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En 1993 quedaban dos estatuas de Primo de Rivera en España. Una de ellas la quisieron traer los falangistas gallegos a Vilagarcía desde Albacete por las vinculaciones del fundador de la Falange con la localidad
18 feb 2025 . Actualizado a las 19:43 h.Medía dos metros de altura, pesaba cien kilogramos y estaba hecha de hierro forjado. Era una de las dos únicas estatuas de José Antonio Primero de Rivera que quedaban en pie en España en 1993 y había sido realizada por el escultor albaceteño Antonio Navarro Parra para ser enclavada en una plaza de Quintanar del Rey. El lugar fue remodelado y la estatua ya no cuajaba con una plaza española de la década de los 90, pero el personaje seguía teniendo admiradores, que decidieron que no había que perder la ocasión de seguir rindiendo homenaje a quien había sido el fundador de la Falange. De tal forma que se les ocurrió la idea de que qué mejor lugar para colocarla que Vilagarcía porque, según explicó José Luis Rodríguez Otero, a la sazón jefe territorial de Falange, a La Voz «aquí habló José Antonio el 17 de marzo de 1935 y de ahí nacieron las falanges gallegas».
El asunto no se quedó en una anécdota, ni mucho menos. La Jefatura Territorial de Falange Española presentó a principios de febrero un escrito en el Concello en el que solicitaba que se debatiese en pleno el permiso para instalar la obra en un espacio público a decidir por el pleno de la corporación. Entre tanto, los falangistas ya habían comenzado los preparativos para trasladar la estatua desde Albacete y, según contaba La Voz, su autor la estaba bañando en su taller con pinturas «para protegerla del clima atlántico y con yodo». Entre los argumentos que daba el jefe territorial de la Falange para el traslado estaba la calidad de la obra. «De cara es muy parecido a José Antonio, porque hay estatuas que no se le parecen en nada», explicaba.
Los gastos del traslado se sufragarían con una cuestación popular y la estatua, y por ende su protagonista, habían recibido un sentido homenaje el día que fue retirada de la plaza de Albacete. Allí se congregaron 2.500 falangistas el 6 de diciembre de 1992.
La posibilidad de que la estatura recalara en la ciudad provocó un notable revuelo. José Ramón Alonso de la Torre le dedicó uno de su callejones del viento, que tituló Cara a Vilagarcía con la camisa nueva, en el que contaba el germen de la falange vilagarciana, y los desmanes de los falangistas al empezar la Guerra Civil y los numerosos fusilamientos que se perpetraron en la ciudad.
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El callejón de Alonso tuvo respuesta apenas unos días más tarde con una carta al director firmada por José Luis Rodríguez Otero. En ella intentaba desacreditar al periodista por su lugar de nacimiento y su edad —«lamento que José Ramón Alonso de la Torre y Núñez nacido en Cáceres hace 35 años escriba de oído y, como le pasa a los músicos que así tocan, desafina y mucho»—, intentaba ridiculizarlo —«por faltarle un brazo no habrá de considerarse el manco de Lepanto»— y defendía a un hombre que era «abogado, Marqués y Grande de España y que se lanzó al ruedo político para defender unos ideales que consideran al hombre portador de valores eternos. Antes del 18 de julio del 36, los de la cuerda política de Alonso de la Torre ya nos habían asesinado a una centuria larga de camaradas».
En un tiempo en el que no había redes sociales, la polémica se trasladó a las páginas de La Voz con varias cartas al director. «El Jefe Territorial de Falange Española nos demuestra que conoce la ficha personal del periodista (me daría miedo que ahora se pusiera a buscar la mía), hace hincapié en que le falta un brazo y, sobre todo, según su teoría, como es aún joven no tiene derecho a referirse a hechos del pasado», escribía Iria Paz. «Postos a escoller, politicamente falando (humanamente hainos bos e malos en todas partes) preferimos a un demócrata foráneo que a un veciño nostálxico de brazo alzado e o Cara al sol obrigatorio, redactaron Lola Varela y Dionisio Pereira.
El asunto fue a un pleno que se celebró el lunes 1 de marzo de 1993. El gobierno local estaba formado por un tripartito integrado por PSOE, CNG y BNG. Sus tres portavoces intervinieron en la sesión para explicar su voto contrario a la petición. La corporación la completaban los representantes del PP. Según explicaba La Voz, su portavoz únicamente dijo en el pleno que su formación se abstendría en la votación, como así hizo.
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La cruz falangista
No fue la de la estura de José Antonio la única polémica que se vivió en Vilagarcía con homenajes al falangismo. Hace tres años, y cumpliendo la Ley de Memoria Histórica del año 2007, se procedió a la retirada de la cruz falangista de la fachada principal de la iglesia de Santa Baia. Y, por supuesto, con polémica. Abogados Cristianos interpuso una demanda porque entendía que su retirada atentaba contra la libertad religiosa, contra la Constitución y hasta contra la Ley de Memoria Histórica, pese a que el propio Arzobispado se había mostrado a favor de que así se hiciera. Apenas unos días después, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo 2 de Pontevedra rechazó la medida cautelar solicitada de detener la obra y la cruz fue retirada definitivamente.