Letizia, de princesa a reina del estilo en 20 años: «Es una de las mujeres públicas que mejor viste del mundo»

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Los reyes Felipe y Letizia en la coronación de Carlos III de Inglaterra, donde la reina destacó por su elegancia.
Los reyes Felipe y Letizia en la coronación de Carlos III de Inglaterra, donde la reina destacó por su elegancia. Andy Rain | EFE

Su imagen ha ido evolucionando tanto como ella en estas dos décadas. La reina es, dicen dos expertas en protocolo e imagen personal, la más elegante del mundo. Y eso es mucho decir

06 jun 2024 . Actualizado a las 12:47 h.

«La reina Letizia es ahora una de las mujeres públicas que mejor viste del mundo», asegura Sara Largo, presidenta de la Asociación Española de Asesores de Imagen. Pero no siempre fue así. Sus inicios fueron una suerte de ensayo-error (con más de lo segundo) hasta encontrar su propio estilo, que hoy es de los más alabados de la prensa internacional. Aquella presentación en sociedad que empezaría con un tropiezo en forma de Armani el día en el que anunciaba su compromiso con el entonces príncipe Felipe, le sirvió a la futura reina para aprender una primera lección de la que hoy es abanderada: apostar por la moda española, especialmente en las grandes ocasiones.

Pronto daría Letizia su primera campanada impactando en Europa con un vestido rojo (y español) en la boda de Federico y Mary de Dinamarca. Sin duda, el primer gran acierto de la entonces prometida y también el primero de sus muchos vestidos rojos de infarto. «De esa primera época como princesa, el vestido de Roberto Caprile fue su mayor acierto. El color rojo le favorece mucho, y el corte del vestido es impecable», apunta Sara Largo.

El entonces príncipe Felipe con Leticia, aún su prometida, en la boda de Federico y Mary de Dinamarca. Ella impactó con un vestido rojo de Lorenzo Caprile.
El entonces príncipe Felipe con Leticia, aún su prometida, en la boda de Federico y Mary de Dinamarca. Ella impactó con un vestido rojo de Lorenzo Caprile. SRDJAN SUKI | EFE

«Es un vestido de autoafirmación, apoyado por el propio modisto, que quiso darle esa impronta. Uno no puede ocultar del todo su personalidad, porque si no, es que no la tiene. La de la reina es arrolladora, y esa fue la primera vez que se percibió», apunta la experta en Protocolo Olga Casal, que señala que al principio Letizia parecía «un poco más insegura, porque estaba aceptando un reto que seguramente nadie hubiera solventado con tanto éxito». Asegura Casal que era notable que la entonces princesa se dejaba influenciar por la reina Sofía: «Leí que le había aconsejado que una reina solo podía llevar dos clases de peinado, suelto a diario y recogido para ocasiones más solemnes, muy en esa línea de estilo atemporal e inamovible que tenían antes las reinas. Todos recordamos los abrigos de Isabel II, todos iguales en diferentes colores. Y creo que la princesa que era entonces Letizia siguió esos consejos para vestirse de reina». De ahí aquellos estilismos ultraclásicos, «clásicos royal, que es un punto más», matiza la experta en Protocolo. «En esta etapa, estilísticamente hablando estaba muy perdida. No sabía qué colores le favorecían y los utilizaba indiscriminadamente. Los beis, marrones y pasteles en tonos cálidos no le ayudan. Tampoco acertaba muchas veces con prendas recargadas que carecían de estilo y le ponían años. En esa primera fase, no era capaz de reflejar su personalidad con los looks que llevaba, y parecía que era la ropa la que la llevaba a ella».

Sin embargo, según avanzaba en su etapa de princesa, Letizia empezó a tener momentos estelares. Imposible olvidar su encuentro con Carla Bruni. «Ella estaba muy cuestionada, incluso dentro de la propia Casa Real. Todo el mundo opinaba. Además, esta visita tenía algo de duelo, y yo apuesto por que ella se sintió con la necesidad de competir de manera honrosa. Letizia estuvo por encima de Carla Bruni en esa ocasión, fue un espectáculo. Hay retos que le ha puesto la historia, pero otros se los ha puesto ella», dice Casal.

Si hay un momento que marca para ambas expertas un antes y un después en la vida y en el armario de la reina, fue el de la coronación de Felipe VI. «Cuando se convirtió en reina consorte, fue como si todo lo anterior hubiera pasado a ser un entrenamiento», dice la experta en Protocolo. Para Sara Largo, en el idilio de Letizia con la moda empezaron a entrar de forma acertada terceras personas: «Deduzco que en ese momento se pone en manos de los profesionales adecuados, y todo cambia. Debió pasar por una asesoría de color y un estudio morfológico, y comienza además a vestir solo con colores fríos, que son los que le favorecen. Hablo de negro, blanco, azul marino, rojo, granate, buganvilla...». Las líneas también son más depuradas, asegura, y empieza a reflejar su personalidad a través de la ropa, hasta convertirse en el icono que es hoy. Un icono cambiante, que un día aparece como la más lady de la coronación de Carlos III y al siguiente acude a ARCO con pantalones de cuero. «Es que la suya es una personalidad camaleónica que hace que se adapte a cada situación. No es más elegante quien lleva el vestido más caro, sino quien saber estar y vestir lo adecuado para cada ocasión. Es sofisticada, moderna, con estilo y con clase», indica Olga Casal. «A mí me gusta la reina que arriesga y marca tendencia. Que no tiene miedo a ser el centro de todas las miradas, porque ahora es un diez. Esos looks reflejan su personalidad fuerte, directa y sin florituras ni cursilerías. Se siente bien en su piel y arriesga sin miedo, adoptando el lema de menos es más. Ya sabe lo que le funciona y lo que le favorece, y por eso se ha convertido en la reina del estilo», afirma Largo.

SUMAMENTE FOTOGÉNICA

También en la del fitness, o lo que sea que practica para mantener ese cuerpazo, que no pasa inadvertido para nadie. «Su cuerpo tan trabajado le permite ponerse casi todo, desde ropa low cost —algo que ninguna reina anterior había hecho, así como apostar por diseñadores españoles emergentes, otra de sus señas de identidad—, hasta modelos de las grandes firmas», continúa la presidenta de los asesores de imagen. «Letizia es una privilegiada de la naturaleza, y no tiene que pedir perdón por eso. Parte con ventaja. Es guapísima, con tipazo y sumamente fotogénica, nunca la coges con un mal gesto. Y además tiene un dominio tremendo del escenario y de la cámara por su profesión anterior de periodista», completa Casal, que añade otra novedad que lleva su firma: «Sofía reciclaba ropa, Letizia la repite».

Los reyes durante la cena de gala en su visita de Estado a Suecia, donde doña Letizia lució un vestido de la firma «low cost», de H&M, que adaptó poniéndole un cancán debajo
Los reyes durante la cena de gala en su visita de Estado a Suecia, donde doña Letizia lució un vestido de la firma «low cost», de H&M, que adaptó poniéndole un cancán debajo JUANJO MARTÍN | EFE

No se le escapa a Sara Largo su evolución capilar. «La tendencia ha sido abandonar las mechas rubias y buscar un color más natural. Y tras probar con varios cortes, incluido el bob, apuesta por una media melena bastante entera. La melena muy corta le favorece menos, le da más presencia el pelo largo, sano y con cuerpo», opina. Mucho se ha hablado de esas canas que ha dejado al descubierto, pero Olga Casal no ve intencionalidad alguna en este gesto: «No creo que quiera transmitir nada. Tiene un pelo magnífico, sano y lustroso».

Si bien el calzado ha evolucionado tanto como ella a lo largo de estos veinte años, hoy está más de actualidad que nunca. Desde que fue diagnosticada de neuroma de Morton y metatarsalgia, la reina ha tenido que adaptar también sus estilismos al zapato plano en muchas ocasiones. La última, su comentado look en el desfile de las Fuerzas Armadas, con traje rojo y zapatillas deportivas blancas. «Durante años ha abusado de los tacones, porque estilizan mucho y le permiten recortar diferencia de altura con el rey. También le hacen ganar en presencia y majestuosidad. Tener que ir a los actos oficiales en zapatillas debe ser duro para ella, porque te limita mucho los estilismos», dice Sara Largo. «Ese traje rojo que llevó quizás sea lo único que podía defender con esas zapatillas. Yo apuesto por que en ese momento no puede ponerse otro calzado, no puede elegir», coincide Olga Casal, que vincula su imagen «impecable» con una capacidad fuera de toda duda. «Siento gran admiración por toda su trayectoria evolutiva. De una chica inteligente, guapa y preparada que se ha superado a sí misma en un entorno hostil para convertirse en reina. Como ciudadana, me veo más que bien representada», zanja.