El palacio de los gallegos -también incautado por el régimen- es obra del arquitecto belga Paul Belau y su monumentalidad y exuberancia muestran la pujanza que la colonia tuvo en Cuba. En su fachada, cuatro esculturas de mármol blanco representan los valores que querían transmitir: la beneficencia, la educación, la música y el teatro. El Capitolio fue concluido por Rayneri Piedra en 1929 bajo el mandato del presidente Gerardo Machado. Era hijo del arquitecto Eugenio Rayneri Sorrentino, autor de la entrada del Cementerio de Colón, y de una gallega de Ferrol. Rayneri Piedra fue el primer licenciado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Indiana (EE.UU.), profesor de la Universidad de La Habana y fundador y presidente de la Sociedad Cubana de Arquitectos.
El Palacio Presidencial —cuya cúpula está inspirada en el Panteón de París— fue durante años, con sus 92 metros de alto, el punto más elevado de La Habana, hasta que en 1956 se construyó el Edificio Focsa de 121 metros de altura. Su cúpula era la tercera más prominente del mundo en el momento de su construcción.
Rayneri tenía fama y prestigio. Y por eso los gallegos adinerados le encargaban trabajos o compraban casas proyectadas por él.
Así lo hizo José López Rodríguez O Pote, el emigrante de Maside (Ourense) que llegó a tener una de las mayores fortunas de Cuba. Adquirió la mansión que, en 13 y «L», en El Vedado, construyera el famoso arquitecto para el millonario chino Lia Ngang Tso.