Vilagarcía no olvida su memoria histórica

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

La Iniciativa Cidadá celebró el 14 de abril con una ruta por los «lugares da infamia», recordando a las 70 personas represaliadas por el franquismo

15 abr 2024 . Actualizado a las 19:27 h.

Hace 93 años, un 14 de Abril se proclamaba la Segunda República en España. Y en la Iniciativa Cidadá pola Memoria Histórica de Vilagarcía han aprovechado la efeméride para organizar una ruta por los llamados «lugares da infamia», esos espacios en los que se recuerda, por diversos motivos, a las 70 personas que fueron represaliadas en la ciudad por el franquismo. Fue un paseo del recuerdo, de poner nombres y apellidos a muchos de los que cayeron en aquellos años por sus ideales políticos.

La fosa común del cementerio de Rubiáns, donde también se ubica un monumento erigido en memoria de los asesinados, fue la primera de parada de esta ruta por la memoria histórica. Allí, Antonio Caeiro explicó el proceso seguido para tratar de encontrar los restos de 19 personas que, se supone, fueron depositados allí tras ser asesinados. El proceso de apertura de la fosa no dio los resultados esperados, pero una investigación posterior permitió saber que parte de ellos fueron trasladados a otros nichos cuando las familias pudieron y que, otra parte, siguen allí, debajo de los actuales nichos. «Se fixeron tumbas enriba e por iso é imposible saber se os sacaron ou non», añadió.

Le cedió entonces la palabra a Margarita Teijeiro, que criticó la ausencia de representantes de PP y PSOE en este acto. «Non están aquí porque non o senten», lamentó. Después, contó la historia de Josefa González, una joven de 26 años que se crio en Carril y que pertenecía al sindicato CNT. «Era unha muller humilde, que limpaba casa e coidaba de xente maior», recordó. Fue su marido el que la metió en la CNT, un sindicato que «entón era moi grande e chegou a ter 3.000 militantes cando Vilagarcía tiña 14.000 habitantes», narró. Cuando llegó el golpe de Estado, no dudó en esconder en su casa a un joven que estaba siendo buscado. El 17 de marzo del año 37 fue detenida, después de que la descubrieran y asesinaran al joven. Fue fusilada solo unos días después, cuando ya no se podía poner de pie «porque estaba chea de paus», añadió Teijeiro.

La siguiente parada fue cerca de la tumba de José Domínguez González, el tapicero. Este hombre llegó a Vilagarcía para tapizar las butacas del nuevo cine Cervantes junto con su mujer Rosalía y un sobrino de ambos, que estaba aprendiendo el oficio. La primera en ser detenida fue Rosalía, «que foi detida no coche co puño en alto», contó Teijeiro. El tapicero se tiró al monte, pero solo durante un par de días porque dijo que tenía que mirar por las hijas de ambos. Fue apresado y trasladado a la cárcel de Caldas, donde coincidió con Alexandre Bóveda, hasta que fue ejecutado en el año 36. Luisiño, que así se llamaba el sobrino, fue escondido en la casa de una vecina, hasta que alguien lo delató y fue apresado el 7 de enero del año 37. Fue asesinado delante del cementerio solo unos meses después de que cumpliera los 18 años y se convirtió en la víctima más joven del franquismo en la comarca.

Diferentes formas de represión

La tercera y última parada fue delante del panteón donde descansan las cenizas de Elpidio Villaverde. Allí, Cuco Villaverde, hijo de Jesús Villaverde, contó la historia de su padre, quien estuvo detenido en la prisión de Pontevedra, en la isla de San Simón y en el penal de San Cristóbal, en Pamplona, donde consiguió la libertad provisional antes de lo previsto. De poner el punto y final a la ruta por el cementerio se ocupó José Castro Ratón, quien quiso recordar las diferentes formas de represalia que aplicó el franquismo. «Neste cemiterio o número de vítimas desa represión é incalculable», añadió. Y puso de ejemplo a Luis Pando, que fue fusilado después de un juicio sumarísimo en el que todo estaba decidido. A Moreira Casal, detenido y posteriormente liberado y desterrado a Teruel que volvió a Vilagarcía con muchos problemas de salud y falleció poco después. Y al propio Elpidio, que se vio obligado a huir y a exiliarse en Buenos Aires.

Posteriormente, los participantes en esta ruta por la memoria democrática se desplazaron a Loenzo, donde fueron ajusticiadas cuatro personas, y a Os Martices, donde también se puso nombre y apellidos a los que allí murieron a manos de la represión franquista.