
Están a 274 metros de alto en un conjunto declarado Paisaxe Protexida
18 ago 2025 . Actualizado a las 01:18 h.A Torre da Moa (Traba-Laxe) es un espacio legendario. En esta mole rocosa situada a 274 metros de alto, formando un balcón natural hacia el Atlántico, afloraron estos días restos de unos muros medievales gracias a la labor de un vecino que de niño jugaba en el entorno. Xosé Vázquez, un jubilado poeta que tuvo una autoescuela, limpió la maleza y dejó a la vista dos trozos de construcción robusta, de 80 centímetros de ancho por tres metros de alto en la parte más elevada. Así, quedó a la vista un habitáculo de 4,4 metros de ancho por algo más de tres de largo. En el frente, que da al precipicio, a la derecha queda el arranque de otra pared, de 1,40, de apenas unos centímetros de alto y 80 de grosor. A la izquierda casi no quedan vestigios. El fondo parece que recibió una especie de enfoscado.
Xosé Vázquez hizo todo ese trabajo para llamar la atención de la importancia arqueológica del recinto, pues considera que está abandonado y no se toman medidas para recuperarlo. A Torre da Moa está enmarcada en el conjunto de los Penedos de Pasarela e Traba, que en el 2008 fueron declarados Paisaxe Protexida. Vázquez Labandeira no solo se ocupó de limpiar lo que podría haber sido un habitáculo de una torre medieval. También ha conseguido acceder a la parte más alta de la peña por un paso hasta ahora desconocido, y en un lugar con accesos angostos, difíciles y no exentos de un peligro evidente de caída al vacío.
Además, localizó más restos constructivos, así como incisiones en la roca que supuestamente servirían para anclajes de estructuras de madera o de piedra. Asegura, asimismo, que en la parte más alta, y tapada por vegetación, se esconde el arranque de una pared circular, lo que, según apunta, podría haber sido una edificación de forma redonda. En este aspecto, muestra fotos de los años setenta en las que sí se perciben resquicios de un muro.
En relación a este lugar circulan desde antiguo las más fantásticas leyendas, que incluso se refieren a un túnel hasta la iglesia parroquial, la laguna o una cueva. Hubo un tiempo en el que los escritores más fantásticos localizaban en este paraje las míticas Aras Sextianas que los romanos dedicaron al emperador Augusto en el año 19 antes de Cristo. Los investigadores modernos rechazan esta posibilidad.
En el año 1975, el arqueólogo bergantiñán y catedrático de la Universidade de Santiago Antón Rodríguez Casal publicó que en este roquedo se «conservan dos lienzos de muros de sillares que cierran un recinto cuadrado de cinco metros de lado, probablemente medieval». También anotaba «restos cerámicos tardorromanos y medievales», que aún se perciben en varias oquedades y en una gruta conocida como a Cova dos Mouros. Todo ello podría ser parte de una torre o una especie de fortificación del Medievo, aunque pudo haber una ocupación anterior a juzgar por algunos de los vestigios localizados en el ámbito.
Los Penedos de Pasarela y Traba ya fueron declarados en 1835 como Formas Singulares en el primer mapa geológico de Galicia por el Instituto Geológico y Minero de España. Desde el 12 de enero del 2008 son Paisaxe Protexida y, en octubre del pasado año, el Consello de la Xunta aprobó un plan de gestión, que incluye 28 medidas a desarrollar en los próximos diez años. Una de ellas consiste en un estudio arqueológico de A Torre da Moa.
Zoomorfas y antropomorfas
El conjunto protegido alcanza 212 hectáreas, entre los municipios de Vimianzo y Laxe. Se compone de 761 parcelas de propiedad particular. Forman un extenso museo de centenares de rocas zoomorfas y antropomorfas que estuvo a punto de arruinarse a causa de una cantera. Lo evitaron la oposición vecinal y diversas entidades de la zona, como el Seminario de Estudos Comarcais da Costa da Morte.
El geólogo y catedrático emérito de la Universidade da Coruña, Juan Ramón Vidal Romaní, relata que estas formaciones rocosas de formas tan singulares se formaron hace unos 300 millones de años a unos 20 kilómetros de profundidad. Integran la masa del primer granito de Galicia y por la gasificación y la pérdida de agua y la falta de viscosidad cristalizaron bajo la coraza terrestre. «Es una originalidad de los paisajes graníticos llamados endógenos, que se han formado en la profundidad antes de llegar a la superficie. Esas figuras, definidas en el Paleozoico, «han tardado más de 200 millones de años en llegar a la superficie», dice el experto. Ahora se han convertido en un auténtico parque monumental encantado.