Olga Crespo tiene menopausia: «Le decía a mi marido: no es que no te quiera, es que mira, a mí se me pone Brad Pitt delante y nada»

YES

Marcos Míguez

Tiene 58 años y lleva sufriendo los síntomas de la menopausia desde los 49: «Empiezo a ver la luz»

20 jul 2025 . Actualizado a las 19:09 h.

«Las mujeres llevan el dolor congénito, lo llevamos dentro de nosotras durante toda la vida. Sufrimos dolor en ciclo durante años y justo cuando crees que estás en paz con todo llega la maldita menopausia». La frase forma parte de un monólogo sobre todo lo que tienen que soportar las mujeres a lo largo de su vida de la serie británica Fleabag. La recuerda Olga Crespo porque cree que define a la perfección todas las emociones y la revolución por la que pasa la mujer a lo largo de su vida: la regla y la vida sin ella. Y también, en cierta medida, por la fortaleza que hay que tener toda la vida para soportar esa idas y venidas de hormonas. Una situación que llega a un punto en la que finalmente «hay luz al final del túnel». «Y llegas a sentirte un poco liberada: ya todo te da igual».

Ella tiene 58 años y su camino por la perimenopausia y la menopausia empezó hace casi diez años atrás. «Fue sobre los 49 años cuando empecé con unas reglas terribles, pero que en mi vida las había tenido así. Era una locura, de sangrar incluso en la calle. Entonces fui a la ginecóloga y me dijo la frase: Esto puede que sea el principio del fin».

Olga se siente mejor ahora, tiene una red de amigas con las que habla de estos temas y con la que comparte sus síntomas de la menopausia. Las situaciones a su alrededor son variadas: mujeres que probaron terapias distintas, mucha confusión, muchos síntomas distintos. Ella recuerda los sofocos: «Eran como fuego. Recuerdo estar fregando y de repente me venían y era como si me ardiese todo». También los cambios de humor y una sensación como de eterna prerregla: «Cuando me iba a venir la regla estaba como una semana que de repente tenía unas inseguridades terribles, estaba triste y me miraba al espejo y me veía horrible. Después me venía la regla y sentía alivio porque decía todo lo que me estaba pasando era por eso. Pero esa sensación se convirtió en permanente y era como si llevase premenstrual meses».

A eso se fueron sumando otros síntomas. Despertar a las seis de la mañana y no poder dormir después. «Al principio de la menopausia tenía una sensación que me sentía como cuadrada», recuerda. También empezaron las molestias en las articulaciones y los dolores de huesos. «De repente me dolía todo y yo decía: ‘‘No sé qué me pasa’’». También problemas de memoria, no acordarse de los nombres y una debilidad grande del pelo.

Además de la sequedad vaginal, uno de los mayores problemas a los que se enfrentó Olga. «Ah, y la libido, que no está. Yo le decía a mi marido: “No es que no te quiera, es que mira, a mí se me pone Brad Pitt delante y nada”». «Yo le decía a mi ginecóloga que si esto le pasase a los hombres ya habría una pastillita mágica que todo lo cura. Ellos tienen la pastilla azul, ¿y nosotras?, ¿dónde está la pastilla rosa?».

En su caso lo fue llevando, sin medicación. Cree que debería existir un tratamiento más global para las mujeres: «No sabes muy bien a veces a quién dirigirte y sería necesario un centro global con psicología, nutricionista y otras disciplinas para tratar el tema de la menopausia como algo en conjunto». También cree que la menopausia llega en un momento vital en el que las personas están entrando en una nueva etapa de su vida y eso afecta: «En mi caso se me juntó con la muerte de mi madre. Las emociones son muy fuertes y no es una única cosa. Es un período de aceptación».