El sexo en plena crianza: «Durante el embarazo no quería nada. No tenía deseo sexual. Y eso se alargó en el postparto y la lactancia»
YES
«Hemos tenido épocas malas, pero ahora estamos mejor que antes de tener a la niña», cuentan Ismael Lemais e Isabel Díaz
30 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Ismael Lemais e Isabel Díaz se encuentran en plena gira por los teatros de España con su comedia Madre mía, en la que parodian numerosas andanzas de las relaciones de pareja con las que todos nos podemos sentir identificados. Al igual que les ocurre en la vida real, esta pareja de cómicos y también sentimental acaba de tener un bebé y narran sobre el escenario todo lo que eso supone en la vida familiar e íntima, en la que si ya la convivencia antes de un hijo es de por sí complicada, después es un descontrol absoluto. Así que quién mejor que ellos para explicar cómo vive una pareja la sexualidad en plena crianza.
«Tenemos una niña de dos añitos y medio y, de momento, sin pensamiento de tener otro», reconoce Ismael, que confiesa que han pasado épocas peores, porque ya llevan 15 años juntos: «Yo estudié Teleco, pero me tocó la crisis y, aunque parezca mentira, me dediqué a la obra. Parecía que era en donde menos trabajo había, pero había más que de teleco. Y estaba amargado, porque era algo que no me motivaba nada». En esa situación, comenzaron a publicar vídeos, a la gente les hizo gracia y se hicieron virales. Luego comenzaron a contratarlos en bares y ahora están triunfando en el teatro. «En cuanto a la relación de pareja y nuestra vida sexual, ha habido mucha montaña rusa porque, además de llevar mucho tiempo juntos, también trabajamos juntos. Y hemos tenido de todo, también épocas malas, pero ahora se puede decir que estamos mejor que antes de tener a la niña», reconocen.
«El embarazo fue una locura. Porque yo estaba perdidamente enamorada de Ismael, pero sexualmente no quería nada. Y cuando digo nada es nada. No me apetecía. No sé qué me pasó, porque mis otras amigas decían que a ellas les sucedía al revés. Pero yo no tenía deseo sexual. Así que eso se alargó un poco con el posparto y la lactancia. Hasta que dejé la lactancia, no empecé a tener deseo», cuenta Isa. Pero ahí empezaron los problemas de Ismael, y cuando ella empezó a «ir para arriba», él fue «para abajo». «Ha sido un año difícil. Duro. Y además te tienes que acostumbrar a hacerlo con el piloto automático encendido, en el sentido de que tienes una responsabilidad. Siempre tienes que estar atento y eso tampoco ayuda. Porque si encima vienes de una época mala...», comenta Ismael, que reconoce que siempre comprendió a Isa durante el embarazo y no lo sintió como un rechazo hacia él: «Entendí la situación, porque la conozco y sé cuando tiene ganas y cuando no. Pero nunca me he planteado que no me quiere o no quiere estar conmigo. Simplemente me he dicho: “Ahora mismo no tiene ganas, y ya está, no pasa nada”».
«Yo me lo tomé peor»
«Antes de quedarme yo embarazada Ismael había tenido un problema psicológico que tuvo que resolver y que le imposibilitaba mantener relaciones. Estaba con depresión. Y yo me lo tomé peor que él conmigo. También es verdad que nunca nos había pasado algo así. Porque cuando empezamos, yo tenía 15 años y él 18, y prácticamente los dos empezamos a conocer la sexualidad juntos. Pero de repente, Ismael me decía que no podía y yo me sentía fatal. No fui tan comprensiva como lo fue él conmigo», comenta Isa.
«Yo siempre he sido músico y he sido muy creativo y empecé con la depresión justo al empezar el trabajo que me gustaba. Me di de alta como autónomo y me empecé a dedicar a la música, pero solo me encontraba puertas cerradas. Era como que intentaba vivir de mis sueños, pero mis sueños me estaban comiendo. El mío era ser artista, más que músico, porque me daba igual expresarme de una manera o de otra», dice. «En ese momento me encontré con varias productoras por el camino, que son tiburones, y que lo que quieren es exprimir todo lo que tienes o directamente apagarte, que fue lo que pasó. Entonces empecé a estar mal y me encerré ahí. No había salida», cuenta. Así estuvo un tiempo. «Yo entendía que mi problema sexual era paralelo a mi depresión. Empecé a tratarme, y salí de ese bache», dice.
A pesar de las dificultades, en esta pareja aún saltan chispas. «Yo veo a Ismael y es que me gusta. Me encanta. Pero, claro, ya no me pongo nerviosa como antes. Y a la hora de mantener relaciones hay mucha naturalidad. Al principio, querías que saliera todo bien y pensabas: ‘‘Ay, que no me vea la parte de abajo del pantalón, que no me he afeitado las piernas”. Esas cosas. Ahora ya es todo mucho más natural», explica Isa. «Además, hablamos mucho los dos y hemos avanzado tanto juntos que incluso teniendo estos problemas los resolvemos. Hablamos de todo y al final somos los mejores amigos», cuenta él.
Y, como han dicho antes, por el momento, una hija les parece suficiente: «Ahora mismo no me apetece volver a pasar por un nuevo embarazo, un posparto y la lactancia. Pero también es verdad que el mayor regalo que me han dado en la vida mis padres es mi hermana. Entonces, pienso en el futuro de mi hija, en la oportunidad de que ella tenga un hermano. Aunque a lo mejor, en algún momento de sus vidas, no se lleven bien y haya peleas. Estoy en ese punto de que si tuviera otro hijo, lo haría para que mi hija tuviera un compañero de vida». Si bien reconoce que el entorno no ayuda, porque la mayoría de las personas que han tenido dos hijos cuentan que fue un cambio radical: «Nadie dice que le vino bien».
Esta pareja apunta también que durante una temporada solo hacían trabajar y criar. Esa era su vida. Pero aprendieron la importancia de tener momentos para ellos: «Separarnos de la niña por motivos de trabajo nos ayudó a comprender que no pasa nada por que te separes un momento de ella y disfrutes tú. Que vayas al psicólogo o al gimnasio o que te vayas a ver una película con tu pareja».
«No es que sea importante reservar algo de tiempo para la pareja, es que es obligatorio. Como no lo hagas, en dos años se acaba todo. Disfrutar del tiempo juntos ha sido nuestra salvación», señalan Ismael e Isa, que han logrado superar todas las dificultades que se les han puesto por delante. «Hemos andado mucho camino juntos». Pues que así siga siendo, familia.