Daniel Cuíña, abonado número 4 del Deportivo de La Coruña: «Llevo siendo abonado desde el año 1949»
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El veterano socio del conjunto herculino nos cuenta sus vivencias apoyando al club y como vive esa pasión después de tanto tiempo
18 ago 2025 . Actualizado a las 11:17 h.«A mí me fastidia decir que soy del Deportivo, ¿sabes? Porque no me gusta ser presumido», cuenta Daniel Cuíña López mientras enseña varios de los carnés de socio que ha ido recolectando a lo largo de tantísimos años apoyando al gigante herculino. Y es que el coruñés ha visto con sus propios ojos la mayoría de las hazañas del club, en concreto 12 de los 14 ascensos y seis de los siete títulos. «Lo que más celebro son los ascensos, más que la Liga, fíjate. Aunque la copa del “Centenariazo” contra el Real Madrid fue una cosa apoteósica», relata. A muchos les puede parecer ilógico que Daniel se alegre más por promocionar que por la conquista del título liguero, que es para la mayoría el logro más importante de la historia del Dépor, pero para él fue especialmente dura esa época de los años 60 en la que el conjunto blanquiazul ascendía a Primera División y volvía a descender al año siguiente —esto sucedió cuatro veces consecutivas entre las temporadas 1961-1962 y la 1968-1969—. «Con lo que peor lo pasé fue cuando nos empezaron a llamar el equipo ascensor, bajábamos y subíamos continuamente, aunque después, por desgracia, nos quedamos en segunda varios años, incluso llegamos a hundirnos en tercera».

No sería hasta el regreso a la élite del fútbol español en 1991, que los herculinos encontraron la estabilidad. Fue desde ese año hasta el 2004 cuando Daniel más disfrutó: «Esos años que jugamos en Europa fueron mágicos. El Superdépor de Arsenio estuvo muy bien, pero me quedo con el de Irureta». Tiene que ver también que en la plantilla dirigida por el adiestrador vasco estaba el mediapunta brasileño Djalminha. «Ha habido jugadores increíbles como “Xanetas Acuña” o “Luisito Suárez”, que era el único Balón de Oro español, hasta Rodri, pero ninguno como Djalma. Esa magia y esa manera de regatear defensas era única», declara. También elogia efusivamente a dos rivales de un club al que no le tiene demasiada simpatía: «Era increíble ver en directo a Di Stéfano y a Puskas, y te lo dice alguien que quiere que el Real Madrid pierda hasta el autobús».
Más de 20 años después de esas gloriosas noches europeas, la situación ha cambiado, pero la forma de vivir el fútbol y la rutina de Daniel cada vez que acude al estadio sigue siendo la misma: «Vivo en la calle Lozano, así que tardo un cuarto de hora más o menos en llegar. Siempre salgo una hora antes de casa para ver el ambiente y pasear por las afueras de Riazor. Muchas veces aprovecho para hablar con los visitantes». Con el paso del tiempo, también ha ido cambiando su compañía en esa ruta: «Empecé a ir con mi padre en 1948. Ese año, él me hizo socio, aunque desde el club me contabilizan desde 1949 por un problema de papeleo. Tuvo que hacer un esfuerzo económico muy grande para que yo pudiese entrar a la zona habilitada para los niños. He sabido transmitir este sentimiento a mis hijos y a mis nietos, que son socios desde que nacieron». Añade, además, que la hinchada del Deportivo es ejemplar y que está en buenas manos con las nuevas generaciones: «Siempre están ahí, vaya como nos vaya». 77 años dan para mucho, y no todo bueno. El veterano socio ha vivido también la parte aciaga de ser deportivista: «Hay veces en las que toca pasarlo mal. Lo que te dije antes de ser un equipo ascensor era horrible, pero el peor partido que recuerdo fue el del penalti de Djukic con el que perdimos la Liga. Ese día fui con mi hija al estadio, y pensó que me daba algo de lo pálido que me quedé después del partido. Fue muy duro».
En la actualidad, la entidad afronta su octavo curso consecutivo sin estar entre los 20 mejores conjuntos de España, un tiempo en el que los coruñeses han acumulado hasta un total de 10 entrenadores, de los cuales Daniel tiene especial debilidad por Fernando Vázquez: «Echo de menos sus carreras por la banda cada vez que marcábamos un gol». Para el galardonado con la insignia de oro y brillantes del Deportivo, esta mala racha tiene fecha de caducidad. «Vamos a ascender, pero seguro. El nuevo entrenador [Antonio Hidalgo] y los fichajes que se están haciendo me dan muy buena espina», concluye.