
«Las horas de estudio no son una garantía de éxito como tal», indica el docente, que apunta que las primeras preguntas del examen suelen ser más difíciles que las últimas, y desvela qué cosas hay que saber para elegir la oposición correcta
10 feb 2025 . Actualizado a las 17:43 h.Tan importante como decidirse a estudiar una oposición es saber cuál es la adecuada y cómo hacerlo con éxito. De eso sabe un rato el funcionario de Hacienda Miguel Mirantes, que tras tres décadas formando a alumnos para optar a un cuerpo público «que todo el mundo conoce, pero al que prefiere no acercase demasiado», bromea, tiene muy claro cuáles son los factores para que la carrera por la plaza acabe bien. Desde las aulas de la Academia Afin, en A Coruña, prepara cada día a opositores para las tres modalidades de la Agencia Tributaria —agente de la Hacienda Pública, técnico de Hacienda e Inspección—. A su labor docente hay que sumarle, sin duda, la de psicólogo. La travesía hacia el éxito es dura y el apoyo emocional, decisivo: «Hemos vivido incluso rupturas sentimentales».
—¿Cuántas horas de estudio hacen falta para aprobar y conseguir plaza a la primera en una oposición de inspector o subinspector de Hacienda?
—Las horas de estudio no son una garantía de éxito como tal, no es un factor único determinante. Es fácil estar muchas horas sentado en una mesa y no ser rentable. Pero normalmente nosotros aconsejamos a los alumnos en la fase, digamos, gorda de preparación, unas ocho horas diarias de estudio, seis días a la semana. Ya luego la distribución de esas horas es un poco personal. Suele ser mejor hacer el mayor volumen por las mañanas, o cuando estás más fresco, pero hay gente que tiene otros hábitos. Y luego, en la fase de examen, en algunas oposiciones como la de inspección, que es más exigente, ese volumen de horas suele aumentar. Llegan incluso a las diez u once diarias, y a veces estudian los siete días de la semana. Pero hay que pensar que es muy importante el descanso.
—¿El secreto está en ser estricto a la hora de cumplir con los días y el horario de estudio?
—Cuando empiezan la oposición sí que es interesante tener algún período de vacaciones, a lo mejor una semana en Navidades, Semana Santa, quince días en verano… depende un poco del horizonte temporal de los exámenes. Cuando no tienes exámenes a la vista sí que recomendamos tener un poco de descanso. Después, en fase de exámenes, es muy complicado. Normalmente ahí gestionamos un poco según los esfuerzos y el cansancio del alumno. Si está muy cansado, le recomendamos que se tome algún día; y si está bien, muy animado y con mucha convicción, es raro que coja descansos muy largos.
—¿Qué determina si uno vale para estudiar una oposición?
—Yo creo que a priori, como concepto, todo el mundo es capaz de hacer una oposición. La cuestión es tener una vocación significativa, porque no a todo el mundo le gusta el empleo público. Y dentro del empleo público, hay un gran abanico, es decir, no es lo mismo ser policía o bombero que ser funcionario de Hacienda o profesor de colegio. Hay que tener una cierta vocación del trabajo al que quieres aspirar. Luego hay una motivación, lógicamente, de seguridad en el empleo y de condiciones laborales, sobre todo a largo plazo, porque cuando empiezan tampoco es que sean una maravilla. Y después, hay que elegir bien la oposición y optar por una que se acomode a esa vocación y también a la formación previa que tú tienes.
—¿En qué medida influye la regularidad con la que se convocan?
—Es importante que la oposición tenga una regularidad de oferta, porque a veces veo que se empeñan en sacar una plaza de un ayuntamiento o de una Administración local, que suelen ser más reducidas, y que no saben ni cuándo la van a convocar ni cuándo va a salir. Eso genera mucha frustración. Normalmente, hay más garantía de éxito en oposiciones regulares que salen todos los años, en las que hay un volumen de plazas significativo, porque aunque haya más opositores, tú eres capaz de marcar la diferencia a la hora de prepararte. Si tienes muy poquitas plazas o no sabes ni cuándo van a salir, pues claro, ahí surge la crisis de vocación. Yo buscaría un poco conjugar la vocación, la formación previa que tenga uno de esa oposición, no empeñarte en estudiar lo que no sabes o de lo que no tienes ni idea, y la regularidad de la oferta. Y luego hay factores, como el entorno y la situación personal, que también influyen un montón.
—¿Tardan mucho más en salir las oposiciones a la Xunta que al Estado?
—Sí, las oposiciones en las Administraciones autonómicas, incluso en los ayuntamientos, son muy irregulares. Eso hace que la preparación también se complique mucho más, porque en oposiciones regulares en las que más o menos sabemos cuándo va a haber fechas de convocatoria, es decir, de examen, nos permite tener una planificación buenísima y que el grado de éxito sea mejor.
—No se suele asociar la vocación a estudiar determinadas oposiciones. Un niño no suele decir que quiere ser inspector de Hacienda de mayor...
—En nuestro caso particular es cierto que a lo mejor la vocación es menos visible. Pero con vocación me refiero también al gusto por la fiscalidad o la tributación, sobre todo por un perfil de alumno que suele venir de grados como el de ADE o Derecho. Y sí que tienes que tener una cierta vocación de servicio público o de trabajar para la Administración. Evidentemente, no es lo mismo que el que quiere ser policía o bombero, que digamos ya que te gusta mucho más esa profesión. La vocación aquí va un poco más que nada por el gusto de las materias, y también porque son oposiciones que tienen mucha salida y correlación con esas carreras.
—¿El lugar de estudio cómo debe ser?
—Básicamente la gente estudia en dos sitios, en la biblioteca o en su casa. El lugar es irrelevante, pero lo que sí es importante es eliminar factores de distracción. A mí me pasa mucho que les escribo algo a mis alumnos para fijar una cita, por ejemplo, y me leen los mensajes y me los contestan en dos minutos. Eso no debería ser así. Hay que estudiar en situaciones de aislamiento. Es mejor hacer estudios cortos de 40 o 50 minutos y un descanso de 10, y en ese descanso gestionar lo que tengas que gestionar.
—¿Cómo afrontar un examen? ¿Y si te quedas en blanco?
—El día antes hay que relajarse y descansar. La gente piensa que no se va a acordar de las cosas, y se acuerda. Y si te quedas en blanco hay que tranquilizarse, porque cinco minutos en un examen de cuatro horas no son relevantes. Lo ideal es pasar a la siguiente pregunta, porque hemos visto que muchas veces son más difíciles las primeras preguntas y el final del examen es más fácil, por lo que si lo hubieran terminado, aprobarían. Muchos alumnos se lían y no llegan al final. No hay que empecinarse, porque cuando te relajes, seguramente te vendrá.
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—¿Cuánto de fundamental es asistir a las clases?
—Estamos notando un cambio muy significativo en lo que es la asistencia a las clases. Antes la clase presencial era el pilar fundamental de la preparación, y ahora, de repente, hemos cambiado el modelo y la gente estudia mucho de forma telemática, a distancia. No salen de su casa ni siquiera para ir a clase, y yo creo que eso sí que es perjudicial en cuanto al equilibrio emocional del opositor.
—¿Cuánto tiene que ver el entorno en ese bienestar mental?
—Hay que contar con el apoyo de todo el entorno. Muchas veces necesitas el apoyo de la familia, y la comprensión, por supuesto, de tu pareja, porque los que tienen pareja a veces también tienen crisis, que lógicamente les repercute en la preparación de la oposición. Dejas un poco de lado el salir tanto, o a lo mejor no tienen tanto tiempo libre para estar con ellos... Por eso es importante que la familia, la pareja y los amigos ayuden.
—¿Hacéis mucho de psicólogos?
—Sí, depende un poco del alumno, de lo extrovertido que sea y de lo que te cuente. Pero sí, evidentemente, sobre todo cuando hay preparaciones orales, que tienes una relación personal más estrecha, los vas conociendo y te cuentan un poco sus problemas. Hemos vivido rupturas, y éxitos también. Hacemos mucho de psicólogos, sobre todo, en las oposiciones que son muy largas, porque el alumno tiene que tener la convicción de que lo que está haciendo le va a llevar al éxito, y eso no siempre es fácil.
—¿Cuáles son los factores para elegir bien qué oposición estudiar?
—Dentro de la materia que le gusta al alumno le ayudamos un poco en función del número de años que le quiere dedicar, de la situación personal que tiene y las horas que puede destinar al día, sus gustos... E influyen sus habilidades. Por ejemplo, las oposiciones con examen oral requieren de cierta facilidad comunicativa. Y las circunstancias personales. Cada vez hay más gente que está trabajando, y así es difícil sacar esas ocho horas de estudio, con lo cual tienen que elegir oposiciones con menos volumen de temas para poder abarcarlos.
—¿Te has encontrado con algún inspector o subinspector de Hacienda que haya conseguido la plaza trabajando o con hijos a cargo?
—Inspección no; técnicos [subinspectores], algunos sí. Normalmente esas personas, cuando están en una situación ya madura de preparación, hacen una elección. Muchos dejan el trabajo, a lo mejor tienen prestaciones por desempleo y las aprovechan para estar el último año o los últimos meses de preparación de la oposición sin trabajar. Con trabajo o hijos es complicado sacar cinco o seis horas de estudio diarias. En promoción interna sí que tenemos gente que incluso ha sacado la de inspección. Normalmente lo que hacen es un desplazamiento de las cargas a la pareja, pedir meses sin sueldo o utilizar las vacaciones para estudiar.