La supermiñoca se paga en el mercado a precio de camarón en Navidad

Rosa Estévez
rosa estévez O GROVE / LA VOZ

O GROVE

Enrique Ojea

El kilo de este poliqueto XXL que O Grove aspira a comercializar se llega a alcanzar los 250 euros en las tiendas de cebo del Mediterráneo

08 nov 2019 . Actualizado a las 21:07 h.

La Cofradía de O Grove participa en un estudio sobre poliquetos que desarrolla el CIMA y la UDC para intentar fijar parámetros para su explotación comercial. A los mecos se les ha encomendado poner el foco en el Eunice roussaei, una miñoca que puede alcanzar los tres metros de longitud, que oscila entre el medio kilo y el kilo de peso, y por el que el pósito se interesó hace dos años, cuando la cofradía presentó una propuesta de plan experimental para un recurso desconocido para el gran público -¿quién podría imaginarse que en nuestras costas habitan gusanos de tres metros de largo?- pero con cierto prestigio entre los pescadores deportivos del Mediterráneo. Y es que por él, explica el biólogo de la cofradía meca, Jesús Otero, se llega a pagar en el mercado hasta 250 euros. Aquellos que se dedican a su captura reciben, en la primera venta, unos 90 euros por kilo.

No está mal. Tengamos en cuenta que un producto como el centollo, la joya de la lonja de O Grove, se facturó el año pasado a un precio máximo de 46 euros el kilo. O que la almeja fina no superó, en los últimos doce meses, los 87,5 euros. Solo el camarón, que alcanzó un máximo de 160 euros, logra imponerse con su cotización máxima al valor teóricamente «medio» de un gusano que se comercializa como cebo para la pesca deportiva de lujo. Aunque parece que este es un sector en el que no hay miedo a pagar. Según los datos de Pesca de Galicia, la plataforma que recoge la información de las subastas y primeras ventas de los productos pesqueros, el año pasado en la lonja de O Grove se subastaron 791 kilos de tres tipos de miñocas, por los que se facturaron 33.410 euros. La miñoca de arena fue la que alcanzó un precio más caro: 56,49 euros, el gavilán escaló hasta los 46,88, y la miñoca de tubo dejó en lonja hasta 33,36 euros por los kilos mejor pagados.

En foros especializados, se indica que esta miñoca gigante es muy valorada por los pescadores deportivos «debido a su fuerza y resistencia». Además, hay otras características que lo convierten en un cebo precioso: su fosforescencia lo hace ideal para la pesca nocturna o en fondos muy profundos y oscuros, y además suele atraer a pescados de gran porte.

Un marinero reivindica el descubrimiento de «Milucho»

Enrique Ojea es socio de la cofradía de pescadores de Portonovo. Es, también, un apasionado de los poliquetos, a cuya captura se dedica desde hace tiempo. Hace años hizo un descubrimiento que lo llevó a sospechar que en las costas de O Grove y Sanxenxo podía habitar alguna especie de miñoca gigante, y comenzó a buscarlo. «Invertí siete años y mucho dinero hasta dar con él», asegura Enrique, que recuerda que incluso lloró cuando por fin capturó al primer ejemplar talla XXL. Le llamó «Milucho».

Tras comprobar que esta especie habitaba en nuestras costas -asegura de hecho que hay muchas e importantes colonias-, Ojea trasladó su descubrimiento a la Xunta, así como su interés en poder explotarlo comercialmente. Para ello intentó, inicialmente, implicar en un plan conjunto a las cofradías de O Grove, Portonovo y Sanxenxo. Pero aquel primer intento fracasó, y Enrique se encontró, dice, negociando únicamente con el pósito meco. Con este acordó, señala, la exclusividad de las ventas durante un plazo de tres años. De hecho, con la colaboración de un biólogo, elaboró un plan de explotación que recogía la captura de 1.296 kilos anuales, que corresponderían a unos a 3.240 individuos. Serían capturados por seis recolectores de O Grove y Sanxenxo y se comercializaría en base a un acuerdo con una empresa, Cebos del Mediterráneo, que pagaría 60 euros por kilo. Eso haría «12.960 euros anuales por cada mariscador», según señalaba el documento, en el que también figuraban medidas de protección del recurso -se establece una talla mínima de dos metros o 150 gramos de peso- y un minucioso plan para tomar datos de esta extrañísima y desconocida especie. «Como cebo tiene mucho valor, pero también se puede destinar a acuarios o tenerla como mascota», asegura Ojea, que dispone de un ejemplar en su casa.

A principios de este año, un investigador de la USC se puso en contacto con él para decirle que había financiación para un plan de estudio del poliqueto. Fue entonces cuando Enrique se encontró descabalgado de una iniciativa cuya paternidad reivindica. Y es que desde el pósito le dijeron «que no me quieren dar los tres años prometidos y hablados». Aunque la Xunta le prometió que el proyecto de investigación se iba a realizar con él, finalmente, «me llamaron y me comunicaron que al final lo realizan con la cofradía de O Grove». Ojea asegura sentirse perjudicado y estafado tanto por la Xunta como por la cofradía grovense, y no descarta emprender acciones legales ante lo que considera «el robo de mi idea».

La versión del pósito

En la cofradía conocen a Enrique Ojea. Según relatan desde el pósito meco, fue una de las personas que contactó con ellos para plantear la posibilidad de elaborar un plan experimental de esta especie, dado su elevado potencial económico. El hecho de que sea socio de otra cofradía imposibilitaba su entrada en el plan, según aseguran, lo que motivó su enfado.

Desde el pósito de O Grove recalcan que su entrada en el plan de investigación que ha desplegado la UDC cuenta con el beneplácito de la Xunta. Según el plan de trabajo de dicha investigación, entre el 30 de septiembre y el 31 de diciembre se realizará la toma de muestras de la especie Eunice roussael, con unas capturas por muestra de cinco a diez individuos que deben medir entre metro y medio y tres metros.