Últimamente le ha dado por las bombas fétidas... y su sentido del humor ya huele mal. Siempre ha querido ser el alma de la fiesta dentro y fuera del vestuario, aunque a veces ha metido la pata hasta el fondo. Pero Piqué sigue en el alambre que separa la mesura de la provocación: «ser guapo no es pecado», aseguró en su día.
Juan Fraga
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J.F.