustan, las que te hacen entrar de una forma al cine, y salir con otra forma distinta de ver las cosas. Con este personaje me sentí muy identificado. Olga me dio la oportunidad de proponer ideas y de hacer la peli también un poco mía. Siento que es un proyecto con mucho corazón.

—Mario Santos, en el papel de Teo, tu hermano en la ficción, tiene tan solo 12 años. Él, al igual que tú, entró en el «mundillo» del cine muy pequeño. Tu primera película, «La lengua de las mariposas» de José Luis Cuerda, fue a ese misma edad. ¿Te sentiste identificado con Mario?

—Esa es otra de las razones por las que no es una peli más para mí. No sé si Olga lo hizo deliberadamente, pero yo también he sido un niño actor, por eso, sé lo que es estar en un entorno adulto y me sentí muy identificado con Mario. Me conmovía mucho y trataba de ayudarlo en todo lo que podía. Yo hice mi primera película de casualidad. Tuve dos golpes de suerte. Mario, al igual que yo en aquel entonces, es tan solo un niño, está claro que se le da bien, pero ahora tiene que disfrutar de su niñez.

—La película trata de viajes en el tiempo. ¿A qué época te gustaría trasladarte si tuvieras elección?

—Creo que el pasado es mejor no tocarlo. No tengo especial fantasía por revivir momentos de mi vida. Me encantaría viajar a la época de mis abuelos y ver cómo se enamoraron, por ejemplo. Soy muy fan de las películas de Steven Spielberg y de las comedias de Bill Murray, entre otras tantas, por eso me gustaría también trasladarme los tiempos en los que transcurren sus obras. Aunque también me gustaría trasladarme a otros lugares como Nueva York, una ciudad que me encantaría ver en todas sus etapas.

—Eres «picheleiro» declarado, el gentilicio de los compostelanos no oficial. Sin embargo, tengo entendido que te gustó mucho tu paso por A Coruña el verano pasado. ¿Qué te enamoró en tu visita?

—Me encantaron las fiestas de María Pita. Vienen un montón de grupos que me encantan. Tengo muchos amigos músicos y he podido ir con ellos a conciertos. Además, hay mucho ambiente por la ciudad. Este verano he repetido y he podido ver también los fuegos artificiales de la Batalla Naval. Olga Osorio, coruñesa de toda la vida, me enseñó un montón de rincones de la ciudad herculina. Descubrí el barrio de las Flores, que también me encantó. Además, dos amigos, los hermanos Seijas, son de allí, así que me inspiré en ellos para mi personaje.

—¿Qué has hecho este verano? Además de ir a las fiestas de María Pita...

—Este ha sido un verano maravilloso, de los mejores que recuerdo. Al estar rodando durante un tiempo por Galicia, he tenido la oportunidad de estar con la familia. No he parado de ir a conciertos y hacer planes con mis amigos.

—Y para este próximo año, ¿tienes alguna espinita clavada?

—La verdad que no me puedo quejar. No puedo pedir más. Hasta ahora me han ofrecido cosas muy distintas. En los últimos años no he parado de trabajar. No estoy para pedir, estoy más para lo que me den, y tratar de aprovecharlo. Tengo suerte de que me llamen para proyectos de la zona. Sentirme reconocido en Galicia es lo que más feliz me hace. Agradezco un montón que los compañeros de cerca valoren mi trabajo. Me gusta variar y hacer cosas diferentes, mientras hablo de lo que conozco.

—En tus redes has publicado fotos con James Rhodes, el pianista londinense. ¿Sois buenos amigos?

—Así es. Soy un apasionado de dar a conocer mi tierra a la gente. James, desde que pisó Galicia, se enamoró de nuestra cultura y de la gente. Llevo mi tierra como bandera, y si veo que alguien se interesa por conocer más y aprender la lengua, me gusta transmitírselo. De ahí que le enseñe gallego siempre que puedo.

—De postre, ¿qué se te antoja ahora?

—Tengo muchas ganas de volver a hacer teatro. Mi sueño es poder hacer tele, cine y teatro, es decir, ir saltando y abarcarlo todo. De todas formas, el teatro requiere mucho esfuerzo y dedicación, requiere mucho tiempo, que ahora no tengo.