Alejandra Rodríguez ganó Miss Universo Buenos Aires: «Cuando digo que tengo 60 años, la gente no se lo puede creer»

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Nunca se dedicó a la moda, pero se atrevió a dar el paso al ver que el certamen dejaba de tener límite de edad. Es muy difícil echarle la suya. «Tampoco parezco de 20, pero ponle unos 40...», calcula

12 ago 2024 . Actualizado a las 10:19 h.

Una buena alimentación, gimnasio tres veces por semana y algún que otro tratamiento de belleza —que no cirugía— es todo lo que la argentina Alejandra Rodríguez dice hacer para mantenerse así de espectacular a los 60. Tanto como para ganar el certamen de Miss Universo Buenos Aires. «Todo va de dentro hacia afuera. Yo intento comer orgánico, no procesados ni alimentos que contengan tóxicos, dentro de lo posible. Trato de que la dieta sea orgánica, sin procesados ni bebidas con gas», asegura. Salir a caminar o a trotar al sol, «que si estás fuera de horarios peligrosos, es muy bueno y un alimento para la salud», dice, es otra de sus rutinas. Pero, sobre todo, Alejandra asegura que lo más rejuvenecedor es tener una actitud positiva frente a la vida, «no crearse problemas por cuestiones inútiles y ser auténtico, tratar de ser uno mismo. Todos tenemos problemas, pero yo creo que el asunto es cómo nos enfrentamos a ellos».

La de este certamen de belleza fue su primera y única experiencia en el mundo del modelaje. Familia y amigos le habían dicho muchas veces que tenía que dedicarse a ello, «pero yo no me animaba, siempre fui tímida, así que para mí esto fue enfrentar un verdadero desafío». En realidad, el auténtico desafío estaba por llegar después del desfile, cuando medios nacionales e internacionales empezaron a hacerse eco y a contactar con ella, impactados todos por su envidiable genética. No ganó después el certamen estatal —«aunque sí me llevé el reconocimiento de mejor rostro», aclara—, pero lo cierto es que ni la propia ganadora trascendió tanto como ella.

Acabó desfilando sin pretenderlo. «Yo tengo una amiga que empezó a desfilar en una agencia de modelos de La Plata a los 50 años, y esa agencia de modelos justo se hizo cargo este año del certamen de Miss Universo, y fue la edición en la que ampliaron el límite de edad. Ella es la que me comenta y la que me dice: ‘Vos tenés que presentarte, que pareces más joven, va a ir bien, ya verás’. Pero yo no quería saber nada, me daba mucha vergüenza, me parecía una locura. Además, al principio pensé que era una competencia por categorías de edad, claro. No me imaginé que iba a competir con gente de 30 años».

«NECESITABA UN CAMBIO»

No solo compitió, sino que ganó. Casi participa en secreto, pero a dos días del certamen se lo contó a sus allegados. «Lo empecé a contar porque era una manera de sacarme la vergüenza. Pensé que me iban a decir que estaba loca, pero no, todo el mundo se puso muy contento y me animó, y eso me dio más energía y más coraje».

Lo que definitivamente le dio fuerzas, asegura, fue la necesidad de hacer un cambio en su vida. «Estaba muy cansada de la rutina, de hacer siempre lo mismo —es asesora legal en un hospital—, y pensé: ‘Bueno, ¿por qué no ir por ahí? Puedo hacer como mi amiga, desfilar sin ninguna expectativa, sin ninguna intención’. Nunca imaginé que iba a ganar. Me presenté con mucha inseguridad y me terminaron eligiendo», indica la argentina, que todavía no se explica qué vieron en ella ni por qué ha llamado tanto la atención. Después, pensó que no iba a trascender. «Dije: ‘¿Quién se va a enterar?’».

Vaya si se enteraron, en todo el mundo. Nunca antes había habido una miss universo de 60 años. El día que ganó, Alejandra no daba crédito: «No entendía nada, me vine para mi casa y estaba sola con mi corona y con mi banda, sin saber qué hacer». Pero el auténtico shock llegó al día siguiente, cuando se despertó pensando que era un día más en el que se levantaba para ir a trabajar. Y así fue hasta que encendió el móvil. «Tenía llamadas de todos los medios nacionales, hice videoconferencias con los informativos más importantes de Argentina y también me llamaron de medios de otros países». Alejandra ya ha recibido propuestas para otros desfiles. También para escribir un libro contando su historia, para grabar un documental —con una productora de Corea del Sur— y para participar en otro de Netflix sobre longevidad. Esta vorágine, asegura, ha hecho que decida perfeccionar su inglés. También que la conozca más gente por la calle. No por eso deja de sorprenderse todo el que se cruza con ella al verla físicamente.

«El otro día estaba aquí en el barrio, en un comercio, y una señora se quedó toda sorprendida. Dijo: ‘En persona parece mucho más joven que en la televisión. La gente no se lo cree cuando digo que tengo 60 años. Que conste que tampoco parezco de 20, pero ponle unos 40...».

«SON LOS NUEVOS 30»

A esta edad, apunta, «aún tenemos mucho que dar, porque tenemos la experiencia y las ganas. Los 60 son los nuevos 30, pero nos cierran las puertas para muchas cosas. Por ejemplo, el mercado laboral está completamente cerrado, con 40 años ya eres viejo para empezar cualquier cosa, salvo que sea un proyecto propio, un emprendimiento», señala Alejandra, que tras su victoria se convirtió en el blanco de más de un hater precisamente por el tema de la edad: «Me escribieron cosas como que ya era una persona mayor, que qué estaba haciendo ahí, que el certamen era para jóvenes, que me fuera a mi casa a cuidar de los nietos, que se me veía una arruguita, o que tenía no sé qué cosa en el brazo... Buscaban el defecto tratándome de vieja, básicamente, pero fueron pocos. La gran mayoría de comentarios eran positivos, y hubo mucha gente a la que mi historia le sirvió de inspiración».

Si ya antes levantaba pasiones, ahora que se hizo famosa de la noche a la mañana, Alejandra asegura que recibe muchos mensajes. «Pero un pretendiente no es alguien que te escribe y te pone ‘hola, sos hermosa’, ‘hola, sos el amor de mi vida’, ‘hola, me caso con vos’. De esos tengo un montón. Pretendientes reales de gente que se la juegue y diga: ‘Quiero realmente conocerte’, menos», dice la argentina, que desde que es Miss Universo tiene menos tiempo para salir y la asignatura pendiente de dedicarlo a conocer a alguien especial. Eso sí, avisa: «No me gusta cualquiera, o sea, tiene que ser alguien que me guste de verdad, que me interese. Me cuesta que una persona me enganche, pero bueno, me encantaría conocer a alguien que realmente me impacte, que me enamore». Seguro que no le faltan candidatos.