Islas griegas: manual para principiantes

Si sueñas con abandonar el gris verano gallego y pasar unas vacaciones azules y soleadas, las islas griegas te van a enamorar. Hay más de seis mil (no exagero), así que alguna te conquistará. Pero no te preocupes, porque para que no pierdas el rumbo, te vamos a ayudar a elegir el destino perfecto para ti. Lo primero que debes saber es que las islas están distribuidas en siete archipiélagos diferenciados: las Cícladas, las Espóradas; las Jónicas, las del Dodecaneso, las Sarónicas, las islas del norte del Egeo y Creta. Y que desplazarse entre ellas no siempre es fácil, están bastante lejos unas de otras. Así que para empezar la planificación de tu viaje (septiembre es un mes estupendo para ir a este destino) debes decidir a qué grupo de islas te vas a encaminar.

MIKONOS y SANTORINI

El archipiélago de las Cícladas alberga algunos de los enclaves más populares. Sí, Mikonos y Santorini están aquí, acertaste. Son las dos islas estrella y también las más caras. Mikonos te hará feliz, si buscas noches de copas sinfín con fiestas y discotecas abiertas hasta el amanecer. Vamos, tipo España. Santorini y sus puestas de sol son un reclamo que cada año convoca a miles de turistas. Belleza sin igual, pero muy compartida. Nubes de teléfonos fotografiando el final del día. Parece un concierto de rock.

En el mismo archipiélago merece la pena visitar la romántica Milos (donde se halló a la famosa Venus que hoy exhibe el Louvre) y que hace honor a su promesa de belleza. Los griegos eligen esta isla para sus escapadas en pareja. Tampoco debes perderte Naxos, que combina paisaje y algo de marcha nocturna. Si apuestas por algo más alternativo, Koufonissi y sus aguas cristalinas no te decepcionarán. Mira bien los horarios de los ferris, algunos enlaces no son diarios, antes de organizar tu itinerario.

No podemos olvidarnos de Tinos. En el mes de agosto la isla es la meta de peregrinos que se acercan a ella para rezar en la iglesia de Panagia Megalochari, que tienes que visitar; pero entre los griegos la isla es también muy popular por lo bien que se come. Creo que ahí ya te empieza a interesar. El pastel de alcachofas, los exquisitos dulces (como la tarta de de naranja de Pyrgos), la alcaparra, los embutidos, los quesos, los tomates secos fritos y rebozados... son algunas de las especialidades de la zona. Delicioso.

LAS JÓNICAS

Aquí encontrarás el mar más intensamente azul que hayas podido soñar. La superconocida Corfú, con su espectacular ciudad antigua, la cinematográfica Cefalonia (conocida como la isla del capitán Corelli, por la película de la mandolina, no sé si te acuerdas) y la soñada Ítaca de Ulises flotan en este paraíso compitiendo por ser la más bella.

Si dudas, un consejo, decídete por Cefalonia, no te arrepentirás. Su playa de Myrtos te dejará conmocionado. Y si decides esperar el atardecer, en las terrazas de Asos vivirás un momento inolvidable. Además las jónicas tienen otra ventaja a tener muy en cuenta: los precios son más asequibles.

DODECACANESO

Son 12 islas grandes y ¡200! pequeñas. Entre ellas está Rodas, que es de las grandes, entre el norte y el sur hay 100 kilómetros de distancia, y además cuenta con un aeropuerto internacional con vuelos directos a España. Es decir, llegar hasta allí es fácil. Mucho más sencillo que a otras. Su punto diferenciador es el interesante centro histórico y su Palacio de los Grandes Maestros. Será tu isla preferida, si buscas unas vacaciones en las que se combinen playa y turismo cultural.

ISLAS DEL NORTE DEL EGEO

Las míticas Icaria y Lesbos (patria de la tan nombrada poetisa Saffo) están en este grupo, pero yo te voy a recomendar que cojas el ferri (hay bastantes conexiones) para ir a visitar la menos popular, Chíos, que es famosa por el cultivo del árbol de la mastica del que se extrae la resina para elaborar el singular líquido de la mastica. Este componente se usa en perfumes, cosméticos, bebidas, pastelería, dulces, así como en cocina salada. Te advierto que las frutas en almíbar pueden ser tu perdición.

CRETA

Creta es enorme y maravillosa. Y es el destino ideal para los que buscan aventuras. Así que despégate de la tumbona y ponte las zapatillas de senderismo, porque sus impresionantes desfiladeros, como el de Samaria o el de Imbros, bien merecen el paseo. Y no te olvides de las  Lefka Ori, las Montañas Blancas, de 2.000 metros de altura. Hay rutas para todos los gustos. Pero también hay playas, faltaría más, y con una sorpresa muy agradable: son arenosas. En la costa suroeste de la isla encontrarás la de Elafonisi (o Elafonissi), también llamada el Caribe del Mediterráneo por su arena blanca, ¡con ligeros matices de rosa! Y el turquesa de sus cálidas aguas. ¿Te haces una idea?

ISLA DE SAMOTRACIA

Si eres de los que rompen moldes y quieres salirte del circuito comercial habitual viaja a Tracia, en la frontera de Grecia con Turquía y Bulgaria. Desde el puerto de Alexandroúpoli es posible llegar a la isla de Tasos, muy verde y llena de canales, y también a Samotracia, que es la última isla griega antes de entrar en Turquía. Samotracia es famosa por su estatua de la diosa Nike. Ya sabes, la famosa victoria alada de Samotracia, la que no tiene cabeza, y que se exhibe en el museo del Louvre. El ambiente es muy hippy y ecologista. Muy indicado para los amantes de la naturaleza en estado puro. ¿Te tienta?

LLEVA ESCARPINES

Bueno, creo que ya tienes bastantes opciones para empezar. Solo recomendarte que metas en la maleta unos escarpines de goma (muchas de las playas son de gravilla o de piedras y es incómodo caminar en chanclas) y un gran bote de crema solar, que allí pica que da gusto. También te aconsejo que compruebes los precios de los vuelos low cost que salen de capitales europeas, porque a veces sale más barato viajar a Londres para ir a una isla griega que volar desde Madrid.

Viaja ligero de equipaje, pero bien cargado de información sobre horarios de barcos y transportes entre las islas. No te empeñes en verlo todo, un par de islas pequeñas o una grande son suficientes para pasar unas buenas vacaciones. Y, por favor, no te olvides de mandarme una postal.

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