Un baño todos los días del año en el Cantábrico: «Mal non che fai»

José Francisco Alonso Quelle
j. alonso RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

J.A.

«Eu case nunca teño frío e dende fai anos, toco madeira para que siga así, non sei o que é un catarro», comenta una de las mujeres que no falta a su cita en Ribadeo

20 sep 2023 . Actualizado a las 17:55 h.

El mar como fuente de salud con los populares baños de mar, que se frecuentaban hace años en septiembre, en una práctica que sentó las bases del turismo actual, con las visitantes (singularmente mujeres) que en Ribadeo eran conocidas como las canouras, y en otros lugares se referían como carolas, catalinas o poubanas... Los baños de mar, no solo en septiembre, sino todos los días del año, se mantienen como arraigada costumbre en varios puntos de A Mariña, con grupos de vecinos (por ejemplo en A Rapadoira-Foz o Ribadeo, entre otros) que no faltan a su cita con su chapuzón diario, con independencia de la temperatura y de la estación, bañándose por ejemplo en O Cargadeiro (Ribadeo), cuando las nieves pintan las cumbres de La Garganta y los Oscos. Ese contacto diario con el agua fría del mar parece tener su efecto beneficioso en la salud. «Dende fai anos, dende que veño todos os días, non sei o que é un catarro. Toco madeira, a ver se segue así», comentaba este martes Adela Fernández Naray en la playa de O Cargadeiro. A su lado, Esther, también jubilada hace tiempo, se preparaba para su baño, si bien matizaba: «Eu non veño todo o ano. Cando enfría moito a auga, paro».

Carmucha García (Carmucha de Pichón), Isabel Bravo, Lola Páez, Adela, Tomé... Luisa, la mayor frisando los ochenta años, que acude perfectamente ataviada, son otras y otros habituales de los baños casi diarios en O Cargadeiro. La mayoría lo practican de abril-mayo a octubre. Pero hay quien no falla, como Adela o Luisa. La primera comentaba ayer: «Eu empecei por estrés, penso que dende que me xubilei, fai dez anos xa. Víñame bañar, aquel ano cadrou que estaba bo, e entonces seguín todos os días. Ata hoxe».

Este martes el día fue soleado, caluroso. Apetecía el baño en las aguas de la ría ribadense. «Pero cando chove tamén vimos. Antes traíamos paraugas e lonas, pero agora, dende que abriron o acceso, amañamos esa cova e metémonos nela», explica Adela. Y es que la playa de O Cargadeiro estuvo cerrada durante un par de años por la inestabilidad del acceso. En su lugar, acudían entonces a otra cala al lado, explica Adela, que aunque no se pronuncia de forma taxativa sobre los efectos beneficiosos en la salud que puede tener el contacto con el agua del mar, si declara: «Mal non che fai e eu non teño nunca catarro... toco madeira». Y apunta también al estímulo psicológico, en el ánimo: «Sénteste mellor».

«Como non o imos recomendar?», dice, a su lado, Carmucha. Y añade: «Dá pena que moita xente que vive por aquí non veña á beira do mar durante case todo o ano. Isto é un luxo que temos aquí, todos».

«Pero -puntualiza una compañera- tampouco interesa que se lle dea moita publicidade, porque esta é una cala pequena e xa sabes como se pon en agosto. Con xente non se está tan a gusto».

Adela añade: «A min se non me dou o baño no mar cada día parece como se me faltara algo. Un día á semana vou a Lugo, e cando veño ao día seguinte, xa me lanzo, á hora que sexa». Que en condiciones normales sueles ser en torno a la una de la tarde, retrasando el horario en tanto avanza el año: «No inverno veño máis tarde. Ás veces o deixo para pola tarde, despois de comer».

Es una práctica que, por lo que se ve, se contagia: «Tes que vir tamén no inverno», dice una. «Non, con chaquetón non me baño», replica otra. «Empecei indo aos Bloques (la playa urbana de Ribadeo), pero cando me trasladei O Cargadeiro quedábame máis preto e empecei a vir aquí. E o certo é que dende que me dou os baños éche ben raro que teña frío», sentencia Adela.