A la partitura de la operación Orquesta le falta armonía. Y mientras se hacen los arreglos, el concierto final se va demorando. La dice la Audiencia Provincial en su auto del viernes. Los tres magistrados que lo firman corrigen a Andrés Lago Louro (ahora enfrascado en el caso Alvia) en la forma, pero no en el fondo. Aceptan en parte el recurso de 12 de los 26 imputados y anulan parcialmente la declaración del procedimiento abreviado del exjuez de Corcubión para que Gonzalo Sans, que lo sustituyó como instructor de la causa, divida el sumario en piezas separadas por ayuntamientos. Aun así, con la merienda que hay en cada concello, tiene bastante. En definitiva, una alegría para los alcaldes y ediles imputados. De este modo podrán preparar los próximos comicios con tranquilidad y sin riesgo de que en medio del fregado electoral tengan que afrontar el juicio, el listado de acusaciones del fiscal u otras decisiones judiciales que puedan menoscabar sus perspectivas en las urnas. En sus partidos, también respiran tranquilos. De este modo, la mayor parte de los encausados podrán concurrir por segunda vez a una consulta electoral desde que Lago Louro saltase en los cajones de los consistorios para ver los expedientes de las contrataciones con Ogando, entre otras menudencias.
Lo más probable es que al juez Gonzalo Sanz le quede ahora tarea suficiente para muchos meses. Tantos que es posible que su trabajo se demore hasta bien entrado el 2015. Ahora tendrá que recomponer toda la causa, unir los haces de papeles, pruebas y demás documentos de cada concello y dictar un nuevo acto que sustituya al ahora anulado en parte y contra el que, a su vez, los imputados podrán recurrir de nuevo, que seguro que lo harán. No le quepa duda a nadie, y están en su derecho, por otra parte, porque así se lo reconocen las leyes. Es el juego de la Justicia. Su lentitud la vuelve ineficaz muchas veces. De este modo, el culebrón se va agrandando y dilatando en el tiempo. Lo que un principio era blanco o negro se va disipando y agrisando, hasta llegar el momento en que va a ser difícil distinguir los colores de la causa. Las perspectivas se pierden y lo que primero alarmó, el tiempo acaba dándole el barniz de la incertidumbre. Y así se aplaza la alegría de la absolución o el dolor de la condena.
Con operación Orquesta o sin ella, la verbena en los juzgados continúa. Este mes de septiembre está resultando caliente para los políticos de la Costa da Morte, que tiene casi un tercio de sus alcaldes imputados, unos por corrupción y otros por las liortas políticas en sus respectivos consistorios. El auto de la Audiencia llegó justo en una semana muy ajetreada en los dos juzgados de la comarca. En el de Carballo prestó declaración durante seis horas el regidor de Coristanco, toda una mañana de explicaciones ante la juez. El mismo día comparecía el de Vimianzo por lo acontecido con la enmarañada moción de censura interrupta. El mandatario soneirán ya tuvo que pasar por Corcubión para hablar con el juez Iván Barallobre por las pendencias con el arquitecto municipal. El primer edil de Camariñas también ha de dar algún paseo que otro por Corcubión, así como otros ediles de la comarca. La política tiene que tomar otro aire. Necesita un viento de regeneración en muchos aspectos. Sobre todo, celo ético en la gestión de los asuntos públicos y evitar que las guerras municipales se conviertan eternos pleitos en los tribunales. La Justicia es lenta, pero cuando su mazo golpea no hay vuelta atrás.