«El problema de los españoles con el inglés es que no sienten la necesidad de dominarlo»

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Pippi English acaba de sacar un libro que acerca a la realidad la enseñanza del inglés
Pippi English acaba de sacar un libro que acerca a la realidad la enseñanza del inglés

Aprender inglés es una cosa y saber hablarlo otra. Esta joven andaluza soñaba con poder expresarse de manera natural. Lo aprendió de forma autodidacta y ahora cientos de miles de personas la siguen para «sonar cooler»

23 nov 2023 . Actualizado a las 11:32 h.

Para expresar en inglés lo cansada que estás puedes decir «I'm very tired», como seguramente hayas aprendido desde que eras pequeña; pero para sonar «cooler» puedes utilizar otras expresiones como «I'm shattered, I' knackered o I'm beat», vamos, que estás reventada. Es solo un ejemplo de los cientos de consejos que da a través de redes sociales Pilar Campos o Pippi English, una sevillana que con solo 22 años ha sabido sacar más que provecho a su desparpajo y a su forma autodidacta de aprender inglés. Con 15 años fue a visitar a uno de sus hermanos, que vivía por aquel entonces en Londres, y se quedó bloqueada: sus ganas de viajar y conocer mundo se toparon con una gran barrera lingüística, y se dio cuenta de que el inglés que había aprendido hasta entonces no le servía para poder comunicarse y expresarse como ella quería. A los 18 se matriculó en Traducción e Interpretación, «sabiendo el inglés que sabe cualquier español a los 17 años», pero se pasó toda la carrera suspendiendo precisamente la asignatura de inglés. Así que tiró esa toalla después de tres cursos y se propuso aprender el idioma de manera autodidacta. Entonces cogió el covid, tuvo que encerrarse en casa y se puso a grabar. Su canal en Instagram tiene hoy más de 434.000 seguidores y ha conseguido unir en él sus pasiones: las cámaras, viajar y el inglés. Por si fuera poco, la editorial Cúpula acaba de editar un libro con su plan para aprender inglés. Y aún le queda toda una vida por delante.

 —Supongo que esa decisión de dejar la universidad después de tres años no gustaría mucho en casa…

—Conforme pasaban los años, me di cuenta de que me estaban enseñando a hacer un examen, practicábamos una y otra vez sin salir de esa dinámica y a mí esa idea me frustraba. Yo me imaginaba el inglés de otra forma, como una herramienta superútil. Conseguir hablar de manera fluida era lo que me ilusionaba de verdad, así que les dije a mis padres que no era feliz en la carrera, que necesitaba salir de ahí. A ellos les daba miedo, pero les prometí que no les iba a decepcionar. Al principio ellos me veían grabar y no entendían nada. Pero confiaron en mí y creo que no les he defraudado.

—¿Cómo fue ese paso de hacer vídeos para ti a ver cómo se multiplicaban sus reproducciones en redes?

—Al principio pasaba horas y horas grabando y no había resultados, pero era el momento de probar, solo tenía 20 años. Y entonces cogí el covid y me tuve que encerrar en mi habitación; pasé muchas horas sola y empecé a compartir en redes lo mucho o lo poco que sabía. Pensé que no me veía nadie, pero las visitas empezaron a crecer. Y lo mejor de todo es que me daba cuenta de que yo era la que más estaba mejorando con todo ese trabajo.

—¿Cómo aprendiste a posar delante de la cámara?

—Aunque no lo parezca, antes de cumplir 18 era una niña tímida y de pocas palabras, pero me apunté a un curso de interpretación que me ayudó a dejar esa timidez de lado. Usé la habilidad que aprendí en esas clases e invertí un poco de dinero en un móvil mejor. Todo empezó como una afición para intentar dar unas clases particulares, pero ha terminado siendo una auténtica revolución.

—¿Cuándo decidiste que «cooler» era la palabra que te definiría?

—Cuando mi hermano Juanlu volvió a casa después de estar viviendo varios años en Londres, yo le preguntaba constantemente por expresiones que se me ocurrían en inglés, y siempre le decía: «¿Cómo digo esto para ser la más guay?». Y ese guay en inglés es «cooler» así que ya tenía mi palabra.

—¿Tienes una rutina a la hora de preparar tus vídeos?

—Suelo planearlos, aunque a veces surgen ideas de manera espontánea porque consumo inglés a todas horas; y entonces grabo en la calle, en el supermercado... ¡Y hasta he llegado a grabar en pijama! Pero es cierto que al principio tardaba tres horas en hacer un vídeo, y ahora en ese tiempo puedo preparar 40.

—¿Qué es lo que más ha mejorado desde tus primeros contenidos?

—Por una parte la calidad de la imagen, las luces o la ropa que uso, los colores… Para eso me he ido formado en márketing. Pero creo que lo que más me ha marcado es la confianza en la forma de expresarme, mi nivel de inglés ha mejorado mucho, y he aprendido a comunicarme más con la cámara.

—¿Qué es lo que más nos cuesta aprender a los españoles?

—Por una parte, están los phrasal verbs, que nos cuestan porque no tenemos equivalencias en el español, pero tienen mucho sentido. Mi consejo es escucharlos una y otra vez, relacionarlos con letras de canciones que nos gustan; es la mejor forma de aprenderlos para siempre. Y luego está la pronunciación, pero no hay que tenerle el miedo a los acentos. A mí me encantan.

—¿Crees que los españoles tenemos falta de confianza o vergüenza a pronunciar mal?

—No creo que sea cosa de los españoles, le pasa a gente de todo el mundo. Creo que el problema que tenemos en España es que no hay necesidad de hablarlo por la cantidad de hispanos que hay en el mundo. Tenemos acceso a todos los contenidos doblados y eso no ayuda al aprendizaje. Siempre me acuerdo de la abuela de mi amiga croata: una señora muy mayor que hablaba inglés perfectamente; pero es que su idioma no se habla en ningún otro país.

—Dicen que sabes realmente un idioma cuando empiezas a soñar en él, ¿cuándo empezaste a soñar en inglés?

—La primera vez que soñé fue en Escocia, cuando estuve de Erasmus, ¡recuerdo que hablaba de una forma superfluida! Pero aún a día de hoy, por mucho que sueñe en inglés, si me despiertas de un susto te respondo en español, es con el idioma con el que me siento más cómoda.

—¿Se puede llegar a dominar un idioma que no aprendes desde la infancia?

—Sin lugar a dudas. Yo aprendí inglés con 18, mi hermano lo hizo con 25. Lo que es más difícil de conseguir cuando ya eres adulto es el acento. Pero no es imposible.

—¿Cómo es la interacción con tus seguidores?

—Me gusta responder siempre que me escriben, la gente es muy agradecida, tengo una suerte increíble. La mitad son españoles, pero me sorprende que hay muchísimos latinos, sobre todo mexicanos. Tengo una anécdota que me ilusionó como a una niña pequeña: paseando por Times Square, en Nueva York, una familia ecuatoriana me reconoció: jamás me habría imaginado tanto alcance.

—Supongo que también tendrás a profesores entre tus seguidores: ¿recibes más críticas o más agradecimientos?

—Hay un poco de todo, me corrigen, pero suelen ser críticas constructivas. Y me agradecen mi trabajo. Me ilusiona saber que usan mis vídeos en sus clases.

—¿Qué cambiarías de las clases de inglés de los colegios?

—Es muy difícil practicar con 30 niños por clase. Pero lo más importante es transmitir la utilidad que tiene el inglés.

—¿Sigues aprendiendo el idioma?

—Cuanto más inglés sé, siento que menos sé. Siempre descubro algo que no sabía. Cuando fui a Estados Unidos, por ejemplo, sufrí un golpe de realidad por la gran diferencia del idioma. Pero eso me mantiene motivada.

—Porque además, a Estados Unidos no fuiste de vacaciones…

—Aquello fue increíble. En febrero me llegó una propuesta para trabajar con el Mago Pop, traduciendo su espectáculo al inglés. Estuvimos tres meses en Misuri y otros tres en Nueva York, en Broadway. Fue un aprendizaje increíble, la niña que empezó a grabar con el covid no se lo podía creer. Le dediqué muchísimas horas, tuvimos que adaptar los guiones porque la cultura de los dos estados era muy diferente. Sentía que tenía mucha presión encima, pero también mucha ilusión.

—¡Y después llegó el libro!

—Yo ya había pensado que me gustaría hacer un manual para enseñarle mi plan a todo el mundo, aunque no sabía cuándo sería el momento. ¡Y entonces me llegó una propuesta de la editorial! Tenía claro que quería hacerlo muy práctico, mostrar cómo había aprendido yo a hablar con fluidez utilizando canciones que me gustaban o viendo series y películas.

—¿Te planteas retomar la carrera?

—Por ahora no. Voy a sacar una web y me gustaría publicar una gramática; la que me hubiera encantado tener cuando yo empecé a aprender inglés.