Rafael está sacando el carné de conducir a los 83 años: «Aprobar el teórico fue como si me hubiera tocado la lotería»

CARMEN FERREIRO / M. V.

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M. M.

Desde que se asentó en O Burgo hace poco más de un año, Rafael tiene un objetivo claro: volver a conducir. Ya ha pasado el teórico y muy pronto se examinará del examen práctico: «Estudiar me ayudó a tener más confianza en mí mismo, creo en lo que puedo llegar a conseguir»

11 ago 2025 . Actualizado a las 10:21 h.

«Yo quiero manejar y tener una libertad, ir adonde yo quiera sin depender de nadie. A mí me gusta jugar al golf, y la única forma que tengo de ir es con carro», explica Rafael, un dominicano que tras pasar 60 años en Nueva York se ha asentado en Galicia. A sus 83 años y después de casi año y medio en O Burgo, está a las puertas de hacerse con el permiso de conducir.

Rafael emigró a EE.UU. hace más de seis décadas, montó una imprenta y se casó con una gallega. «Allá yo tengo 50 años manejando, vivía en el centro de Nueva York y utilizaba el carro todo el tiempo, conocía todo», comenta mientras nos subimos al coche para hacer una de las prácticas.

A pesar de llevar 50 años conduciendo, al llegar a España si quería moverse en coche, necesitaba volver a sacar el permiso. Así que, después de tres meses preparando el teórico, a la tercera fue la vencida: «Cuando yo saqué la licencia en EE.UU. había 20 preguntas nada más. Aquí son 93 test, y cada uno tiene 30 preguntas. Además, muchas se confunden», apunta. Sin embargo, Rafael sabe encontrarle el lado positivo a todo. «Estudiar me ayudó a tener más confianza en mí mismo, creo que lo puedo llegar a conseguir», explica. Será por eso que el aprobado en la prueba teórica lo celebró por todo lo alto. «Fue la alegría más grande, como si me hubiera tocado un premio de la lotería».

LAS MANOS AL VOLANTE

Se sienta en el coche confiado, se pone el cinturón y revisa que todo esté en orden. Su instructor le da la indicación y Rafael arranca el motor. A día de hoy, lleva diez clases prácticas, suficientes para familiarizarse con la conducción por las calles coruñesas y encontrar puntos en contra. «Los carros están muy cerca, porque las vías son muy pequeñas. Allá, la mayoría son grandes y los jóvenes usan trucks (así llaman a los todoterreno), como mi hijo. Aquí de cada diez carros hay siete que están marcados en varios sitios, porque las plazas son muy pequeñas», comenta Rafael observando la fila de coches aparcados frente a él. «Otra cosa diferente es que el que está en las ruletas (glorietas) tiene preferencia, en Estados Unidos es al contrario», explica a la vez que reconoce que en estos meses ha aprendido muchísimo. «Hay que mantenerse siempre a la derecha, tener precaución cuando hay una intersección y mirar constantemente para todos lados», asegura.

De sus 60 años en el país norteamericano, 20 los pasó aficionándose al golf. Un deporte que lo conquistó por completo, incluso jubilado jugaba al golf y trabajaba en él. «Lo mejor de este deporte es que puedes jugarlo con cualquier persona que no sepa y a cualquier edad. Tú contra el mundo», explica Rafael. «En Nueva York pertenecía a un equipo en el que había toda clase de personas, desde ricos hasta pobres. Jugábamos mucho y hacíamos torneos, yo gané sobre 10 o 15 citas». Ahora en Galicia, este futuro conductor novel disfruta viendo todo tipo de deportes en televisión, pasando tiempo con su mujer y manteniendo su afición al golf viva. No hace falta aclarar que su primera vuelta en coche será «ir a la torre de Hércules a jugar al golf y a todos los sitios donde haya campos. Sin olvidarme de llevar de tiendas a mi esposa, que le gusta mucho ir de compras», apunta.

Aunque a veces eche de menos su vida en la Gran Manzana desde que se mudó a España está tranquilo y a gusto. «Lo que más me gusta de vivir aquí es el clima y la tranquilidad, mi casa me encanta porque tiene muy buenas vistas. Puedo salir a caminar tranquilo. En el tiempo que llevo aquí veo mucha gente viejita y niños caminando solos, y nunca he visto nada malo. Una de las cosas que más me llamó la atención cuando llegué es que la gente pueda sacar dinero en la calle, eso significa que la criminalidad es muy bajita», asegura.

Con los conceptos más claros que nunca, Rafael cuenta los días para estrenar permiso de conducción y coche. «Desde el principio yo ya sabía que no tengo la misma capacidad de una persona joven para aprenderse las cosas. Me pasaba las horas estudiando las preguntas, pero es un proceso que hice con mucho entusiasmo», dice Rafael, que en cuanto conduzca seguro hará muchos kilómetros. «Tengo amigos de Nueva York que me dicen: ‘Rafael, avísame cuando tengas tu licencia para ir’», cuenta entre risas.