Pastelería Campaña y los dulces que ayudan a viajar en el tiempo

leticia castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

Este negocio de O Grove fue fundada en 1953 por Carmucha y Manolo; el local, que se hizo famoso por sus hojaldres y sus lazos de chocolate, está regentado hoy por la tercera generación de la familia

26 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si alguien menciona la Pastelería Campaña en cualquier otra parte del territorio español donde la conozcan, lo primero que les vendrá a la cabeza será un buen lazo de chocolate, un milhojas de nata o una palmera, algunos de los productos estrella de este establecimiento ubicado en O Grove que es toda una institución desde la década de los setenta. Porque lo cierto es que el olor y el recuerdo de sus pasteles crean una especie de embrujo que hace que de manera espontánea uno dirija hasta allí sus pasos. Puede que suene exagerado, pero no lo es. Los clientes que lean estas líneas darán buena fe de ello. Los culpables de este éxito que traspasa fronteras fueron sus fundadores, Carmucha y Manolo, una pareja entrañable. Ella siempre detrás del mostrador con su bata blanca y él encerrado en el obrador para hacer magia con la repostería. Porque Manolo Campaña era un excelente pastelero. El talento le venía en los genes, lo heredó de su padre, y lo explotó primero en el Gran Hotel de A Toxa, donde estaba muy reconocido por su oficio.

Cuando conoció a Carmucha, que había nacido en Covelo pero se trasladó muy joven a O Grove, ella despachaba en su propio ultramarinos, en el número once de la calle Montiño, una pequeña tienda a la que le llamaban Paneiras, dada la tradición textil que le venía de su padre, un vendedor ambulante de telas. Se casaron en 1953, y de esa unión se puede decir que nació la pastelería. De hecho así reza a las puertas del establecimiento. Manolo siguió trabajando en la isla por temporadas pero también hacía pasteles para aquel pequeño negocio de alimentación que sentaría las bases, años después, de algo más grande. Son muchos los vecinos que recuerdan haber ido de niños y que mantienen en sus bocas el sabor de los donuts y las palmeras de chocolate. Mientras no tuvieron maquinaria, cocían en el horno de leña de Besada, allí en el barrio. Y después se hicieron con un horno eléctrico. La cosa prosperaba. «Era un sitio muy bonito con unos cajones enormes de madera y se vendía todo a granel, claro», cuentan Milagros y Rosi, sus hijas. Echando la vista atrás, recuerdan que fueron de los primeros en tener yogures. Luego vendría el cava y los turrones por Navidad. Sería el año 72 cuando decidieron trasladarse a la céntrica calle Castelao. Allí ampliaron a dos plantas la tienda, aunque con la apertura de un supermercado en los años 90, decidieron cambiar el concepto. Empezaron a apostar por el producto especializado, conservas selectas, chocolates de calidad, con la posibilidad de ofrecer al cliente algo especial sin tener la necesidad de salir del municipio. Era un complemento a la pastelería, de la mano de Manolo, que con su buen hacer fue atrayendo hasta el establecimiento a cientos de clientes, muchos turistas, que se convirtieron en fieles.

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Campaña es un negocio familiar por el que ha pasado toda la familia, hijas, yernos y nietos, que dejaron su muesca en el local y contribuyeron a hacerlo más grande, continuando el legado de Manolo y Carmucha. De hecho fue Tito, uno de sus yernos, el que recogió el testigo del obrador dónde trabajo treinta años, hasta que se jubiló. Las riendas las llevaban la hija Mila y su marido Esteban, con la ayuda de sus hijos, Álex y David, que hoy son la tercera generación al frente del establecimiento.

Los hermanos Cabaleiro tienen ante sí el enorme reto de continuar con el negocio, que fue reformado en el 2020 coincidiendo con la pandemia, un cambio que propició la introducción del servicio de cafetería. Ellos se conforman, según comenta Álex, con hacerlo «la mitad de bien que mis padres y un tercio de bien que mis abuelos», porque son conscientes de que la trayectoria habla por sí sola. «El sabor de las cosas que nosotros hacemos te llevan a otros tiempos, el sabor o el propio pastel te genera recuerdos, y eso lo asocias a Campaña», explica. Imagínense qué responsabilidad. Porque es verdad que sus postres acaban vertebrando toda una manera de vivir, «y nosotros queremos mantener lo que hacían mis abuelos». David aprendió de su tío pero con las recetas de su abuelo, «manteniendo el sabor que había antes, cuando mi abuelo era jefe de pastelería en el Gran Hotel de A Toxa», dice. Volver a esas tradiciones fue lo que enganchó a David, el más joven de los hermanos que compagina las labores en el obrador con la grabación y el montaje de vídeo en la productora MardeFondo. Y asegura que siempre quiso compaginar el audiovisual y con el oficio para mostrar a los clientes que la pastelería tradicional artesana «sin demasiados artificios, y las técnicas modernas para darlo a conocer pueden ir de la mano. Queremos mostrar que se sigue haciendo igual. La idea es seguir especializándose, dándole la vuelta los productos estrella, y utilizar el servicio de cafetería para crear una parte de degustación». Ya lo hacen, acompañando al café con una muestra de alguno de sus pasteles.

Quizás algún día los productos de Campaña puedan tomarse en cualquier punto de Galicia o de España, esa es la idea a largo plazo de Álex y David. La clientela lo reclama, porque cuando se van con un lazo o una holandesa a sus lugares de origen siguen teniendo una parte de O Grove en casa, «hasta que se acaban y tienen que volver a por más».