Daniela y Luisa, de 24 y 19 años, pulverizan la edad media de la maternidad: «Me choca que el primer hijo se tenga con 32 años»

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Son hermanas y rompen las estadísticas de la natalidad en España. La primera tuvo a su  hija con 23 y la segunda dará a luz a otra niña con 19 años. «Ahora mismo, no quiero tener más hijos», dice la mayor

08 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Son hermanas. Y muy jóvenes las dos. Daniela es la mayor, y Luisa, la pequeña. Pero ambas han pulverizado la media de edad española para tener hijos, que está en 32 años para las madres primerizas. Daniela tuvo a Tiana el año pasado, con 23, casi diez años por debajo de lo habitual. Y Luisa saldrá de cuentas en apenas tres meses. Tan solo tiene 19 años.

«Yo tuve a mi hija Tiana con 23 años. Estaba haciendo mis estudios de Estética Integral y conocí a un chico dominicano que estudiaba en el mismo centro que yo, pero en otra sede. Un día hicieron una salida de todas las sedes y lo conocí ahí. Después de tres o cuatro años, nos volvimos a reencontrar y empezamos a salir. Un año después, nos fuimos a vivir juntos, porque yo me independicé con 19 años», cuenta Daniela. «Primero compartí piso con una amiga y luego ya me fui a vivir yo sola. Y después de un año de estar saliendo, él se vino a vivir conmigo. A los seis meses de estar juntos ya me quedé embarazada», reconoce. «Fue de sorpresa. Cuando me di cuenta me puse muy nerviosa, porque me importaba la opinión de mis padres. No sabía si mi papá me iba a respaldar, qué me iba a decir... Incluso, a pesar de que ya era independiente y vivía fuera de casa. Pero cuando se lo comenté me dijeron que siguiera adelante. Que me iban a apoyar en todo», dice. Pero Daniela reconoce que tuvo serias dudas al principio: «Estuve casi dos semanas planteándome si tenerla, porque claro, tampoco sabía qué iba a pasar con mi trabajo y si no podía volver a estudiar. Pero mis padres me decían que siguiera, que me iban a apoyar, independientemente de si el día de mañana me tocaba criar sola a mi hija. Ellos iban a estar ahí». Y así fue: «Un año después de tenerla, dejé al papá de Tiana y ahora vivo sola con ella».

Trabajo por turnos

Daniela sigue trabajando en el sector de la estética, lo hace en una franquicia de extensiones de pestañas y su horario es por turnos. «Una semana me toca de mañana y otra de tarde. Entonces, como mi hermana está embarazada me está ayudando a cuidarla. Y también me turno con el papá de la niña para que la cuide. Pero, claro, el mayor peso lo tengo yo». Y reconoce que está siendo difícil: «Hay días en los que no puedo más, y pienso que yo sola no puedo. Para nadie es un secreto que he tenido que aplazar mis sueños, porque llega una persona que es una prioridad. Ahora es el centro de mi vida. Entonces, el sueño que tenía de seguir estudiando pues ya lo aparqué. Quería estudiar estética clínica y, obviamente, lo tuve que aplazar. Con la niña es complicado».

Daniela sabe que sin la ayuda de su familia hubiera sido totalmente imposible criar a su hija: «Yo sola no podría. Empezando porque la vivienda es carísima. Y claro, al trabajar por turnos hace que se complique también, además del coste que supone mantener a una hija. Ahora, pienso mucho si me compro una muda de ropa y siempre llego a la misma conclusión: ‘‘Lo necesita más ella’’».

Daniela también ha visto que sus años de juventud y de salir por ahí se han acabado, prácticamente. «Ya no tengo esa libertad para salir. Para hacer planes, para quedar con mis amigas. Es mucho más complicado todo. Porque mis amigas tienen más o menos mi edad y ellas no están ahora en el momento de ir a pasear un bebé o de ir a tomar un café. Ellas están viviendo su juventud. Y lo entiendo. Es respetable. Nos hemos distanciado un poco, porque ellas están viviendo otros momentos distintos al mío».

«Es muy duro»

Si se le pregunta por la posibilidad de que vuelva a tener otro hijo joven, ella responde con una negativa rotunda: «No, no, no. En estos momentos, no. Ahora mismo te diría que es la primera y será la última que tendré. No quiero tener más hijos. Estoy muy agradecida, amo a mi hija y es lo mejor que me ha pasado. Y ya no me siento sola en la vida. Llego a casa y la veo y me llena completamente, pero también es muy duro. Siento que se ha romantizado mucho el tema de tener hijos, porque al final no es así. Es difícil y duro».

Cuando la familia de Daniela y Luisa decidió venirse a España desde Colombia, ella tenía 14 años y Daniela 18. Fue muy difícil para ella vivir la adolescencia en un país distinto y donde no conocía a nadie. «Fue complicado, porque llegas a un sitio que es nuevo para ti, con una cultura nueva, nueva gente, nuevas costumbres... Y ahora que ya han pasado seis años, ya he conectado con un grupo, ya me he hecho a las costumbres y superbién. Me gusta mucho también vivir aquí. Pero los tres primeros años fueron difíciles», reconoce Luisa que, con tan solo 19 años, espera que su bebé nazca en el mes de mayo.

Luisa desconocía que la media de edad en España para tener el primer hijo está en 32 años. «¡Oh, Dios mío. Yo tengo muchísimos menos. Trece años menos. La verdad es que me choca que el primer hijo se tenga con 32 años. Para mí, es muy tarde», señala sorprendida. No es de extrañar. Pero con lo joven que es ya ha tenido varios trabajos. «Primero trabajé en un burger, luego en un bar y mi último trabajo fue de dependienta en una franquicia de zapatos. Y estando ahí fue cuando me quedé embarazada de mi pareja, pero lo tuve que dejar porque en diciembre nos fuimos a Colombia a ver a nuestra abuelita que está enferma y, como no me daban los días, tuve que renunciar al trabajo. Tenía que ir a visitar a la familia, porque llevaba mucho tiempo sin ir, y además, teníamos que estar con la abuela», explica. Y desde su regreso, ya no se ha vuelto a incorporar al mercado laboral: «Como ya estaba embarazada, pues, claro, nadie te contrata en esta situación. Por una parte lo entiendo. Pero, por otra siento que se excluye a las mujeres que están embarazadas, tanto sean jóvenes o mayores, porque están buscando algo que hacer y no quedarse siempre en casa. A mí me pasa. No sé qué hacer. Ahora estoy ayudando a Daniela y esperando a que nazca el bebé, pero me gustaría aprender cosas nuevas y distraerme. En mi situación no puedo tener un trabajo de 40 horas, porque me iba a desgastar muchísimo, pero sí me gustaría tener otras opciones y sentirme útil».

El embarazo de Luisa tampoco fue buscado. «En mis planes de futuro estaba el de ser mamá. Era algo que tenía muy claro, pero no ahora. Entonces, veía que era muy pronto y que todo el mundo te dice que te quedan muchas cosas por hacer, que no sé qué, que si soy muy joven, pero cuando me di cuenta de que estaba embarazada, ya cambia todo. Porque ya sabes que lo tienes dentro y que tienes que tomar una decisión. Lo que pensé fue: ‘‘Se adelantó. Llegó antes de lo que esperaba’’. Y decidimos seguir adelante». Luisa cuenta que su pareja tiene también 19 años, igual que ella.

«Que soy una niña»

«Cuando la gente me ve embarazada, me dice que soy una niña. Me lo dicen demasiado. Me preguntan si lo he pensado bien, si voy a poder con todo, si estoy segura. Te hacen pensar en negativo y eso me consume muchísimo. Y tengo que trabajar mucho psicológicamente. Primero, porque es fuerte tener un hijo tan joven, pero también por los comentarios de la gente. Aunque a lo mejor piensen que no están haciendo daño, en el fondo sí que lo hacen», explica. Porque al igual que su hermana, ella también tuvo dudas al principio. «Sí, porque tenía miedo a lo que me dijera mi papá o mi hermana. Que a lo mejor ellos no querían que yo asumiera una responsabilidad tan pronto. Porque sé que no va a ser fácil, pero también sé que es una felicidad». Y cuenta cómo se enteró: «Estaba haciéndome la prueba con mi pareja. Yo me quedé en shock. No sabía qué hacer, pero ya era un hecho. No fue que inmediatamente dijera que quería ser mamá. Él me dijo que estaba conmigo, a mi lado, y que cualquier decisión que tomara, me iba a apoyar igualmente. Yo me di cuenta en el fondo de que lo quería tener. A lo mejor no era el momento, pero sí sentí que quería, aunque tardé una semana en tomar la decisión. Y ahora estoy supercontenta».

Tanto que no ve el momento de verle la carita a su bebé, que se llamará Charlotte. «Siento que todavía tengo tiempo para seguir haciendo cosas para disfrutar de la vida junto a mi hija». Claro que sí, porque cuando ella tenga 39 años, Charlotte tendrá 20: «Y eso es una ventaja. Creo que eso hará que estemos mucho más unidas y que nos entendamos mucho más».