Raquel y Lucía, dos profesoras con ceguera en Galicia: «Tengo alumnos de muchas culturas en el aula, y qué mayor diversidad que una profe ciega»
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Son dos de las escasas docentes con discapacidad visual que ejercen en las aulas gallegas. «Les dije a mis alumnos que soy una profe más, pero que conmigo no pueden levantar la mano», dice Lucía
26 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando le saltó en el móvil la noticia de Uxía, la profesora de Miño con plaza en Canarias destituida tras haber aprobado las oposiciones, Raquel Souto no pudo evitar sentir indignación. La maestra había sido apartada por el Gobierno de las islas, cuando ya estaba ejerciendo en el colegio de La Orotava. Las autoridades de la comunidad consideraron que, con una ceguera del 66 % —Uxía nació con una amaurosis congénita de Leber—, no estaba capacitada para la docencia. Raquel Souto (Lalín, 1983), que este año enseña en el IES Laxeiro, «tras años de interina en Pontevedra, Ourense, Miño, Culleredo y Coristanco», tiene una discapacidad visual del 77 %. «Pensé en lo afortunada que había sido y que, por desgracia, casos como el de Uxía pueden repetirse. La Administración le dio un golpe duro, sin conocerla, y cuando tenía un cole y unas pruebas selectivas que la respaldaban», valora Raquel.
Es profe de secundaria desde el 2015. Estudió Maxisterio de Educación Especial e imparte la asignatura de Pedagoxía Terapéutica en la ESO, para niños con necesidades educativas especiales. «Convivo con la discapacidad desde pequeña. Tengo aniridia congénita bilateral provocada por una alteración genética. La heredé de mi padre y mi hija también la tiene, como yo, del 77 %. Aunque fui a un colegio normal, aprendí braille en los cursos de la ONCE y estuve en contacto con otros niños. Desde ahí, me gustó la idea de ayudar a los demás», explica.
Aunque le resta importancia, su caso es casi excepcional. En Galicia, no llegan a la decena los profesionales con ceguera que ejercen la docencia en la enseñanza ordinaria, según confirma la ONCE. Eso sí, una vez que lo consiguen, están presentes en casi todas las etapas de educativas, desde infantil a la universidad, con dos profesoras con discapacidad visual en los campus de Santiago y A Coruña.
«Se pueden encontrar con barreras estructurales, tecnológicas y prejuicios sociales acerca de sus capacidades. Pero, cuando cuentan con adaptaciones razonables, apoyo técnico con material didáctico accesible o entornos inclusivos, ejercen con éxito», reivindica Ricardo Badía, de Servicios Sociales de la ONCE en A Coruña.
Integración real
«Estamos nunha evolución social onde teñen que ocupar o seu espazo», defiende el director del IES Laxeiro, Xosé Manuel López. Raquel es la primera profesora con ceguera en su claustro. «Tengo un resto visual con el que me defiendo, soy autónoma. No necesito, de momento, ninguna ayuda técnica, como lectores de pantalla u ordenadores con línea braille. Es cierto que la enfermedad es degenerativa y que puede derivar incluso en glaucoma, pero también hay muchos avances médicos», sopesa positiva.
«Antes de trabajar en la pública, eché muchos currículos e hice entrevistas en centros privados. No tuve suerte. Nunca me hicieron un contrato», recuerda Raquel. Ahora, observa, «hay más gente integrada laboralmente, tenemos unos porcentajes mínimos por ley de presencia de personas con discapacidad en las plantillas que se deberían cubrir. Pero esto no se puede quedar en una integración entre comillas, dejándonos solo los puestos para sacar fotocopias», advierte la profesora.
En el caso de Lucía Álvarez (Vigo, 2001), ella sí solicitó para este curso a la Consellería de Educación la adaptación del puesto de trabajo, ya que su ceguera es del cien por cien. Cuenta que sus padres le escogieron el nombre, que significa luminoso y es la patrona de los ciegos, antes de conocer el diagnóstico de su hija. Es la primera persona con ceguera total en la familia. Ni su hermana, primos o abuelos la padecen. Una condición que, a sus 24 años, está empeñada en naturalizar. «Creo que cuando la persona que tiene una discapacidad visual la naturaliza, los demás también lo hacen, o lo hacen con más facilidad», cuenta con una vitalidad de la que es difícil no contagiarse.
Expediente de excelencia
Aunque no le guste presumir de ello, siempre fue buena estudiante. Fue al colegio y al instituto ordinarios en Vigo y el grado en Ciencias da Linguaxe e Estudos Literarios, en el que fue tres años premio a la excelencia académica y ganó otro de oratoria por un discurso sobre Cicerón, lo cursó en la Universidade de Vigo. «Desde infantil tuve el apoyo de un coordinador de la ONCE, sobre todo, en aspectos sobre adaptaciones o por si tenían que dejarme más tiempo en un examen», explica.
La oposición para profesora de secundaria la aprobó este verano a la primera. Este curso, su primer curso, está de forma provisional en la Escola Oficial de Idiomas (EOI) de Vigo, donde enseña castellano para extranjeros. «Lo único que les dije a mis alumnos es que les iba a poder dar una clase normal, que soy una profe más. Eso sí, como no veo, si van a preguntarme algo, me tienen que interrumpir, no me pueden levantar la mano, ¡porque yo no los voy a ver!», exclama sonriendo.
Los textos que escriben a ordenador los corrige con un lector de pantalla, otros se leen en voz alta y, cuando se escriben a mano, una persona del centro se encarga de leérselos. «Tengo la seguridad de que yo soy una más. Si yo lo tengo claro, ellos lo van a tener claro. En mi clase hay personas de muchas culturas, y qué mayor diversidad que tener una profe ciega», sostiene.
En la escuela, al igual que en el IES Laxeiro, este curso han marcado su particular hito. «Lucía trouxo aire fresco ao claustro: a súa presenza axúdanos a mirar o noso traballo desde outro punto de vista, máis consciente e inclusivo. Creo que o principal estereotipo que hai que romper é o de pensar que a cegueira define o que unha persoa pode ou non facer. A docencia é, sobre todo, comunicación, empatía e preparación, e niso Lucía destaca», defiende Helen Burr, la vicedirectora de la EOI de Vigo.
Barreras mentales
Como Hellen Burr, opina la directora, Laura Torrado: «O alumnado mostrouse moi colaborador, o que demostra que vivimos nunha sociedade cada vez máis aberta». Sin embargo, las cifras de docentes con discapacidad visual todavía son muy bajas.
«Os casos como o de Lucía son aínda pouco habituais, quizáis por un errado concepto sobre a capacidade destas persoas para exercer a docencia con eficacia, especialmente en contextos onde a interacción visual ou a xestión da aula se consideran esenciais como é o caso da nosa escola, na que se ensinan linguas estranxeiras. Esta percepción limita tanto as oportunidades de acceso como as expectativas do entorno educativo. A Administración está a amosar unha clara vontade de adaptar o posto de traballo ás súas necesidades, un proceso xa en marcha que pon de relevo o compromiso co dereito á igualdade de oportunidades», comenta Torrado, la directora.
«As barreiras máis difíciles son as mentais: os medos, a falta de experiencia, as expectativas baixas. Cando se superan esas ideas previas, o resto —as adaptacións físicas ou tecnolóxicas— convértese nun simple detalle técnico», añade Helen Burr.
La consecución de una inserción laboral exitosa del docente ciego o con baja visión, valoran desde la ONCE, tiene mucho que ver con la voluntad de la Administración pública y de la empresa privada a la hora de cumplir con las normas que ya existen en materia de discapacidad y con el despliegue de los recursos necesarios para que estos docentes puedan desarrollar su labor en igualdad de condiciones. «Desde la ONCE ponemos a disposición de todos nuestros afiliados en situación laboral la posibilidad de disponer de una adaptación de puesto de trabajo. Prestamos también una total disposición para asesorar y colaborar en estas adaptaciones», apostillan.
El caso de Uxía, que tras el revuelo mediático y el apoyo de diferentes instituciones se resolvió de forma positiva, la maestra gallega ha vuelto a dar clase en Canarias, nos deja una última lección, apunta Lucía. «Demuestra el desconocimiento sobre lo que podemos hacer. Cuando te dicen que no puedes, sin saber si puedes, te cierran puertas como persona y como profesional. Cuando puedes ser muy válida y ayudar, incluso, a esos que te dicen no», concluye la docente de Vigo.