Francesco Carril, protagonista de «Los años nuevos»: «Si hubiesen grabado mis Nocheviejas, algunas tendrían interés dramático»
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El actor confiesa que, gracias al rodaje de la serie de Sorogoyen, ha aprendido a abrazar el cansancio y que ha vuelto a tener conversaciones con sus amigos sobre su relación de amistad. Francesco Carril habla sobre Óscar, su personaje, y de sus propósitos para el 2025. «No me importa cumplir años. Me tranquiliza la sensación de que voy haciendo camino», afirma
27 dic 2024 . Actualizado a las 18:12 h.Francesco Carril (Madrid, 1986) es el encargado de darle vida a Óscar en Los años nuevos, la nueva serie de Rodrigo Sorogoyen. Acostumbrado también al teatro, el actor cuenta que este proyecto es lo más parecido que ha hecho a eso dentro del terreno audiovisual. Y fantaseando con el futuro, con 50 años Francesco todavía se ve viviendo Madrid, pero también escapándose de vez en cuando a una casita en el norte que iría construyendo poco a poco.
—¿Da vértigo cumplir 10 años en 5 meses de rodaje?
—Fíjate, nunca me lo había planteado [risas]. La verdad es que no da vértigo. Cuando estás rodando no piensas tanto en eso de que el tiempo ahí va muy rápido.
—He buscado en Google tu fecha de nacimiento y salen 3 posibles: 1 de enero, 21 de mayo y 26 de mayo de 1986. ¿Cuál es la verdadera?
—¡El 21 de mayo!
—Sé que tenías dudas con tu signo zodiacal. Eres Géminis, definitivamente...
—¿Géminis o Tauro?
—Géminis. De hecho no eres Tauro por 1 día. La verdad es que también le pega bastante a Óscar, tu personaje...
—Ah, bueno. ¡Pues mira! [risas].
—Entrando en materia sobre «Los años nuevos»... ¿Te has inspirado en alguien para construir a Óscar?
—En concreto no me he inspirado en nadie, pero cuando supe que mi personaje era médico, me acordé de que mucha de mi familia por parte de madre se dedica a la medicina. También estuve haciendo una guardia de verdad con los médicos del Gregorio Marañón porque me acogieron muy amablemente. Hay una secuencia en el capítulo 6 donde tengo que coser unos puntos y lo aprendí a hacer bastante rápido. Me sorprendió mucho y llegué a pensar que quizás había algo de esos genes que estaban ahí ayudándome [risas].
«Hay una secuencia en la que tuve que coser unos puntos y lo hice bastante rápido. Pensé que me estarían ayudando esos genes de mi familia materna»
—Si Sorogoyen hubiese grabado tus Nocheviejas, ¿encontraría una buena historia?
—Con algunas sí y con otras no. En mi caso me pasa que no hay una igual que otra, aunque eso es bastante común. Si las hubiese grabado, algunas tendrían interés dramático, pero otras absolutamente ninguno.
—¿Y recuerdas alguna en especial?
—Recuerdo una poscovid donde volví a coger el covid y me quedé en casa con la que era mi pareja en ese momento. Todo parecía que iban a ser unas Navidades y una Nochevieja bastante tristes, pero lo recuerdo todo con mucha alegría y también con nostalgia.
—Hay a gente que no le gusta cumplir años. ¿A ti te importa?
—A mí no, la verdad, al menos de momento. Cuando sea más mayor no lo sé, pero por ahora no es algo que me importe. Siempre digo que tengo una relación bastante bonita con lo que ya ha pasado y con el pasado. Me tranquiliza mucho la sensación de que voy haciendo camino y que también es lo natural.
«Tengo una relación bonita con el pasado y me tranquiliza mucho la sensación de que voy haciendo camino»
—¿Cómo te imaginas al Óscar de 50 años?
—Como un tipo bastante tranquilo, con una vida asentada y disfrutando de sus rutinas, que creo que es algo que se aprende con los años. No sé si me lo imagino junto a Ana, pero desde luego sí que pienso que van a estar conectados un poco de por vida.
—¿Se teñiría las canas?
—¡En absoluto!
—¿Y cómo te imaginas tú a esa edad?
—Puestos a fantasear, me visualizo muy tranquilo y con trabajos que me gusten. Me gusta mucho el norte, así que quizá con una casita por allí. Por supuesto, viviendo en Madrid, pero haciendo escapadas a esa casita que iría construyendo poco a poco.
—La serie muestra la vida de una pareja de una generación concreta a lo largo de su treintena. ¿Tú crees que, por ejemplo, las personas de 50 años o más pueden verse también reflejadas?
—Me consta que se sienten muy identificadas y que la serie las interpela, porque nos está pasando. Hemos tenido la suerte de poder estar muy cerca del público gracias a los coloquios y allí había gente de 50 años e incluso mayor. Hace un par de días me paró una señora por la calle para darme la enhorabuena por la serie y me dijo que se había sentido muy identificada con ella. Considero que se pueden sentir identificados igualmente porque estamos tratando un tema que es universal y que no tiene edad.
—Después de ver «Los años nuevos», uno siempre se puede remplantear cosas de su vida no solo en el terreno amoroso. ¿Estás de acuerdo con que la serie, además del amor, también trata de la amistad?
—Absolutamente. Pienso que es uno de los temas más importantes dentro de ella. A raíz de la serie he vuelto a tener conversaciones muy bonitas con amigos, no solo en torno a la serie, sino también en torno a nuestra amistad. Algo mágico de los proyectos es que te traen siempre cosas que tiene que ver con ellos. Ha sido un año en donde he fortalecido ciertas amistades y he creado alguna desde cero. Me siento en un momento muy bonito con respecto a eso y creo que, en parte, la serie ha tenido mucho que ver.
«A raíz de la serie he vuelto a tener conversaciones muy bonitas con mis amigos sobre la serie y nuestra amistad»
—«A veces las personas salen de tu vida para volver en el momento correcto». ¿Es una frase que puede definir perfectamente la serie?
—Sí, yo creo en eso. Las relaciones duraderas que tenemos y nos acompañan durante muchos años, ya sean de pareja o amistad, es evidente que pasan por muchas fases, pero precisamente lo bonito es mirarlas con cariño en sus momentos buenos y en sus momentos menos buenos. Yo tengo amistades de hace muchos años con las que no me veo muy a menudo y cuando nos vemos, no existe ningún tipo de reproche ni de mala sensación por no hacerlo constantemente. Entendemos que la vida nos va cambiando y que los momentos son distintos, pero que estamos ahí para lo que sea.
—¿Algún propósito de Año Nuevo que nunca cumplas?
—No soy muy de propósitos. Todo lo que sea tomar ciertas decisiones futuras, a veces me desestabiliza un poco. He de decir que esto que hacen los personajes de escribir los deseos para el año nuevo es algo que yo no he hecho en mi vida [risas]. A lo mejor, si me viene algún propósito casi nunca es en Navidad, sino en un mes más normal. Pero, bueno, si tuviera que decir alguno, me apetece mucho seguir rodando con gente interesante. Estoy teniendo mucha suerte con eso y me siento muy agradecido.
—Afirmaste que en una época de tu vida le tenías mucho miedo a los cambios. ¿Tiene algo que ver con eso?
—Siento que, en general, sí que le temo un poco a los cambios, pero cada vez menos porque me estoy entrenando para abrazarlos. Tengo un poco de resistencia a planear mucho las cosas porque creo que los cambios me van a desestabilizar más de lo que desestabilizan realmente. Sí que es cierto que las veces que me he atrevido a hacer un cambio bonito, me he dado cuenta que era mucho menos fuerte de lo que tenía en mi cabeza.
«Las veces que me he atravido a hacer un cambio, me he dado cuenta que era mucho menos fuerte de lo que tenía en mi cabeza»
—¿Cuál es la escena que más te ha costado hacer?
—El último capítulo fue muy complicado. Primero, porque veníamos muy cansados del rodaje y, segundo, porque Iria y yo estudiábamos el texto en los ratos libres. No tuvimos mucho tiempo y sentíamos esa sensación constantemente de que no íbamos a llegar. Viendo el capítulo y, con la distancia del tiempo, también entiendes que ese cansancio fue decisivo e importantísimo para rodar porque nos permitió estar en un estado en el que no pensábamos mucho. Como actores le tenemos bastante miedo al cansancio porque pensamos que no nos va a dejar ser de alguna forma. A mí lo que me ha enseñado esto es todo lo contrario, que hay que abrazar ese cansancio y que ese estado te pone en un lugar creativamente muy interesante.
—También es una ventaja para el desarrollo del personaje el haber podido grabar cronológicamente. Eso no pasa casi nunca...
—Ha sido importantísimo. También poder tener una productora detrás como Caballo y Movistar que han permitido que se pudiese hacer de esa manera.
—En los planos secuencia, al no haber pausas, da la sensación de que estamos viendo una obra de teatro. Tú que has hecho mucho teatro, ¿tienes la misma percepción?
—Totalmente. Para mí era como estar haciendo una función de 45 minutos. En la vida no cortamos, no cambiamos de plano y por eso es como si fuese la vida real. Es lo más parecido al teatro que yo he vivido como experiencia audiovisual.
—¿Con qué canción despedirías el año?
—Con Quiero verte danzar de Franco Battiato.
—¿Y con cuál lo empezarías?
— Pues ya que estamos, con Los años nuevos de Nacho Vegas.