En «El camino de vuelta» Adolfo Díaz, director de la agencia Babylon en A Coruña, resume 50 años de viajes en los que entró donde casi nadie lo hace: «Creo que soy el único gallego, y no sé si español, que ha llegado allí»
17 dic 2024 . Actualizado a las 09:07 h.Una sola edición. Eso es todo lo que Adolfo Díaz, el director de la agencia coruñesa Babylon Viajes, quiso imprimir de su libro. «Y no va a haber reposición», avisa. El camino de vuelta, que resume 50 años de viajes, nació con la idea de recopilar sus grandes aventuras para su hijo y sin la más mínima pretensión de convertirse en un libro. No solo lo acabó siendo, sino que es de lo más exclusivo. Como la fotografía que ocupa su portada, que muy pocos tienen la posibilidad de hacer. «Es una foto mía en La Meca. Yo creo que debo de ser el único coruñés en la historia que ha llegado. Diría que soy el primer gallego, y no sé si español, en ir. Conseguir el permiso fue muy difícil», relata Adolfo, que estuvo varios años detrás del documento para poder acceder «al lugar más prohibido del planeta», y cuenta que, ya 30 kilómetros antes de llegar, hay una señal muy clara en la autopista que prohíbe acceder, mientras que «la llamada policía de la moral chequea que solo entren religiosos o personas con un permiso especial, como fue mi caso».
Adolfo asegura que lo que se siente en un lugar tan sagrado es sobrecogedor: «Estuve en todos, tanto en la Meca de los musulmanes como en Jerusalén para los cristianos, el Muro de las Lamentaciones para los judíos... Y en todos tuve la misma sensación: no son lugares de paz, para nada. Son lugares... no digo de fanatismo, pero sí de una locura exacerbada».
Este intrépido coruñés viajó por los cinco continentes y ha perdido la cuenta de cuántos países visitó, pero seleccionó 25 para su libro. Hace una media de diez viajes anuales y actualmente está recorriendo la ruta de Alejandro Magno, que empezó hace dos años. «La verdad es que nunca los he contado, pero sí que he ido a todos los que quería ir». A todos los países, pero no a todos los lugares. Aún tiene algún que otro reto por cumplir, de hecho se le acaba de frustrar en su último viaje, en el que tenía previsto visitar la casa de Bin Laden en Abbottabad (Pakistán), después de mucho gestionar. «Que yo sepa, solo hubo dos viajeros occidentales que han conseguido llegar allí», indica. Aunque se ha visto obligado a retrasarlo, seguramente muy pronto Adolfo será el tercero. «Es la experiencia de tantos años de viaje, que te enseña los recovecos por los que puedes entrar en cada gobierno para conseguir cosas», añade.
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Hace un par de años, visitó Siria e Irak. «En el libro cuento una anécdota muy buena. Hay un pueblo en Siria que se llama Idlib, que es más o menos donde están reclutados todos los terroristas que quedaron del Estado Islámico. Cuento cómo me tomé una cerveza con ellos, sentado en la acera, y todo por el fútbol. Empezamos a hablar del Madrid y del Barça y, cuando me di cuenta, acabé rodeado de barbudos poco recomendables», bromea.
Toda esa sabiduría, que adquirió tras medio siglo viajando, la condensa en El camino de vuelta, donde le descubre al lector esos trucos, visados y permisos necesarios en cada destino. «Enseño cuáles son los documentos necesarios y cómo hacer que no te timen en los sitios. Es un libro muy útil para el viajero, porque va a aprender cosas que le van a ahorrar un montón de problemas allá donde vaya», mantiene Adolfo, que lo considera ideal para todos aquellos que quieran viajar a su aire. «Por la UE no hay problema, pero cuando vas a un choque cultural más importante, la labor previa de conocer la sociedad, el Gobierno, las instituciones y cómo te las puedes apañar si te pasa algo es vital antes de irte», indica el coruñés, que asegura que «lo bueno del libro es que reúne la visión del viajero y la del profesional tras 16 años en la agencia». Habrá que darse prisa para hacerse con el libro del gallego que llegó al lugar más prohibido del planeta.