Javier se dedica a probar hoteles: «He estado en 200 en el último año y medio»

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El bloguero no tiene casa, y su vida cabe en una maleta de mano y una mochila. «Mucha gente se sorprendería, porque tenemos poco tiempo para disfrutar», señala el fundador de Descubriendo Viajes

04 ago 2025 . Actualizado a las 13:21 h.

Una vida de postal. Así podría definirse la de Javier Sobrino, al menos desde fuera. No hay más que ver algunas de sus innumerables fotos en lugares paradisíacos. Es bloguero, está vinculado al sector turístico y dedica el grueso de su tiempo a probar hoteles que después reseña. Fundó su comunidad online después de unos cuantos experimentos empresariales, algunos de ellos con fortuna —ganó el programa de emprendimiento Santander Yuzz en Tenerife con una start up y se fue una semana a Silicon Valley como premio—.

Javier tiene hoy 33 años y lleva desde los 20, cuando tan solo era un estudiante de Economía, emprendiendo. Pero se dio cuenta de que las start up implicaban unos conocimientos tecnológicos y un desembolso de capital de los que no disponía. «Yo había estudiado Economía y un máster en Turismo, así que se me daba muy bien vender y solucionar problemas, pero había cosas que tecnológicamente se me escapaban, así que decidí hacer un blog».

Aquel proyecto con el tiempo le fue muy bien y empezó a crecer, incluso abrió otros portales web en Estados Unidos y en el Reino Unido, y terminó configurando una plantilla de 19 personas. Hasta que, asegura, en el 2023 Google cambió el algoritmo, «y todos mis blogs pasaron de tener 10.000 personas al día buscando información sobre hoteles a tener 200 o 300». Tuvo que cerrar y despedir a los empleados, pero sacó alguna que otra enseñanza de la experiencia, y dio el paso de abrir su actual blog: «Le dije a mi socio, Víctor: “Esta vez seremos nosotros los que vamos a ir a probar los hoteles. En lugar de investigar sobre ellos y escribirlo, vamos a ir en persona, hacer la reseña, ver cómo son las camas, la comida... Incluso muchas veces no vamos a decir que somos influencers, para que no nos traten de forma diferente, y vamos a crear una comunidad online».

Aquellas ideas se convirtieron en una realidad que se llama Descubriendo Viajes. «Desde entonces, día sí y día también, estamos visitando hoteles. He estado en unos 200 en el último año y medio», asegura Javier, que, de tanto andar de aquí para allá, ha decidido no tener casa: «No vivo de alquiler ni tengo casa en propiedad, porque si no estoy en un hotel, estoy en un Airbnb. Cuando empecé con esto tenía mi base en Croacia, pero dejé el piso porque no estaba nunca». Su base española está en casa de su madre, en Alcalá de Henares (Madrid), adonde va cada ciertos meses y se queda un par de semanas, además de aprovechar para lavar ropa y renovar la de su maleta. «Yo vivo con una maleta de mano y una mochila, no llevo encima más ropa ni nada a mayores. De hecho, mi maleta, que está llena de pegatinas, la tengo que cambiar, porque está rotísima de tanto viaje. Y en la mochila llevo el ordenador. Nada más».

Javier viaja fundamentalmente de dos formas. «O bien me quedo entre un mes o un mes y medio en un sitio, normalmente en un apartamento, y visito los lugares cercanos, que ahí sí que el alojamiento lo siento un poco como mi casa; o bien hago una ruta de la misma duración pero compaginándola con hoteles. La última la hicimos empezando por Mallorca, y de ahí nos fuimos a Lloret de Mar y bajamos a Cádiz, parando cada tres días en una ciudad y un hotel diferentes».

Aunque sabe que su trabajo despierta envidias, y de hecho reconoce que es muy bonito y que gracias a él disfruta de experiencias que de otra forma no viviría, apunta que tiene un componente importante de cansancio, de desgaste y de estrés. También el hecho de comer fuera acaba pasando factura. «Y muchas veces algo tan sencillo como ir al gimnasio es un reto, porque estás en una nueva ciudad y no te da tiempo, el hotel quizás no tiene uno, o si vas a estar tres días no te compensa pagar el mes entero ni abonar días sueltos, que suele salir supercaro. Tampoco puedes tomarte una caña con tu familia o con tus amigos... Digamos que esa es la cara be, que no tienes una vida tranquila».

POCOS DESCANSOS

¿Pero cuánto tiempo le dedica al disfrute y cuánto al trabajo? «Más de uno se va a sorprender, porque disfrutamos de descansos de media hora o de una hora como mucho tomando un café en el hotel, y luego, por la noche, después de los shows, igual nos tomamos algo. Bajamos un ratito a la piscina del hotel, o vamos a la azotea o a la terraza, pero realmente no nos queda mucho más tiempo». El resto transcurre entre grabaciones, reseñas y desplazamientos a otros hoteles. Pero reconoce que, muchas veces, también se lo pasa en grande trabajando. «Víctor y yo somos como dos niños, y además grabamos también con la GoPro; entonces, cuando hay piscinas con toboganes, nos tiramos 80 veces, que si ahora en vertical, que si ahora en horizontal, que si ahora por otro... Pero tiempo de descansar y relajarme no tengo demasiado, como mucho un poco en la piscina del hotel o dando un paseo por los alrededores. No tienes una mañana para ir a la playa, en todo caso tomas algo un rato en el chiringuito».

Cuando Javier llega a la habitación del hotel, tiene su propio ritual. Lo primero, grabar los segundos iniciales mientras abre la puerta en formato fotograma, «porque a partir de los primeros 15 minutos que estamos allí, eso ya es un desastre. Sacamos trípode, cámara, micrófono, luces...». Después de esas primeras tomas, comprueba qué tal está hecha la limpieza. Acto seguido, la comodidad de la cama. Y de la almohada, que señala como la gran asignatura pendiente de los hoteles españoles. Por último, saca toda la ropa de la maleta para airearla y que esté ordenada: «Antes sí que dejaba todo dentro, pero te quedan cosas mal dobladas, o les entra humedad, y la ropa acaba oliendo mal». Suele lavar las prendas a mano con jabón y las tiende en la terraza. En cuanto a la comida y la cena, antes de hacer una valoración las prueba varias veces, «porque puede ser que sea justo ese día, que han tenido mala suerte».

Si la experiencia es mala, lo refleja en su blog. Sin ir más lejos, el verano pasado fueron a un gran complejo que se estaba estrenando. Se alojaron tres noches sin decir nada, como dos turistas más. Y la experiencia fue, en palabras de Javier, «un desastre». «Muchas veces me sabe mal ponerlo y hacer un vídeo más crítico, pero también pienso: “Ostras, es que la persona que se deja aquí 2.500 euros en verano y ve esto, sí que se va a sentir mal”. No somos muy duros, ni bordes, ni maleducados, pero decimos las cosas como son. Este año nos invitaron y vimos el cambio. Era una buena cadena y se notó el rodaje de un año más de trabajo».

Javier prueba hoteles de todo tipo, familiares, para parejas, rústicos, cabañas, burbujas... Y selecciona aquellos que tengan una característica única. «No hace falta que sean lujosos, ni que tengan toboganes en la piscina. Los últimos que visitamos eran únicos en el precio, porque eran de lo poco que hay en España con tarifas normales y asequibles, por así decirlo, y con buenas reseñas en Booking. Fuimos a comprobar que eran ciertas, y alguno incluso nos sorprendió aún más para bien», asegura este viajero y emprendedor empedernido que de momento ha estado probando alojamientos nacionales, pero que ya se prepara para viajar a septiembre a Orlando con el objetivo de estar un mes allí y grabar hoteles con toboganes, «que son espectaculares», asegura.

Si hay alguien preparado para cruzar el charco —y recomendarnos dónde reservar—, sin duda, es él.