Rosario Santa María: «He perdido la cuenta de las veces que me han despedido»

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Nos ponemos en la peor de las situaciones para saber cómo afrontar un finiquito. Pero hay vida más allá de una destitución. «Es como un duelo, pasas por las mismas fases. Y tienes que hacer un gran trabajo a nivel personal», dice la fundadora de Eldespido.com

26 sep 2025 . Actualizado a las 09:43 h.

Nadie mejor que alguien que ha sufrido en sus propias carnes un despido entenderá qué se siente cuando te pasa algo así. Rosario Santa María (Jaén, 1974) ha querido hacer de su desgracia su salvación, pero también ayudar a otras personas a superar este «duelo» y colaborar con empresas para que no se olviden de cómo actuar en este tipo de casos de una forma «más humana». Toca hablar de una situación en la que nunca queremos vernos. Pero, por si acaso, deberíamos saber qué hacer en esos momentos.

—¿Se puede afrontar un despido sin venirte abajo? Muchas veces parece que no tienes otra salida...

—Cuando te despiden experimentas cosas muy parecidas a cuando pasas por un duelo tras la muerte de un ser querido. Te quedas absolutamente bloqueado. No te puedes creer que eso te esté pasando a ti. Un despido es como un duelo, pasas por las mismas fases.

—¿Qué es lo que hay que hacer en esos casos?

—Pues lo mismo que harías cuando se te ha muerto alguien, intentar pasarlo de la mejor manera posible, aunque es complicadísimo. Tienes que hacer un gran trabajo a nivel personal. Porque tienes la autoestima muy baja y te da vergüenza reconocer que te han despedido. Tienes que trabajar mucho tus fortalezas, salir de ahí, aceptar que te han despedido y decírselo a la gente. Aunque no todo el mundo es comprensivo. También debes aceptar que no te han querido en esa empresa, que te han dicho que no, y eso es un rechazo. Es muy difícil salir de ahí. Por ejemplo, yo tuve que hacer 800.000 cosas para salir.

—¿Qué te pasó?

—Ahora que echo la vista atrás, me doy cuenta de que mi primer despido fue traumático. Y a mí, lo que me pasaba es que tenía una depresión. Ahora lo cuento porque lo he superado y he salido de ese bucle. Porque también te digo que a mí ahora me despiden y me tira de un pie, sinceramente. O me dicen que no, y también me da igual. Pero he tenido que trabajarlo mucho.

—¿Cuántas veces te han despedido?

—He perdido la cuenta. Lo peor fue que entré en bucle. No sé si en cuatro años me despidieron seis veces o fueron cuatro veces en seis años. Pero recuerdo estar mal, porque en realidad lo que tenía era una depresión. Fue una época muy dura. Mis hijos tenían 2 y 5 años. Eran pequeñísimos. Y fueron varias veces las que me despidieron. Pero para mí lo peor fue el bucle en el que estaba metida. Y todo eso, a pesar de que era una persona que me consideraba exitosa. Hice dos carreras y trabajé en empresas de primer nivel. En una de ellas llevaba siete años y medio. Lo que pasa es que yo creo que no era yo. Y cuando acumulas varios despidos, hay un momento en el que te dices que no sirves.

—¿En esos momentos es importante plantearse un cambio de profesión radical?

—A la reconversión profesional, no le damos la importancia que tiene. Pero también debes permitirte estar mal si te da la gana. Es un duelo y hay que vivirlo como tal. Estás en todo tu derecho. Cuando me despidieron de una de las empresas, fue un ERE, y también les tocó a dos compañeras mías. Ellas estaban todo el día llorando, no se querían duchar, estaban hechas polvo en casa. Pero yo, como tenía niños, me hacia la valiente, y ahora pienso que ellas lo hicieron muy bien. Si te apetece estar tumbada en el sofá llorando, hazlo. No dejes que nadie juzgue tus emociones. Estás en todo tu derecho de estar mal. Porque has perdido tu estatus, tu poder adquisitivo, no sabes si podrás pagar el coche, la hipoteca... son muchas cosas. Es una pérdida muy importante.

—En Estados Unidos el despido está más normalizado, porque también es más fácil encontrar trabajo, pero aquí si te despiden, parece que has cometido un crimen. Hay un gran estigma.

—Se le echa mucho la culpa al trabajador. Y muchas veces no tiene la culpa de nada. Hay una reestructuración, viene un jefe nuevo al que no le caes bien y por no caerle bien, te echan por varios motivos. Y es verdad que aquí un despido se ve como que eres tú quien ha fracasado. Y tú también puedes tener un mal día y contestarle mal a tu jefe, pero muchas veces el trabajador no tiene la culpa. Ha habido un cambios de estrategia o la empresa va mal y hay que recortar. Entonces, no le hagamos sentir culpable. Y no sé por qué hay esta mentalidad.

—¿Hay alguna manera correcta de despedir a un trabajador?

—Sí, claro. Y nosotros eso también lo trabajamos desde Eldespido.com. Potenciamos tres aspectos. El primero es que muchas veces se puede prevenir el despido. Hay que trabajar muy bien la comunicación interna, hacer un buen seguimiento de tus trabajadores, decirles lo que esperas de ellos. Es muy importante la comunicación. En segundo lugar, hay que saber el tipo de jefe que tienes. ¿Es un jefe o es un líder?, ¿delega?, ¿sabe motivar al equipo?, ¿se comunica bien?, ¿es educado? Y luego hay que ser conscientes de que le estás dando una mala noticia a tu trabajador. Hay que hacerlo de una forma muy discreta, que se entere por ti de que le vas a despedir. Ya le estás dando una muy mala noticia, entonces no le sumes más dolor. La manera en la que te dicen las cosas importa mucho. ¿Es esencial despedir a alguien por burofax o por WhatsApp?, ¿pero hacia dónde vamos?

—¿Se despide por burofax o por WhatsApp?

—Sí. Tengo una amiga que estando ella en el hospital por un problema grave de salud de su hija y después de que se quedara viuda, la empresa le envió un burofax diciéndole que la despedía. Y por WhatsApp también se despide. Entonces, el canal siempre debe ser presencial. Te miro a los ojos y te comunico tu despido, aunque no muy fríamente ni tampoco muy acaloradamente, pero sí de una manera empática. Me pongo en tu lugar. «Mira, lamento mucho las circunstancias, pero tenemos que prescindir de ti». Y lo siguiente es no dejar tirada a esa persona. Escríbele una buena carta de recomendación, hecha por un abogado. ¿Por qué no lo hacemos?, ¿nos cuesta tanto? Y luego ya si pueden ayudar a esa persona económicamente y pagarle un servicio de coaching, que le ayude a encontrar otro trabajo, pues fantástico.

—Eso ya sería de nota.

—Sí, pero lo más importante es que te comuniquen bien el despido. Muchas personas me han comentado que, al final, el hecho de que los despidieran era lo de menos, sino cómo lo hicieron y lo que les dijeron. No le sumes más dolor, dilo a la cara y hazlo de una manera empática. Intenta quedar bien con la gente. Porque, además, luego tampoco sabes. La vida da muchas vueltas.

—¿Qué ocurre cuando un jefe despide mal a su trabajador?

—Que antes nos callábamos, pero ahora la gente ya se calla menos. Yo no paro de ver vídeos en redes sociales de personas que cuentan las circunstancias en las que los despidieron. «Me han despedido y estaba embarazada, o tenía un hijo enfermo...». Y nombran a la empresa cinco o seis veces. Y si tú la conoces, pues no vas a volver a comprarle.

—¿Es normal sentir el vacío de tus compañeros cuando te despiden?

—Depende de la empresa en la que estés. Yo la verdad es que me he encontrado de todo. Me he encontrado a personas que les ha dado igual que me hayan echado, porque ya se habían hecho amigas mías y seguimos manteniendo el contacto. Y personas que, efectivamente, te miran como si tuvieras la lepra. Sí, hay compañeros que ni siquiera te llaman para decirte que lo sienten. Pero es verdad que la sensación que tengo es que cada vez hay más miedo. Y eso tampoco es bueno. No es bueno porque la empresa no crece si los empleados tienen miedo.

—¿Te refieres a miedo al despido?

—Miedo al despido, miedo al jefe... hay una involución. En vez de ser al revés. Por lo que me van contando, cada vez hay más ambientes tóxicos.

—¿Hay algo peor que un jefe tóxico?

—Yo creo que no. De hecho, hay estudios que dicen que el principal motivo por el que la gente se va de un empleo no es por el dinero o por la empresa, sino por el jefe.