Los locales de hostelería y los alojamientos rurales son los sectores menos afectados
22 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Son muchos los negocios de la Costa da Morte que viven del turismo. Este se concentra en la zona, sobre todo, en los meses de verano. Pero este año, la pandemia ha arruinado todas las expectativas. Todos los sectores se han visto afectados por este revés, si bien es cierto que algunos están sobrellevando la crisis mejor. Los albergues y la artesanía son los grandes perjudicados, mientras que la hostelería y el sector turístico, en el que el patrimonio es el motor que mueve todo, van tirando.
La primera quincena de julio, considerada una de las mejores del año, ha dejado literalmente arruinados a muchos artesanos, como es el caso de los oleiros de Buño. Con la suspensión de bodas, fiestas y otros eventos, han sufrido la cancelación de numerosos pedidos. A esta debacle se suma el hecho de que, por el descenso del turismo, las tiendas tampoco les compran más producción.
Tampoco les va mejor a los albergues de la comarca de Fisterra, donde a pesar de que desde el día 1 de este mes se reabrieron los caminos, han sufrido un descalabro con el descenso y las restricciones del turismo extranjero.
El sector de la hostelería, en cambio, se ha visto menos afectado en la nueva normalidad, tanto en el caso de los bares y los restaurantes como en el de hoteles y alojamientos de turismo rural. Los efectos son notables, pero muy inferiores a los de otros sectores. Siguen cogiendo reservas de semana en semana, cuando por lo general, a estas alturas lo normal era tener el cartel de llenos. Eso sí, en todos ha cambiado el perfil del turista, que pasó a ser casi íntegramente nacional y, sobre todo, gallego.
Por último, también en el sector turístico el covid ha dejado sus consecuencias. Monumentos emblemáticos de la comarca como es el Faro Vilán de Camariñas están recibiendo menos visitas que otros años. Los aforos también limitan bastante, pero, por lo general, no han sido el detonante.
Las expectativas no son mejores para lo que resta de verano
Pasan los días y lo cierto es que con la aparición de brotes y nuevas medidas, los sectores que viven del turismo no las tienen todas consigo. Hablan de incertidumbre, intranquilidad y temor ante el futuro próximo. De hecho, son varios los negocios que han optado por echar la verja ante la escasa demanda. Sucede en Buño, con los oleiros, y en Fisterra, con los albergues. Se trata, en la gran mayoría, de cierres momentáneos, lo que no quita que vayan a más si la cosa no mejora.
También preocupa la falta de conciencia sobre el uso de la mascarilla. En general, con la nueva norma de la Xunta, la gente ha mejorado su conducta, pero aún se siguen viendo malas prácticas que pueden suponer un retraso importante en la economía española, y lo que es peor, en la salud. El temor por un nuevo confinamiento es real.
Para muchos empresarios esta situación está llegando a ser incluso desesperante por el aumento de la carga de trabajo que conllevan numerosos aspectos como los protocolos.
«O covid non é que nos afectara, senón que nos arruinou»
José Antonio Lista, de Alfarería Lista
José Antonio Lista vive de la olería con su negocio, Alfarería Lista. No obstante, con la cancelación de todo tipo de eventos, dice que no le quedan muchas alternativas: «Esta semana estamos no Castelo de Vimianzo a ver se vendemos algo, pero este ano, por estas datas, non ten punto de comparación co pasado. O coronavirus non é que nos afectara, senón que nos arruinou». Para su sector, al igual que para otros muchos en la zona, el verano es fundamental. Ahora dicen estar «tremendo» de cara a los meses de frío: «O inverno é tan largo que non vai dar para aguantar». Su temor es todavía mayor por un nuevo confinamiento: «Iso non pode volver a suceder. Hai medo no corpo. O 80% dos autónomos a nivel España estámolo pasando mal».
«Dende o pasado domingo xa se notou máis xente»
Tania Carreira, del Faro Vilán
Tania Carreira es guía turística en el Faro Vilán. Informa de que están recibiendo una media de 150 personas por día, cien menos que por las mismas fechas en julio del 2019. De esas, «cero» son del extranjero, comenta, cuando los italianos, franceses, alemanes e ingleses eran turistas habituales. Este año, son «galegos e madrileños», apunta. Pese a ello, desde el pasado domingo han notado un ligero incremento en las visitas. Por este motivo, tiene mejores expectativas para el mes de agosto, aunque todo dependerá, dice, de cómo evolucione el covid.
«Estes días tiven uns vinte turistas, pero ningún peregrino»
El propietario del albergue Mar de Fóra
«Este ano mal, moi mal». Con estas palabras resumen desde el albergue Mar de Fóra, de Fisterra, lo que están viviendo y lo que se les avecina. «Do día 1 deste mes ata hoxe puideron pasar vinte turistas por aquí, pero ningún peregrino. Non hai movemento, así é que a maioría están pechados», añade el propietario. Según su opinión, que la pandemia se cebara con el norte de Italia les pasó factura. «Era o sitio de onde máis viñan. Agora hai medo a viaxar», comenta. Por todos estos motivos, el futuro le parece una «incógnita». En su caso particular, critica la inconsciencia de la gente por el escaso uso de la mascarilla. En este sentido, reconoce tener miedo. Y concluye: «Os que estean pagando aluguer non sei como van facer».
«Dentro do que cabe, non me queixo. Pensei que ía ser peor»
Ana Pose, gerente del restaurante Zúrich
Las mejores nuevas llegan desde el sector de la hostelería. «Nótase o efecto da pandemia, pero quizais non como noutros sitios, porque ós pobos parece que vén máis xente. Aquí está habendo bastante», explica Ana Pose, dueña del restaurante Zúrich, de Laxe. De hecho, en su caso, asegura que tenía peores previsiones: «Dentro do que cabe, non me queixo. Pensei que ía ser peor». Eso sí, con todo, habla de cierta intranquilidad: «Porque hoxe estás ben, pero mañá, ao mellor, non». Asimismo, da cuenta del incremento del uso de la mascarilla.
«É horroroso traballar así. Estou desexando que pase»
Puri Pose, dueña de Casa de Lema
Desde Casa de Lema, en Muxía, la gerente Puri Pose también da cuenta de que están funcionando bien: «Non estamos cheos, pero hai bastante xente. A verdade, non esperabamos tanta despois do que está pasando. Iso si, imos moi pouco a pouco. Esta semana, por exemplo, aínda temos días libres, cando antes, os meses de verán a estas alturas xa os tiñamos cheos». Sobre el perfil de los clientes, refuerza lo dicho por sus compañeros de sector: son todos nacionales y, sobre todo, gallegos. «Veñen moitos de Pontevedra. Estamos notando que aumentou a xente de peto fino», añade. De esta manera, en estos momentos le preocupan otros aspectos: «A xente pregunta como está o tema aquí, haille que dicir que use a máscara...».