Pedro y Marina, fundadores de Mentes Expertas: «Pregúntales a tus hijos cómo te ven, es una prueba dura»

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A los 40 años Pedro Cornejo dio un giro a su vida y decidió fundar con su mujer, Marina Zambrana, el proyecto de desarrollo personal que ha acercado en diez años a miles de personas valiosas claves prácticas para vivir mejor. En octubre, estas Mentes llegan a Vigo con el experto en autoconocimiento y tipos de personalidad Borja Vilaseca
12 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hay cabezas que tienen la potencia y el golpe de Carlos Alcaraz, piensa Pedro Cornejo (Málaga, 1969), economista que hace diez años decidió dar un giro imponente a su vida y fundar con su mujer, Marina Zambrana, Mentes Expertas. «Yo soy muy de deporte, tengo familia de deportistas de élite y he aprendido que la actitud y el control de tu mente es casi un 60 % de tu rendimiento en el deporte. Esas personas que llegan arriba en el deporte son fuertes mentalmente. Y lo trabajan», afirma Pedro, más conocido como Perico, que añade que «un Rafa Nadal, un Pau Gasol o un Sergio Ramos» son gente que ha aprendido a leer las enseñanzas de los fracasos. «El fracaso te enseña a veces lo que el éxito esconde», asegura este emprendedor que no duda que «los Alcaraz cuidan sus pensamientos y la forma en la que se hablan». «Creen en ellos mismos, se hablan bien», explica.
A las 1.500 formaciones que ha ofrecido en directo, Mentes Expertas suma las sesiones que lleva a cabo en empresas. Hasta 300 formaciones al año hace este proyecto de desarrollo personal en compañías, aparte de una media de 120 conferencias anuales. Mentes Expertas está en gira en América con el llamado «profesor de la felicidad» de Harvard, Tal Ben-Shahar, y llegará el 2 de octubre al Auditorio Mar de Vigo con Borja Vilaseca, experto en autoconocimiento y tipos de personalidad.
—¿Cómo surgió Mentes Expertas?
—De manera accidental. Podría decirte que es un propósito de vida, que teníamos el sueño desde pequeños... Quizá Marina o Víctor Kuppers tenían esa inquietud por el pensamiento positivo, yo no. Lo veía intrascendente, un campo con mucho gurú y vendebiblias... Mentes Expertas surgió porque Marina y yo vimos cómo una charla transformó a la empresa de Marina, mejoró sus resultados y el sentimiento de pertenencia. Los dos teníamos trabajos bien remunerados, pero no éramos felices. Así surgió... Yo era un convencido de que naces con una forma de ser determinante. Tú heredas una parte genética de tu padre, tu madre o tu abuelo. Si ellos son simpáticos, bailan y relativizan todo, tú eres así. Y si eres más seco esto no lo cambia nadie...
—¿Eso puede cambiar?
—He descubierto que la genética es importante, pero hay otra parte vital que desde hace 30 años estudia la psicología positiva, que es una ciencia, y la asignatura más demandada de la Universidad de Harvard. La psicología positiva no vende la felicidad como una fórmula que funciona 24/7. Pero sí te enseña que nosotros, todos, tenemos la posibilidad de entrenar, de entender que la felicidad no es un estado. La felicidad es una decisión.
—¿Es ser feliz cuestión de actitud?
—Víctor Kuppers tiene una fórmula que lo define bien, dice que los conocimientos y las habilidades suman para cualquier cosa que hagas en la vida. La actitud, lo que tú le transmites a tu hijo (darle seguridad, no anclarle en el miedo, sonreírle lo más posible, ponerle música, abrazarlo), hoy está demostrado los beneficios que tiene. Esto lo extrapolaría a ir al gimnasio, cuidar tu alimentación, tu sueño... Hay una parte que no nos han enseñado. A nosotros no nos preparaban en el colegio para cuando la vida trae malas noticias, no te dicen cómo tienes que cuidar tus pensamientos y cómo tienes que hablarles a las personas que quieres. Esto la psicología lo estudia. Estudia a esas personas que, a pesar de las circunstancias, van felices por la vida.
—¿Cuál puede ser la razón?
—¿Quizá hemos pensado que en nuestra sociedad el tener es más importante que el ser? Las personas que se preocupan más por el ser son más felices.
Voy a la fórmula de Kuppers que no he terminado de definir. Dice que tu valor como persona es C+H (xA), suma conocimientos y habilidades y las multiplica por tu actitud. Esto no es demagogia. Cualquier persona lo puede poner en práctica. Tú puedes ser un jefe excelente, hablar cuatro idiomas y tener ocho másteres en Harvard, pero, si eres una persona agresiva, andas alterado y te centras solo en los objetivos, no inspiras. Sin embargo, cuando alguien se ha hecho a sí mismo, se para a escuchar, es alguien que le pone pasión a la vida o está casi siempre sonriendo... lo quieres como pareja, lo quieres como jefe, como todo... Los hijos quieren padres que sonrían.
—¿Cómo eres como padre?
—Para nuestros hijos yo soy la máquina de regañar. Merecen que los corrijamos, pero hay que decirles a los hijos lo bueno que tienen. Y nos cuesta.
—Venimos de una educación con más afán crítico que reconocimiento.
—¡Y es una educación de hace tres siglos! Tienes que aspirar a mejorar, pero debe haber una recompensa. ¿«La letra con sangre entra»? No. Si tú eres malo en Matemáticas, pero tienes a un profesor al que amas, al que admiras, es más fácil entender Matemáticas.
—¿Hay una receta de bienestar que valga para todos?
—No la hay. Nadie puede pensar que ir a una conferencia le va a cambiar la vida. No vas un día al gimnasio y ya estás fuerte y guapo. No, hombre, no... Si te machacas, tendrás agujetas, pero hay que seguir trabajando. Y lo que te cuentan Marian Rojas, Víctor Kuppers o Emilio Duró tú ya lo sabes, ¿o tienen que decirte que debes bajar el ritmo?
—El reto es llevarlo al día.
—Es fácil de entender, pero difícil de poner en práctica, porque todos estamos en esos bucles de hábitos que nos hacen daño. Es bueno levantarse con música, parar un momento antes de que los hijos se vayan al cole, hacer una llamada a tu madre, dedicar tiempo a tu hijo antes de un examen, hacer deporte por la mañana. Si la felicidad depende de pagar la hipoteca, terminar la carrera o ascender en el trabajo nunca llega. Estás aspirando siempre, visualizando el futuro y esperando cosas que no van a importar cuando la vida te cambia por una llamada un martes a las tres. A veces la vida es dura. Recibes una llamada que te machaca, y eso a lo que aspirabas (comprar el coche, acabar de pagar la hipoteca) deja de estar en el foco. Me pasa a mí y a Víctor Kuppers, que explica bien 12 conceptos que hay que aplicar. Son cosas que sabemos: dedícale al menos un día al mes a tu pareja, pero no en una cena con amigos o viendo una peli. Escúchala, que te escuche. Lo mismo con tu hijo, con tus padres. Pararse y dedicar tiempo a otro ayuda mucho. Cuando llega el tsunami del discurso de las cosas malas, párate a enumerar lo bueno que tienes y es gratis (salud, padres vivos, una ciudad maravillosa, poder tomar algo con un amigo, hijos que no tienen problemas graves...).
«La felicidad no es un estado, ni una fórmula que funcione 24/7»
—¿Confundimos la felicidad con el placer, la euforia o el confort?
—Sin duda. Eso lo enseña la doctora Marian Rojas cuando te explica qué es la dopamina. Vivimos en el «lo quiero ya». Antes sabíamos esperar, tenías que hacerlo para revelar un carrete de fotos. Vivimos atados a la recompensa inmediata, y no es bueno. Trabajamos con un experto que habla de la importancia del sueño. A mí me encanta ir al gimnasio. Él me dice: «Perico, es importante hacer deporte, pero más importante no restarte ni una hora de sueño. Si el gimnasio supone dormir cinco horas, te estás confundiendo». El hábito hace tu forma de ser.
—¿El hábito hace la felicidad?
—Sí. Te cuento una anécdota. Una de las personas que yo he visto con mejor actitud es mi suegra. En el 2008 quisimos cambiar de vida y programamos todo para irnos a vivir a la República Dominicana. Y la llamada un martes a las tres lo desmontó todo. A mi suegra le detectaron un cáncer y nos dijeron que se iba en tres meses. Ella nos los puso todo muy fácil. Antes de entrar en quirófano, cuando se la llevaban en ascensor, dijo: «¡Marina, tráeme el bolso!». Quería pintarse los labios, estar guapa. El médico me dijo: «Nunca en 50 años de ejercicio vi a una persona con esta actitud. La actitud no la va a salvar, pero va a ayudar mucho». Tener buena actitud no te garantiza ser feliz. Lo que sí te garantiza el fracaso es ir por la vida amargado. Si cambias tus hábitos, puedes cambiar tu vida.
—¿Las dificultades nos lastran o nos curten?
—Marian Rojas me dijo una vez: «Se nota que tu mujer no ha tenido traumas ni palos en la vida». «Pues, mira, mi mujer ha tenido peor vida que yo, pero lo entrena». Muchas veces cuando la vida la tienes muy fácil no te curtes. Marina vivió una separación traumática de pequeña, sensación de abandono, problemas de salud... Yo no. Hay un ejemplo que pone el profesor Tal Ben-Shahar, que dice que como padres al educar intentamos ponérselo muy fácil a nuestros hijos para que no sufran. En realidad, lo hacemos egoístamente, por nosotros. Cuando por evitar el sufrimiento a un hijo, no lo llevamos al cementerio cuando muere su abuelo le privamos de saber que existe la muerte. Y cuando entiendes la muerte, valoras más la vida. Si rompes el capullo de una mariposa para que pueda liberarse antes, no solo no vuela, sino que muere. Eso se puede aplicar a los hijos.
—¿Tiene un vínculo Mentes Expertas con los filósofos clásicos?
—Totalmente. No sé quién en los planes de formación decidió eliminar la Filosofía. Marco Aurelio es esencial. Hay que leer. Son cosas simples, que a veces descartamos justo por eso.
—Las chorradas enmascaran cosas importantes...
—Sí. De eso habla el filósofo Borja Vilaseca, que invita a buscar el porqué del inicio de un trauma. Conocerse es importante, es fundamental para querernos. Nadie quiere lo que no conoce. Empieza por poner el espejo. O pregúntale a tus hijos cómo te ven, ¡esa prueba es dura! Nos quieren. Y las verdades nos las van a decir las personas que nos conocen y nos quieren.