La ciencia de las emociones caninas
La ciencia de las emociones caninas
Jueves, 10 de Octubre 2024, 11:13h
Tiempo de lectura: 5 min
Llegas a casa y acabas poniendo el grito en el cielo. Ya es toda una rutina, tu vida se ha convertido en descubrir sorpresa tras sorpresa (y la mayoría de ellas no tan agradables): un nuevo mueble mordido, un cojín convertido en plumas o ese jarrón al que tanto cariño le tienes hecho añicos.
Te suena la escena, ¿verdad? Todo aquel que tiene mascota y se ha enfrentado a la etapa de crianza del cachorro se ha topado con un 'desastre canino' al regresar a casa.
Una escena cotidiana de lo más común que termina en cuanto tu perro te ve aparecer y saca su mejor arma: esa mirada triste, aparentemente llena de culpa y vergüenza, que saca tu lado más compasivo. En las redes, esta expresión facial ya es conocida como dog shaming —'vergüenza canina'– y se ha convertido en una tendencia viral que acumula millones de imágenes con las confesiones de las travesuras 'contadas' por los propios perros. El fenómeno tiene, a su vez, su propia web: https://www.dogshaming.com/
Alexandra Horowitz, experta en cognición canina por la Universidad de Columbia, explica: «La 'mirada culpable' es cuando pensamos que un perro parece culpable de alguna infracción. Puede que tengan las orejas hacia atrás o la cabeza gacha. Tal vez miran un poco hacia otro lado o mueven la cola entre las patas».
Pero, ¿es esto real? ¿Un perro puede sentirse mal por ‘fallarnos’ y no cumplir nuestras reglas? Un estudio de 2009 de Horowitz trató de resolver la duda con un experimento. Colocaron una golosina ante un perro y su dueño. Los investigadores pidieron a los dueños que ordenasen a su mascota que no se comieran la golosina mientras abandonaban la sala. Evidentemente, muchos cayeron en la tentación de comérselas, aunque otros no lo hicieron. A algunos dueños se les indicó que su perro se había comido la golosina cuando no era así.
Al analizar el comportamiento de los perros, percibieron que tenían expresiones de culpa en la mayoría de ocasiones cuando los dueños se mostraban enfadados, independientemente de si las mascotas se habían comido la golosina como si no. La diferencia en la expresión se acentuaba cuando los dueños regañaban a la mascota, por lo que los expertos concluyeron que esta mirada era más una respuesta a la actitud del humano con ellos que a la capacidad de distinguir si habían realizado una buena o mala acción.
Como explican los etólogos, las mascotas simplemente reaccionan a nuestra voz y posturas corporales mostrándose sumisos para no recibir un ‘castigo’. Esta teoría se basa en que, tal y como señalan, la culpa es un sentimiento que lleva implícito la comprensión de la relación causa-efecto en el tiempo. Una cuestión que, hasta el momento, no ha podido ser demostrada entre las habilidades emocionales de nuestros perros. «Los perros ponen esa mirada sumisa, de apaciguamiento, diciendo 'sea lo que sea, lo siento'. Pero lo hacen si les ponemos cara de enfado, incluso cuando no han hecho nada malo. Eso es una verdadera señal de que no es porque se sientan culpables», señala Alexandra Horowitz, la encargada de la investigación.
Otra investigación similar de la Universidad de Cambridge en 2014 refuerza la teoría de Horowitz. El estudio consistió en adivinar a través de la expresión del rostro del perro si se habían comido una galleta. Y fallaron en la mayoría de ocasiones. «Los dueños no podían juzgar con fiabilidad si sus perros habían comido el alimento 'prohibido' o no», asegura el director de la prueba.
Además, los profesionales caninos coinciden en que los perros tienden a rehuir de un posible conflicto con sus dueños, por lo que si perciben que estás tenso o les estás hablando con un tono elevado, te indicarán a través de las más de 30 señales de calma que conocen (sacudirse, olfatear el suelo o mirarte dulcemente) que quieren apaciguar tu enfado. Al final, son capaces de percibir que algo no va bien, pero desconocen cuál es la razón que lo ha originado. «Nuestro perro no se siente culpable ni es consciente de nuestro reclamo salvo que lo hagamos en el momento de la falta o sea que lo pesquemos in fraganti», asegura el veterinario Juan Enrique Romero.
A menudo, el comportamiento de los perros es malinterpretado por los humanos debido a una tendencia natural de antropomorfismo, es decir, atribuirles emociones y pensamientos humanos. Por mucho que nos pueda gustar la idea de que nuestros perros hablen nuestro lenguaje emocional, no son capaces de tener una comprensión real de conceptos morales humanos. Solo muestran sensibilidad hacia las reacciones humanas.
De hecho, los perros que, durante el experimento de Horowitz habían obedecido la orden de no comerse la golosina, mostraban una mirada mucho más culpable que aquellos que habían desobedecido. Según explica Mary R. Burch, especialista en conducta animal, esta respuesta suele ser el resultado de haber anticipado la reacción de su dueño, basándose en experiencias pasadas donde fueron regañados o castigados. El perro exhibe un comportamiento sumiso, como encogerse o evitar el contacto visual, para intentar calmar a su humano. Así que, aunque sea difícil contener la compasión ante esos adorables ojos, estate tranquilo. Tu perro solo trata de anticiparse a tu cabreo, le da igual morder tu sofá.