Antonio Castro, de Casa Damián, historia y presente de la hostelería de A Mariña, trabajando desde los 13 años

j.a. FOZ / LA VOZ

A MARIÑA

J.A.

A sus 63 años regenta el popular restaurante de Foz tras una dilatada vida laboral en la que ha estado al frente de diferentes negocios de éxito

08 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 63 años recién cumplidos, Antonio Castro, «Burelo», aún ve lejos la jubilación: «Podía facelo xa, teño corenta e pico anos cotizados, pero conto seguir hasta os 67. Se estou ben, vou seguir», dice, aunque acumula medio siglo trabajando, desde los 13 años, cuando dio sus primeros pasos en el mundo de la hostelería los veranos y fines de semana, el tiempo que le dejaban libre los estudios. Son 50 años trabajando, 42 en el sector hostelero, con un paréntesis de ocho años en los que ejerció como camionero y ganadero al frente de una granja familiar cuando se jubiló su padre. Antonio Castro, ahora al frente del restaurante Casa Damián de Foz, uno de los establecimientos con pedigrí de A Mariña frente a la playa de A Rapadoira, es historia y presente de la hostelería mariñana.

«Tiña un tío que traballaba de camareiro e con 13 anos fun para O Porrón en Ribadeo, un restaurante que xa non existe. Lavaba vasos. Aínda estaba no colexio. Despois fun para o Mediante, en Ribadeo. Estiven tres veráns e no inverno ía tamén algún fin de semana», recuerda Antonio Castro.

J.A.

Así comenzó una larga trayectoria que le llevaría primero como empleado y después como encargado a varios establecimientos de A Mariña: «Entrei na Xoíña (restaurante de Foz), onde traballaba todos os días que non tiña instituto, e algún tamén que tiña instituto, porque estábase facendo Alúmina e había moitas cenas». Entre otros, trabajó también en el hotel restaurante Leytón de Foz y de regreso de la mili en la discoteca Xógara. Fue un negocio de éxito, en el que disfrutó porque además le dejaba tiempo libre entre semana: «Non estaba suxeito a un horario. Cando traballaba moito era venres, sábados e domingos. Daquela incluso en inverno se traballaba ben. Tiñamos a sesión xuvenil e funcionaba», recuerda. Con la discoteca Xógara atendía también otro referente de la movida focense, A Taberna, establecimientos que vivieron con él sus mejores tiempos. Otro negocio que brilló fue el restaurante Portochico, en el que estuvo tres años como encargado.

Fue en el año 2008 cuando cogería, con su esposa, su primer negocio, O Taco (que dejó al concluir el contrato de arrendamiento, porque tenía una cocina insuficiente para la clientela que tenía), y paralelamente abrió La Funcional y siguió con O Lar y con Casa Damián, un local espectacular, que evoca la vieja conservera Dalo que había frente a A Rapadoira: «Dixen, vaia pena ter isto pechado, e animeime».

Son 50 años de contacto directo con la profesión: «A hostalería cambiou moito. Nun dos traballos nos que estiven o xefe non era malo, pero as condicións eran moi duras. Traballaba de dez da mañá ás dez da noite, e ao día seguinte de oito da mañá ata o peche, facía 12 horas e quedábame tempo para durmir. Non libraba ningún día». Recuerda que lo dejó porque una mañana le pidió al jefe permiso para ir al dentista por un imprevisto dolor de muelas y no se lo dio: «Díxenlle que lle aguantaba hasta que pasaran as festas e despois funme».

Como el momento más complicado recuerda la pandemia, que le cogió cuando estaba en plena expansión de sus negocios, con La Funcional, O Lar y Casa Damián: «Colleume descapitalizado e ía aguantando, pero coa subida da luz e do gas xa non puiden. No ano 2022 cheguei a pagar solo polo consumo de luz en Casa Damián 6.000 euros ao mes, cando agora pago 1.800. Non me quedou outra, tiven que deixar O Lar e A Funcional».

Echando la vista atrás dice que corregiría cosas y reconoce que su gran ilusión siempre fue ser camionero, trabajo en el que estuvo dos años, pero la vida le llevó por otros derroteros.

Y ahora, templo del mejor cocido

La plantilla en Casa Damián la integran Antonio Castro, su esposa y 12 empleados. En verano contrata a unos ocho más. El establecimiento destaca por su cocina, con señaladas jornadas gastronómicas. Ahora tocan las del cocido, hasta el 15 de marzo, que están siendo un éxito. Se sirve por encargo, a 35 euros el cubierto, un menú completo con caldo o sopa a elegir, cabeza, costilla, butelo, chorizo, «soá», falda de ternera, grelos, garbanzos... vino mencía (u otro a elegir) y postre (filloas u otro).