Películas para el verano

YES

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Esta estación ha sido siempre un elemento más que recurrente en el cine. Repasamos títulos de ayer y de hoy que hacen de lo estival algo especial también en la pantalla. Por ir entrando en calor

13 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La colina del adiós

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Henry King y Otto Lang, 1955. Memorables momentos veraniegos encierra este melodrama de aires orientales (ese Holden en bañador). Una película que ha envejecido mucho mejor de lo que dicen por ahí. En su día gustó, pero sin demasiado entusiasmo. Hoy, se revela como una finísima historia de amor entre los calores exóticos de un mundo lejano que se derrumba, dejando tras de sí un reguero de lágrimas.

Tiburón

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Steven Spielberg, 1975. No todo va a ser disfrutar. Es un trance desagradable pero obligado el ver esta película de aguas ensangrentadas al menos una vez en la vida. Los bañitos estivales ya no volverán a ser lo que eran. Spielberg ha hecho que millones y millones de niños (y adultos, para qué engañarse) miren con un deje de desconfianza incluso al caudal de su bañera. Pero es una obra casi perfecta.

Moonrise Kingdom

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Wes Anderson, 2012. A los fans de la emotividad empírica de este señor que parece sueco, pero es de Texas no le estaré descubriendo nada. Pero, para aquellos que estén menos familiarizados con las exquisiteces de Anderson, aquí va su película más veraniega. Ingenua en un sentido cándido y abrigador. Una defensa de la belleza y de los atardeceres del verano.

Il sorpasso

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Dino Risi, 1962. Nada dice verano como Vittorio Gassman conduciendo un descapotable por encima del límite de velocidad. Pero ojo, porque esta maestrísima pieza de arquitectura cinematográfica italiana viene con sorpresa. Es desgarradora. Sin piedad. Te pilla y vapulea y te deja rendido en el suelo, estés de vacaciones o no. Pero, a cambio, se quedará a vivir en tu mente para siempre. Palabras mayores.

Cuenta conmigo

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Rob Reiner, 1986. Una oda a los veranos de la infancia. A la vez exagerada y completamente verosímil. Como «Los Goonies», si «Los Goonies» fuera buena (perdón por si esta estocada causara ofensa). Aporta mucho en forma y fondo. Uno de los picos actorales del trágicamente desaparecido River Phoenix. Está basada, por cierto (y se nota mucho) en un libro de Stephen King. También pide lagrimillas, se advierte.

Noches de verano

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Elijah Bynum, 2017. Aprovecho la relajación de agosto para romper una lanza. Esta película, protagonizada por galán anguloso (y anguiloso) Timothée Chalamet, dejó frío al personal. Nadie la odia, pero nadie la recuerda tampoco. Y es injusto. Porque tiene sus cosas. Sus méritos discretos pero, a su manera, impresionantes. Todo aupado por un musicón de época. Merece más cariño del que recibe.

Mediterráneo

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Gabriele Salvatores, 1991. Se alzó con el Óscar a película extranjera esta fábula italiana contra la guerra. Unos soldados en un diminuto pueblo, erigido sobre una diminuta isla. A su alrededor, el mundo se desmorona entre obuses y metralla. Ellos, sin embargo, encuentran entre soles mediterráneos el valor para vivir sin odio. Además, como buena italianada, tiene sus tintes humorísticos para aligerar y digerir.

Mamma mía

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Phyllida Lloyd, 2008. Que quede claro que esta recomendación solo se extiende a la primera. A la que no es un ajilimójili de caras de circunstancia con Cher de infiltrada. La original (para mí la única que existe) es un irresistible mundo de color. Un viaje por los rincones de las islas de Grecia a ritmo de Abba. Y todo sin moverse de casa. Hasta Colin Firth se anima a cantar un poquito en este carnaval.