Viernes, 19 de Diciembre 2025, 10:03h
Tiempo de lectura: 3 min
No hay más que reparar en la cantidad de puteros y salidos que acampaba en los órganos de gobierno del partido de Estado –un partido que blasona hasta la náusea de feminista– para que advirtamos que el fariseísmo se ha convertido en un cáncer de nuestra vida política. Escribimos 'fariseísmo' y no simplemente 'hipocresía', a sabiendas de que el fariseísmo es una patología específicamente religiosa, pues como hemos afirmado repetidamente las ideologías no son otra cosa sino sucedáneos religiosos para gente alienada; y, por lo tanto, sus expresiones patológicas son muy semejantes –en versión chusca, si se quiere– a las patologías religiosas.

