Josefita y Montse, últimas testigos del primer concello democrático en Boiro

Ramón Ares Noal
MONCHO ARES RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

Montse y Josefita, con sus ramos, rodeadas por sus compañeros.
Montse y Josefita, con sus ramos, rodeadas por sus compañeros. cedida

Después de haber trabajado con siete alcaldes, ambas podrán disfrutar ahora de una merecida jubilación

21 jun 2025 . Actualizado a las 18:30 h.

Hace 46 años, Boiro era poco más que la carretera Principal, que entonces no se denominaba así, ya que se la repartían nombres de militares franquistas porque eran tiempos en los que los estertores de la dictadura aún se percibían. Ese mismo año, los boirenses elegían por primera vez a su alcalde, Francisco López Silva, en toda una fiesta de la democracia municipal, ya que, hasta entonces, los regidores eran nombrados o cesados por el gobernador civil.

En la casa consistorial, unos pocos funcionarios atendían a los vecinos: Armental, Buceta, Ermitiñas, Victoriano y a poco más me da la memoria, porque hablo de las oficinas. Uno acudía a presentar escritos, a los que, al principio, pegaban las pólizas allí mismo que antes habías adquirido en el estanco, que luego inutilizaban con un ruidoso sello y registraban a mano en un libro tan gordo como El Quijote.

Entonces, el personal atendía directamente y en persona, y al tiempo que cumplían el trámite, se interesaban por este o aquel familiar, si eras hijo de Moncho, o de Enrique, de Filomena o de Josefa, porque todos vivíamos tan juntos, que era fácil confundir a las familias.

Un día aparecieron en las oficinas dos chicas de Boiro que rompían la media de edad, Josefita y Montse, aunque por allí estaba ya un musculado y bronceado Joseíto Buceta, detalles de su fisonomía consecuencia del intenso ejercicio físico que hacía durante todo el año: tanto en invierno como en verano, corriendo la playa de Barraña desde el cauce del Coroño al del Breiro.

Siete alcaldes

Josefita y Montse trabajaron en el ayuntamiento de Boiro, ocupando diversas responsabilidades, durante esos 46 años, y han visto pasar (y también sufrido, porque todo hay que decirlo) a siete alcaldes.

Son las últimas testigos directas de la transformación de las oficinas municipales, tanto en su estructura como en el trato al ciudadano, algo comprensible si tenemos en cuenta que, cuando llegaron, Boiro tenía poco más de 14.000 habitantes, y se van con la localidad rozando los 19.000.

Montserrat Torrado Varela y María José González Saavedra recalaron en el Concello el 19 de julio de 1979 y ahora les ha llegado la hora de disfrutar de su jubilación, motivo por el que sus compañeros le hicieron una comida de despedida en el Cámping de Barraña, donde le entregaron sendos ramos de flores.