El San Bartolomeu de Noia

Carmen Alborés. Outes BUZÓN DEL LECTOR

NOIA

27 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

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E 24 de agosto se celebra en Noia la fiesta de San Bartolomeu, este fue uno de los apóstoles de Jesús, su imagen se venera en la iglesia de San Martiño, pero este santo tiene para los noieses un significado muy especial. En la catedral de Milán hay una imagen de este santo que atrae las miradas de todos los turistas que por allí pasamos, se trata de la imagen de San Bartolomé, está de pie, es de tamaño natural, pero su visión sobrecoge por lo espeluznante de su aspecto, se trata de una representación sumamente realista de un hombre sin piel, esta le cuelga de los hombros a modo de manto, se le ven los músculos, las venas… Es toda una lección de anatomía digna de ser pintada también por Rembrandt. La imagen parece que va a sangrar de un momento a otro. Esta representación hace alusión al terrible martirio que sufrió este santo, pues como sabemos según dice la tradición fue desollado vivo.

Miguel Ángel también lo representa en la Capilla Sixtina, en la escena del juicio final, de esta manera. Lleva la piel colgando de su mano y sobre esta aprovechó el autor para retratar su propia cara. Hoy en día podría asimilarse a un tatuaje sobre la piel. Pero a San Bartolomé no siempre se le representa así, lo más frecuente es representarlo con un gran cuchillo en la mano aludiendo al instrumento con el que fue desollado.

Decía que este santo tiene para la gente de Noia un significado muy especial, este pueblo como todos saben, fue famoso por la abundancia de curtidores y zapateros, y la piel del santo sirvió de pretexto para que el gremio de los que se dedicaban a trabajar con la piel lo escogiesen como su patrono. Muchos aún recordamos en alguna curtiduría de Noia ver los cueros colgados a secar.

Hoy en día lo único que se ve en la procesión es la piel de los noieses, hermosamente curtida por el sol, disfrutando de esta fiesta que marca el final del verano. Por eso se decía que «por San Bartolomé, o inverno ao pé». Carmen Alborés. Outes