Camelle despide a Pura de Sorrita: «Polo menos levou a dose que lle correspondía»

Caterina Devesa CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

ana garcia

Su nieta, Lucía Vázquez, lamentó en marzo que su abuela seguía a la espera de la vacuna al no poder desplazarse al centro de salud por estar encamada. Finalmente, la mujer fue inmunizada a finales de abril «ao final, pouco puido disfrutar da vacina»

17 may 2021 . Actualizado a las 22:25 h.

Purificación Lema Pardiñas, más conocida como Pura de Sorrita, falleció el pasado jueves a los 90 años en su casa de Camelle, en la que vivía con su hija y su nieta. Encamada desde hace ocho años, sus últimos meses de vida estuvieron marcados por el temor a contagiarse de covid. De hecho, su nieta, Lucía Vázquez, de 26 años, reclamó en La Voz la vacuna de su abuela, ya que por apellido fue una de las primeras en ser citadas en el centro de salud de Vimianzo cuando se comenzó la campaña de inmunización en mayores de 90. Sin embargo, la imposibilidad de Pura de desplazarse al ambulatorio supuso su traslado al final del listado. «Ela quería vacinarse porque dicía que a ver se así marchaba o demo e podía por fin ver ao seu bisneto», comenta Lucía.

Para las tres mujeres la pandemia supuso un gran cambio de vida, ya que Pura padecía otros problemas de salud. Por ello, limitaron sus contactos al máximo y en la habitación de la matriarca no entraba nadie más que ellas. «Miña avoa non se pode mover da cama, ten insuficiencias respiratorias, polo que usa unha máquina de osíxeno, temos un nebulizador, a famosa Pipa, que lle hai que poñer polo menos tres veces ao día. Ademais é diabética, ten un desgaste no corazón, que lle produce insuficiencia cardíaca e problemas renais, polo que ten unha sonda para orinar. Non pode nin soarse soa os mocos», explicó Lucía en marzo, cuando comentó su malestar porque una gran dependiente y una paciente de riesgo siguiese sin vacunar.

Lamentablemente, Pura disfrutó poco de la tranquilidad de estar protegida frente al covid. Los sanitarios le administraron la monodosis de Janssen el pasado 27 de abril, y menos de un mes después, su familia la despidió. «Ao final, pouco pudo desfrutar da vacina, pero polo menos levou a dose que lle pertencía», señala su nieta, que destaca lo trabajadora que era su abuela. «Foi moi boa e traballadora dende pequena. A súa ilusión e felicidade máis grande foi cando naceu miña nai, xa que dende que casou co meu avó loitaron nove anos para ter unha filla». Precisamente, Pura vivía con su hija, que lleva el mismo nombre, y con Lucía, que señala que las fotos publicadas en este diario son ahora las últimas instantáneas que tiene con su abuela: «son o noso último recordo dela. Ela estivo ao noso lado nos peores momentos e foi quen nos criou cando morreu meu pai o día despois de eu nacer. Grazas a ela somos quen somos hoxe en día».

El cuerpo de Pura, que tenía seis hermanos de los que solo una queda viva, fue enterrado el viernes por la tarde en la iglesia parroquial de Espíritu Santo de Camelle. La salida del tanatorio San Pedro de Ponte do Porto tuvo lugar a las 19.30 horas. Sobre el apodo de Sorrita, su nieta aclara que así era conocida toda la familia, «pero a ela quedoulle máis o sobrenome porque traballou moitos anos de cara ao público na taberna, ultramarinos e panadería do seu tío Paco. Por iso era moi coñecida en toda a zona».