Un viaje a la noche de los tiempos en el dolmen de Dombate

Manuel Rey
manuel rey CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Unas cuarenta personas escucharon las indicaciones de Ángel Eiroa en la tercera de las visitas.
Unas cuarenta personas escucharon las indicaciones de Ángel Eiroa en la tercera de las visitas. inés varela< / span>

La ruta, que se celebra todos los viernes de este verano, cautiva al público

20 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Son las once de la noche de un viernes de mediados de julio. Aunque de verano la noche tiene poco. Llueve con fuerza en Dombate. De fondo se escucha el eco de las cumbias y verbenas de las fiestas de O Briño. Está a punto de comenzar la tercera de las visitas guiadas nocturnas que celebra el Concello de Cabana los viernes a las once de la noche. Los visitantes más rezagados cruzan a toda prisa el aparcamiento para no mojarse. Han venido a empaparse de historia, no de agua. Ya en el interior, el guía Ángel Eiroa, recibe a la comitiva. El técnico de turismo comenta que cada día llega más gente. «O primeiro día eramos menos de dez e a semana pasada xa viñeron unhas trinta persoas». Hoy, son más de cuarenta los visitantes.

Recuerdo a Pondal

Eiroa comenzó la visita hablando, precisamente, de la romería de O Briño. Junto al dolmen paraban las jóvenes de Laxe y Serantes para cambiarse los zapatos, embarrados de caminar por las corredoiras, y ponerse el calzado de fiesta. Recordó también los viajes de Pondal, que en el viaje a caballo desde Ponteceso a Nemiña, donde aprendía latín con su tío cura, se detenía a contemplar Dombate, al que le compuso un poema. Habla también de Murguía, que ya había destacado que este dolmen era clave para comprender nuestro pasado.

Bajo una luz tenue y con la ayuda de una linterna, el guía va aportando valiosos datos y documentos sobre el monumento. Muestra imágenes del fotógrafo laxense Vidal, que retratan al dolmen durante el siglo XX, o de las vasijas que, al estilo del Antiguo Egipto, se colocaban en la tumba para nutrir al fallecido en el otro mundo. Más datos. Se sabe que ya tenían vacas porque el color blanco de las pinturas lo elaboraban con mantequilla de vaca y caolín (extraído con casi toda seguridad de Coéns, en Laxe). La pintura roja se hacía con óxido de hierro, ya que se encontró un yacimiento de este metal cerca del lugar. Y la negra, con carbón.

Es mucha la información que se ofrecen sobre Dombate. Pero el dolmen también guarda numerosos misterios. ¿Qué significan las formas geométricas de las pinturas? ¿Por qué se abandonó el dolmen después de casi mil años utilizándolo? ¿Qué representa ?A Cousa?, una silueta tallada en el dolmen que se repite casi una decena de veces? «Algúns din que é unha balea, ou un cachalote, ou unha xerra, ou a constelación de Orión. Ata Manuel Rivas lle adicou un artigo no que elucubraba sobre a súa orixe», recuerda Ángel Eiroa. Y con literatura termina la visita. De vuelta en el edificio de la entrada, junto a la réplica de la cámara, donde se pueden ver de cerca las pinturas, el guía cierra la ruta con los versos de Pondal. «Aínda recordo aínda, o dolmen de Dombate». Y qué bien nos vendría a todos recordarlo.