Castros, rutas de senderismo, arenales, gastronomía... y religión. El cajón de recursos con los que cuenta la comarca es infinito
03 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Si las comarcas de Barbanza, Muros y Noia se convirtiesen, de la noche a la mañana, en una tienda, sin duda, serían un centro comercial; uno de esos establecimientos donde uno puede desde comprar un coche a llevarse comestibles o hacerse un empaste en una muela. Basta con ver lo que ocurrirá en Semana Santa para darse cuenta de ello. En los días de la Pasión, la comarca quizás no ofrezca esas multitudinarias procesiones de lugares como Ferrol o Viveiro, pero sí tendrá actos religiosos bien vistosos y secundados por centenares de fieles que, además, se combinarán con una amplia oferta de naturaleza y recursos naturales. Como colores, habrá para todos los gustos.
En cuanto al componente religioso, todas los las parroquias, por descontado, celebran los oficios. Las procesiones más vistosas estarán en Noia, Porto do Son, Muros, Boiro, A Pobra, Rianxo y Ribeira. Por el número de personas que la siguen, destaca la de Jesús en el Huerto de Ribeira, que se celebrará el miércoles a partir de las diez de la noche y que debe su actual esplendor al esfuerzo hecho tanto por el Concello como por la cofradía y el párroco. Por su singularidad, merecen mención tanto la Palomita de Muros como la Borriquita de A Pobra.
En el primer caso, una niña vestida de ángel, oculta dentro de un globo que sobrevuela O Curro da Praza, anuncia la resurrección de Cristo a la Virxe das Dores, que en ese momento pasa en procesión -la cita es el Domingo de Resurrección, a las 11.15 horas-. En el segundo, los fieles pueden ver a una borriquita de carne y hueso inmersa en las celebraciones pobrenses. Esta última procesión es el Domingo de Ramos, a las doce, en la parroquia de O Deán.
Deporte y paisajes
Más allá de los actos religiosos, si el tiempo no empeora, los días de asueto de Semana Santa son una oportunidad estupenda para hacer ejercicio mientras se recrea la vista en paisajes de postal. Las rutas de senderismo son, entonces, el mejor aliado. En Porto do Son, por ejemplo, acaban de señalizar dos nuevas, de las que hay información en la oficina de turismo. Igualmente, también son más que recomendables las caminatas por A Curota. Si uno busca andar y a la vez toparse con iniciativas pintorescas, puede ir hasta el paseo marítimo de A Torre, en Rianxo, y comprobar cómo las tapas de alcantarilla se están convirtiendo en obras de arte. Sin salir de esa ruta, además, el visitante puede zambullirse de lleno en la bibliografía de los ilustres rianxeiros, ya que hay numerosos monolitos con poemas y frases de Manuel Antonio, Dieste y Castelao.
En caso de que uno quiera turismo de sol y playa, además de llevar huevos a Santa Clara, debe saber que los concellos están haciendo esfuerzos para tener limpios los arenales. Eso sí, en principio, no se va a contratar socorristas. En Ribeira, si la meteorología invita a pegarse chapuzones, habrá patrullas de voluntarios en las playas.
Por si con eso fuese poco, a Barbanza siempre le quedarán emblemas turísticos con que llenar las agendas de los visitantes y lugareños. Los castros de Baroña y Neixón; las laudas noiesas; el hórreo de Leiro, las dunas de Corrubedo, Pontenafonso... La lista, cómo no, es interminable. Más que infinita.