Más de 650 artesanas de las cuatro provincias compartieron día de exaltación con As Nemanquiñas
18 nov 2023 . Actualizado a las 21:00 h.Aun cuando las manos y los dedos de las palilleiras se mueven a una velocidad difícil de seguir por el ojo de quien nada sabe de ello, lo cierto es que el encaixe es un acto de detenimiento, de conservación de lo artesano —y artístico— frente a lo industrial, incluso de silencio pese al intenso sonido que este sábado albergaba el pabellón del instituto Terra de Soneira, en Vimianzo, donde se celebró la 16.ª Xuntanza de Palilleiras organizada por la asociación As Nemanquiñas. Lourdes Lema, su presidenta, agradeció a todos cuantos acudieron, autoridades y artesanas: «Grazas por estar aquí con nós compartindo este día». Emplazó a verse para el año que viene en esta cita que reunió a representantes de todos los grupos de la corporación municipal, con la alcaldesa Mónica Rodríguez a la cabeza, pero también a una amplísima representación del consistorio camariñán; a la diputada provincial de Emprego, Rosa Ana García, o a la subdelegada del Gobierno, María Rivas.
Unos y otros felicitaron a las palilleiras por su trabajo, y no solo por «crear», sino por ser valedoras de una cultura «da que temos que estar orgullosos os galegos»: «Mantedes viva unha tradición». Orgullo es justamente lo que dijo sentir la regidora, por ver en el pabellón del instituto —alternativa al polideportivo habitual, cuya cubierta está en obras— a más de 650 artesanas llegadas desde una treintena larga de localidades. De las cuatro provincias gallegas, nada menos. Agradeció a As Nemanquiñas, y especialmente a la directiva, por todo el trabajo que una cita de tal magnitud tiene detrás: muchos días de gestiones y, en realidad, labor de todo el año.
«Estou moi alegre, moi contenta», comentaba María Sara Mouzo en el momento de descanso para la comida. Volvería al pabellón por la tarde, «se Deus quere». Tiene 82 años, nació en A Pescadoira (Xaviña) y sigue palillando «cando me sobra o tempo». Sus manos dan otro toque a las prendas de su hija —Dolores Lema, directora de la Mostra do Encaixe de Camariñas— o de su nieta, pero también saben adornar un taquillón o una mesa. Ella ya no era una niña cuando empezó: «Fun labradora». Andaba en la «media edad» cuando se animó. Palillaba en invierno, y por las noches, junto a otras mujeres: «Nesas palilladas traballabamos e mais falabamos unhas coas outras». Las mujeres que hoy se encuentra en estas xuntanzas son para ella «boas persoas, todas amigas»: «Isto leva tempo facelo, pero é moi bonito». Le gusta ver a las nuevas generaciones implicándose y aprendiendo.
Una «centenaria tradición» que también embelesa a los pequeños
María Rivas, subdelegada del Gobierno, resaltó los decenios de trabajo de las palilleiras, y su esfuerzo por trasladar esta «centenaria tradición», que a la vez es fuente de «riqueza», a los más pequeños. Bien puede ser ejemplo de ello el vimiancés Hugo Ameijeiras, que con 8 años de edad se sumó este sábado por la mañana a la Xuntanza. Es el único alumno de la Escola Municipal de Palillo de Vimianzo, en la que empezó el pasado octubre después de interesarse por la almohada que usaba su abuela paterna. «Pregunteille que era aquilo, ensinoume e pareceume ben esta actividade», contaba ayer. Vio cosas «complicadas», pero nada que eche para atrás su deseo de continuar formándose en esta artesanía, que compagina con la práctica de teatro, tiro con arco, atletismo y patinaje, a mayores de sus estudios de tercero de primaria en el colegio de San Vicenzo. «Cuestión de ter horarios por todos os lados», cuenta su madre, María Lema, natural de Camariñas. Ella también palilló de niña, pero después lo dejó, y ahora regresará «para acompañalo a el»: «Na miña casa palillouse sempre, e agora vólveme a min o gusaniño».