Cesáreo Pardal, presidente del Clúster de Turismo de Galicia: «Hay muchas otras cosas que hacer antes de imponer una tasa turística»

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«No puede ser que haya gente que pierda un avión o un tren porque no hay suficientes taxis en Galicia», dice el portavoz, que hace un repaso por las fortalezas y las debilidades del turismo autóctono. Aun así, defiende que somos imbatibles: «Nadie puede competir con nosotros»
09 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Imparable». Así define Cesáreo Pardal, el presidente del Clúster de Turismo de Galicia, el éxito turístico de la comunidad. Desde la pandemia, las cifras no han dejado de aumentar. Y no parece que vayan a tocar techo. Pero no pierde de vista los lastres que, a su juicio, nos penalizan: «Tardas más en llegar del aeropuerto de A Coruña al de Vigo que de A Coruña a Heathrow».
—¿Cómo va el verano y cómo se presenta agosto?
—El mes de junio está yendo francamente bien, a la espera de que salgan los datos, y agosto se presenta también muy bien, con un buen ritmo de reservas. Estamos en torno al 70 % de reservas, y esperamos que se cumplan esas expectativas de llegar al 90 y al 95 %. Incluso, en algunos destinos, se esperan ocupaciones del 100 %.
—¿Cuáles son los destinos estrella de Galicia, más allá de Sanxenxo?
—Todo lo que sea litoral es estrella, desde la Mariña lucense, la Costa da Morte, O Salnés, la zona toda del Val Miñor, la de Cangas, O Morrazo... toda la costa está pegando muy fuerte año tras año, y aunque Sanxenxo y O Grove están a la cabeza y es ahí cuando, en torno al 15 de agosto, se espera que las reservas aumenten casi al 100 %, no se queda nada atrás.
—¿Y en el interior?
—La ribeira sacra vemos año tras año que está subiendo en número de estancias y de pernoctaciones, y Galicia en verano es un atractivo muy grande. Muchísima gente del sur está subiendo. En ese aspecto, el cambio climático está favoreciendo a nuestra comunidad. Y hay campañas, como la que hizo la Diputación de Pontevedra sobre el interior, que también ayudan muchísimo a posicionarse. Hay que creer en el destino, constituir asociaciones y trabajar en común con colaboración público-privada. Dentro de Galicia hay muchos destinos.
—¿Qué deberíamos explotar más?
—La conectividad aeroportuaria y por AVE, es algo que nos falta para posicionarnos. El turismo internacional, que está en torno al 32 %, debería estar en un 45 % o un 50 %. Si lográsemos eso, indudablemente alcanzaríamos una desestacionalización mayor, que es por lo que llevamos trabajando. Pero bueno, se ve que sigue habiendo una descoordinación aeroportuaria entre los tres aeropuertos, cada uno mira para su ombligo, y así no somos quienes de atraer aerolíneas que quieran venir a Galicia.
—¿Hasta qué punto afecta esa descoordinación?
—Al sector le parece increíble que salgan tres aviones a la misma hora y lleguen a la vez a Madrid o a Barcelona, que no haya una coordinación entre ellos. Y falta conectividad también entre los aeropuertos. Tardas más en llegar del aeropuerto de A Coruña al de Vigo que de A Coruña a Heathrow. Aeropuertos como el de Avilés están subiendo considerablemente, con más vuelos internacionales que los tres gallegos, e indudablemente el aeropuerto internacional de Sá Carneiro, por el que entran muchísimos viajeros extranjeros.
—¿Y las conexiones por tren?
—Por tren desde luego las conexiones que tenemos son insuficientes, que no puedas programar tus vacaciones con cuatro meses de antelación... Tú ahora puedes sacar un billete para Sevilla para el mes de diciembre, pero sin embargo un sevillano no puede sacar un billete de AVE para Galicia, porque no están colgados los billetes. Por lo tanto, aquí el Gobierno de España nos tiene marginados, no jugamos con las mismas cartas que otros destinos. Las conexiones que hay de AVE a Galicia no llegan absolutamente a nada, y los precios también son elevadísimos.
—Los cruceros son otra fuente de turistas en la costa.
—Bueno, yo no sé si el crucerista es el tipo de turista que estamos buscando. Sí que es bienvenido, lo que pasa es que los cruceristas en un determinado momento pueden hacer que los flujos turísticos en algunos lugares se multipliquen. De repente, que haya un desembarco de cinco cruceros en A Coruña y que caigan 10.000 personas en Santiago de Compostela. Por lo tanto, tiene que haber una planificación entre las distintas administraciones y que no se den esas olas de turistas.
—¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades del turismo en Galicia?
—La principal fortaleza somos los gallegos. Somos muy desconfiados, pero también unos maravillosos anfitriones, y eso no lo tiene ninguna otra comunidad. Si aún encima le sumamos el paisaje, la gastronomía y el turismo, nadie puede competir con nosotros. Nadie tiene las calidades que tenemos en Galicia y al precio que tenemos en Galicia. Lo que hay que hacer es seguir preservando esa autenticidad, y ahí la Administración tiene que estar ojo avizor a través de las inspecciones. Como principal debilidad, repito el tema de las conectividad en AVE y avión. Me gustaría que un aeropuerto decidiera que lo llevase una empresa privada, sería lo mejor que le pudiera pasar a Galicia. Entonces, se iba a dar realmente cuenta de que los otros dos lo estaban haciendo francamente mal.
—El Barómetro de percepción turística de la consultora LLYC concluye que el turismo en Galicia perdió apoyo social y ganó críticas. Este 2025 la nota media es de 5,1 sobre 10, en el 2024 era de 5,8 y en el 2022 era de 7,5. ¿A qué se debe?
—El cliente cada vez es más exigente, y el sector tiene que estar a la altura de las circunstancias. Desde la pandemia la forma de viajar ha cambiado, y el turista exige muchísimo más. Tenemos que corregir ciertas cosas y nos preocupan este tipo de valoraciones.
—¿El viajero gasta o hay contención?
—Hay mucha contención, es lo que se nota este verano. No llega el dinero, la inflación es muy elevada. El sector también se ha visto abocado a subir los precios. Veníamos de una pandemia en la que se han mantenido y han subido bastante para adaptarse a esa inflación, lo que repercute en el precio de las habitaciones y de los restaurantes, y el turista ve mermado su poder adquisitivo.
—Este está siendo el verano más caro, uno de cada tres españoles no se pudieron ir una semana de vacaciones. ¿Es tan salvaje la demanda como para no dejar de subir los precios y endurecer las condiciones, como la exigencia de varias noches de estancia mínima para poder reservar?
—Sí que lo está siendo, pero lo preocupante está por llegar una vez pasados julio y agosto. Lo que vemos venir es que va a ser preocupante la segunda quincena de septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo. Son seis meses que hay que mantener puestos de trabajo e infraestructuras, mientras que vemos ya una desaceleración a nivel nacional, en el número de reservas y en el gasto medio por turista.
—¿Cuál es el perfil del veraneante?
—Sobre todo familias que vienen a disfrutar del litoral y del interior con sus hijos. También vienen parejas, pero principalmente es turismo familiar.
—La falta de personal de hostelería va a más, ¿por qué?
—Indudablemente la falta de personal es un problema, pero más problemático es el absentismo laboral que tenemos. Y aparte está el tema de la vivienda, es decir, en lugares tan vacacionales como puede ser O Salnés hay una problemática añadida, que es que hoy en día aquellas empresas turísticas que quieran contratar personal para trabajar durante la temporada estival ya tienen que dar estancia de pernoctación a sus trabajadores, y eso repercute en el precio.
—¿Qué opinas de la tasa turística?
—El sector lo ha dicho por activa y por pasiva, no era el momento de aplicarla. Es una decisión política de cada ayuntamiento, pero en A Coruña el sector empresarial está en contra, en Santiago también, y en Vigo dio unas declaraciones el alcalde diciendo que el sector se lo había pedido, pero yo he hablado con el sector y quien se lo ha pedido es una asociación que representa a sus asociados, no a la mayoría del sector. Hay un montón de cosas de las que hablar antes de imponer una tasa turística.
—¿Como cuáles?
—No hay taxis, y estamos descendiendo en el número de congresos en Galicia. Ocupábamos el número 10 en el ránking de España, y hemos pasado al 25. Los congresos son grandes tractores de potenciación del turismo, puesto que la persona que viene a un congreso deja muchísimo dinero en Galicia, y no se les está haciendo caso. La tasa es un impuesto que se le pone y que va a repercutir sobre los precios que tenemos en la actualidad. Ahora bien, nadie deja de ir a un destino por pagar una tasa turística. Pero hay que saber en qué se va a emplear, de qué forma y adónde se va a ir ese dinero. Hay cosas mucho más urgentes, como por ejemplo que estamos a las puertas de un año santo, y en este momento deberíamos estar planificando el 2027 y cómo solucionar esos flujos de turistas y de excursionistas.
—Hablabas de la falta de taxis. ¿Qué te parece la implantación de Uber y Cabify en las ciudades gallegas?
—Personalmente y desde la posición que ocupo, lo que tenemos que tratar es de dar el mayor número de servicios al turista que venga. Lo que no puede ser es que haya gente que ha perdido un avión o un tren por no encontrar un taxi a la puerta de su hotel en tiempo y forma, porque no había en ese momento suficientes servicios. Por lo tanto, a lo mejor tiene que haber una ampliación del número de licencias de taxistas o, como hace Ibiza, tiene que haber unas que sean temporales. Pero hay que sentar al sector del taxi y buscar soluciones. A las demás tipologías, bien sea Cabify, Uber o lo que sea, siempre y cuando estén reguladas y cumplan una normativa, no te puedes oponer. Pero hay que llegar a un consenso con los taxistas.
—Salvo excepciones, los comercios en Galicia cierran a la misma hora en verano, y también los domingos. ¿Cómo afecta eso al turismo?
—Primero debería haber una política de comercio agresiva y, después, el político tiene que ayudar al comercio para que no sea tan difícil abrirlo en un conjunto histórico. Las trabas burocráticas son tremendas. Y hay que apoyar a los emprendedores, porque los negocios no tienen relevo. En cuanto a los horarios, si sabemos que a determinadas horas venderíamos más, después no vale decir que no vendemos. El comercio marca mucho, porque después hay turistas y excursionistas en la calle y se encuentran con que a las nueve, como mucho, las tiendas cierran. Y ahí es cuando se llenan los bares. Si tú quieres transformarte en un pueblo turístico, tienes que arropar al comercio para que ese tipo de negocios que encajan con el turista puedan estar abiertos. Tampoco me gustaría que las ciudades se convirtiesen en franquicias de venta de un determinado producto o de imanes para la nevera, tiene que haber un comercio autóctono.
—¿Cuáles son ahora los retos?
—Lo que buscamos es la desestacionalización. ¿Cómo atraes gente a un determinado destino? Los congresos son importantísimos, igual que esa armonía entre las bodegas y el sector de los hoteles. Es que el gallego no se ha mentalizado de que el turista también va a los sitios lloviendo. Con el enoturismo hemos sido pioneros en Galicia, y nos hemos quedado ahí rezagados con otros destinos que nos han llevado la delantera. Si esto ya está todo parido, solo hay que mejorar y adaptarlo a la situación. Y, después, la promoción es muy importante. Nosotros asistimos a muchísimas ferias acompañando al sector de los turoperadores para poder atraer turistas a Galicia, y pedimos encarecidamente a las Administraciones que sigan haciendo esta promoción que es indispensable para el sector turístico en Galicia.