«Quizás los días de nuestra supremacía hayan llegado a su fin», escribía en 1960 el analista y premio Pulitzer Walter Lippmann en uno de los artículos que durante años firmó en La Voz. Como ahora, aunque en un escenario con viejos antagonistas y otros nuevos, de ojos rasgados, EE.UU. sentía que no era el único rey del mambo. Por eso Kennedy prometía a los electores que el país volvería «a moverse», igual que Trump lo hace con su «Hagamos grande de nuevo a América».
Jesús Flores