
Expone en la Leica Gallery de Oporto su trabajo sobre A Rapa das Bestas de Sabucedo
25 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Aún no ha cumplido los 25 años y el fotógrafo Luis Vázquez ya puede presumir de contar en su currículo con una exposición en el extranjero. Estudió en Maristas y Obradoiro antes de irse a Nueva York a formarse como fotógrafo. A su regreso montó con su padre el estudio Curiara y ha conseguido exponer el trabajo que realizó sobre A Rapa das Bestas de Sabucedo en la galería del Leica Store de Oporto bajo el título de Cabalos do vento, exposición que puede visitarse hasta el 21 de julio.
-¿Pensaba en crear una exposición cuando realizó este trabajo?
-En absoluto. Estaba intentando enfocar mi carrera hacia una zona más periodística, más documental, que es lo que realmente me gusta. Pero el fotógrafo Manuel Vilariño me dijo que le diese una oportunidad a las galerías, que me atreviese a exponer mis fotos, porque él creía que podrían tener un hueco en ese ámbito. Para mí era algo totalmente nuevo, nunca me lo había planteado. Solo expuse como parte de una colectiva en Nueva York cuando acabé mi trabajo allí, en la academia de cine. No era una galería al uso.
-¿Y por qué expone en Oporto?
-Yo trabajo con Leica, y la única tienda con galería de la marca que hay en la península está en Oporto. Así que me fui hasta allí a enseñarles el trabajo. Concerté una entrevista con el encargado de la galería, Paulo Silveira, y al cabo de un mes me propuso exponer allí. Casi sin plazo, además, porque en un principio hablamos de hacerlo a finales de año pero por algún motivo él dijo que tenía que ser ya, en un mes. Como lo tenía todo montado, no hubo problema.
-¿Y por qué precisamente A Rapa das Bestas?
-Previamente estuve haciendo otras fiestas gallegas, como el carnaval de Laza, estuve en Verín... Y buscando algo para el verano me encontré con A Rapa. Un amigo conocía a alguien de la organización y me lo presentó. Estuve dos años trabajando con la gente de la asociación, fin de semana tras fin de semana. Terminó convirtiéndose en algo personal. Tanto que este año volveré, sin duda.
-Cuando dice que estuvo dos años trabajando en esto no se refiere a dos veranos...
-No, dos años completos. Yo trabajo muy lento, dedico mucho tiempo a establecer una relación con la gente con la que quiero trabajar, necesito generar confianza, porque eso me permite tener un acceso total a lo que quiero fotografiar. Y la verdad es que todo ese proceso de relaciones humanas es casi lo que más me gusta de esto.
-Se ha metido literalmente debajo de los caballos.
-Como decía Robert Capa, si tu foto no es lo suficientemente buena es que no te has acercado lo suficiente. Ese miedo a acercarte, a molestar, lo tienes que superar. Cuando la gente sabe lo que haces, no hay problema. Por eso es tan importante la confianza.
-¿Se ha visto tentado por otro tipo de fotografía?
-No me veo ocho horas en un estudio con una modelo, soy más de acción. Lo que a mí me gusta, mi principal objetivo, es contar historias a través de mis fotos. Mostrar las cosas como yo las veo.
-¿Podremos ver esa exposición en Galicia?
-Espero que sí. Ya la he ofrecido, pero está todo en fase de negociación, por así decirlo.
«La pasión por la fotografía viene de mi abuelo, la heredó mi padre y después yo»
Luis Vázquez asegura que lo suyo con la fotografía es algo hereditario, aunque él marque su personalidad desde la propia elección de la cámara que utiliza.
-¿Qué tiene la Leica que no tengan otras cámaras?
-He utilizado otras muchas cámaras, pero el fotógrafo Tino Soriano me dejó probar su Leica un día. Me gustó mucho la sensación, el que no haga casi ruido. Es una cámara muy lenta, requiere mucha técnica, pero tiene algo especial. Tino me advirtió de que era una cámara muy simple pero nada fácil, que tardas en hacerte con ella. Es tan básica que es complicado sacarle partido.
-¿Y de dónde le viene la pasión por la fotografía?
-Viene ya de mi abuelo, que le encantaba la fotografía. Y eso lo heredó mi padre, y después yo.
-¿Pero cuándo decidió que quería dedicarse profesionalmente a esto?
-Fue un verano en el que mi padre me propuso hacer un curso de buceo o uno de fotografía. Hice el segundo y fue como una iluminación. Desde entonces, que tenía doce o trece años, no dejé de hacer cursos y formarme.
-Y terminó formándose en EE.UU..
-Es que todo lo que veía por aquí me parecía bastante teórico, y yo soy más de práctica. En EE.UU. es todo lo contrario. El primer día de clase te dan la cámara y la lente y te dicen que en dos días tienes que estar cumpliendo una lista de asignaciones y que si tienes dudas hay tutoría a tal hora. Al terminar me quedé otro año más allí, porque dos días antes de venirme me ofrecieron un contrato para trabajar en la Academia de Cine de Nueva York. Y, claro, me quedé. Además aproveché para trabajar con un estudio de tatuadores a los que conocí al hacer mi trabajo de fin de curso.