El éxito de A Valenzá, la parroquia que lidera la demografía en Ourense: «Esto está diseñado para una pareja joven que quiera tener familia»

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Santi M. Amil

«Yo era de los que decían que no se movían del centro», dice Alberto, que junto a su mujer Cristina se estableció y tuvo dos hijos en la localidad

25 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ni que esto fuera hecho a medida para las familias», responde rápidamente Alberto cuando le preguntamos por qué él y su mujer, Cristina, decidieron irse a vivir a A Valenzá, en Barbadás, Ourense. Esta parroquia lidera el crecimiento demográfico en la provincia más despoblada de Galicia. En concreto, ganó un 90 %. Pasó de tener 4.075 habitantes en el 2003 a los 7.740 que el IGE registró en el 2023, lo que además supone más de la mitad de la población de todo el concello de Barbadás. «Todo está pensado para una pareja joven que quiere tener familia y que busca comodidad, tranquilidad y servicios. Tenemos supermercados a tres pasos de casa, guarderías, colegios, parques, un polideportivo, un campo de fútbol...», señala Alberto, que conoce muy bien este último, ya que se ocupa del equipo de veteranos de A Valenzá. Esa es otra de las claves, la «piña» que forman tanto pequeños como adultos.

Cuando conoció a Cristina, ella ya vivía en esta parroquia con sus padres. Él es de Monforte de Lemos, pero residía en el centro de Ourense, adonde se mudó para terminar sus estudios. «Yo era de los que decían que no se movían del centro, porque podía trasladarme andando o en bus, sin depender del coche. Pero es que aquí tengo todo, y sin necesidad de bus», señala Alberto, que asegura que en cuanto decidieron convivir y formar una familia, se trasladaron a A Valenzá, a la que define como «una comunidad de vecinos». Tienen el lujo de que el cole les queda en la calle paralela a la suya, «y en la puerta de la de mis suegros, que nos queda genial para dejarles a los niños» (Vega, de 2 años, y Gael, de 4 meses)».

De moverse de allí, «ni hablar. Como mucho, si nos tocase la lotería nos compraríamos un chalé, pero aquí», insiste Alberto, que de momento está feliz en el dúplex que se compraron a los veintitantos él y su mujer— hoy él tiene 35 y ella 30—, «porque siempre hemos sido muy trabajadores y nuestras familias pudieron ayudarnos con la entrada en su día».

Él teletrabaja desde casa para una empresa alemana y Cristina es sanitaria. Es la única de la familia que tiene que coger el coche, pero el hospital le queda a unos diez minutos. «Esto es calidad de vida, y el centro lo visitamos para salir un poquito cuando tenemos la ocasión y ver a los amigos», dice Alberto, que asegura que el día a día allí es mucho más sencillo: «Mientras los niños juegan puedes estar tranquilo. Esto es muy, muy seguro. En los años que llevamos, nunca ha habido un conflicto. Todos los que vinimos a vivir aquí buscamos lo mismo».