La vilagarciana que defiende que el libro en papel acabará ganando la batalla

Antonio Garrido Viñas
Antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Kenia Quintáns y su socio Christian Alonso decidieron lanzarse tras la pandemia al mundo editorial para poner en liza Viento Norte

07 feb 2024 . Actualizado a las 19:53 h.

La pandemia le dio la vuelta a la vida a mucha gente. Kenia Quintáns es una de esas personas: ella estaba preparando su doctorado en Historia, pero llegó el covid y mandó parar. A partir de ahí decidió que había que darle un revolcón a su día a día. «Durante la pandemia todo lo que hacía era leer y así conocí a mi socio». Y ella y su socio, que se llama Christian Alonso y es vasco, se metieron en el complicadísimo mundo de las editoriales.

«Una locura, pero yo creo que gracias a la pandemia, pues estaba como más abierta también a probar algo nuevo. A quizás, no a lo típico que se hace cuando terminas la carrera, y decidí que podía estar bien. Era una cosa que siempre había querido hacer, pero que nunca me había atrevido y pensé bueno, por qué no», apunta Kenia.

Y allá que se lanzaron, Cristian y Kenia. «Abrimos la web porque hoy en día sin web está complicado, y empezamos a recibir manuscritos y gracias a la generosidad de los primeros autores que nos quisieron enviarlos. Cuando todavía no teníamos nada montado pudimos ir poco a poco haciendo los pasos en el camino y comenzar con algunas librerías la distribución. No un fue un proceso muy complicado, pero bueno, sí que es un poco difícil, porque es difícil salir de la nada», explica Kenia.

La competencia es complicada porque en Viento Norte, que es la editorial de la vilagarciana, se apuesta por autores noveles. «Nosotros estamos apostando por autores jóvenes o que no han tenido la oportunidad de publicar antes y es verdad que es un poco un poco difícil presentarse con este tipo de producto. Pero bueno, nosotros montamos la editorial para eso y creemos que es algo que puede funcionar», afirma Kenia.

En Viento Norte no se funciona como un lugar en el que se autoeditan los autores, pero también apuestan porque el autor se reconozca en su libro. «Depende un poco de cada libro. Es verdad que depende mucho del autor. También es verdad que a veces sí que alguna vez hemos propuesto algún pequeño cambio porque consideramos que podía estar bien, pero es verdad que nunca es obligatorio. Nosotros firmamos y luego ya, se habla con el autor», explica,

El proceso de selección es una de las llaves de Pandora de este negocio. «Como somos solo dos, partimos los manuscritos y cada uno lee una parte de los textos que nos llegan. Entonces, cuando a uno ya le está gustando mucho o lo acaba y le ha gustado mucho, el otro lo lee también. A partir de ahí, es cuando decidimos hablar con el autor y proponerle la explicación de la novela», explica Quintáns.

Para que un texto salga a la luz, tiene que tener el visto bueno de los dos socios. No tienen todavía muchos títulos en el mercado porque todo el proceso de gestión no es nada fácil y aseguran, eso sí, que no se meten mucho en la edición del libro una vez que el asunto ya ha salido adelante.

El género también está claro. «Nos gusta las novelas tradicionales, narrativas. Es verdad que igual tiramos un poco por lo intimista, pero sí que solemos publicar historias que tengan algún tipo de componente social. Tenemos alguna sobre la España vaciada, sobre la precariedad laboral. Nos gusta que sean novelas muy entretenidas, pero que también te hagan pensar un poco en lo que estás», explica Kenia.

Y la pregunta del millón es por qué se han metido en un mundo del que todo los gurús reniegan. Todos, menos la propia Kenia. Asegura que el sector ofrece una oportunidad para salir adelante y que, pese a la impresión que se puede extraer, el papel no está muerto, ni mucho menos. «Todo el mundo dice que el papel se va a acabar y no. No aunque fuera antes más barato porque el margen de beneficios era mucho mayor ahora. Cada nueva impresión del libro, cada reimpresión, se hace un poco más cara, pero yo ahí veo mucha contradicción porque nosotros tenemos también libros electrónicos y realmente el papel gana por goleada», apunta Kenia.

En realidad, ella y su socio Christian casi podrían entrar en el catálogo de héroes por lanzarse a esta aventura en este momento. Catálogo interesante es el que ya tiene en su editorial. «Solemos publicar historias que tengan algo algún tipo de componentes social», insiste Kenia.