La serie de HBO rescata el polémico escándalo del bar sevillano en los años 90
29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.HBO acaba de estrenar Arny, historia de una infamia, un documental sobre el escándalo vinculado a un bar de ambiente gay de Sevilla con prostitución de menores y famosos que provocó una locura mediática y una caza de brujas contra los homosexuales en 1995. La mayoría de los acusados, 32 de los 47 imputados, fueron absueltos. En el primer capítulo de la serie aparece el presentador Jesús Vázquez contando el calvario que pasó. Y también su abogado y padrino, el coruñés Manuel Estévez Mengotti. «La madre de Jesús, Chus, y mi mujer, Dorita, eran amigas desde los 7 años. Vivían puerta con puerta en Ferrol. La amistad continuó y, cuando nació Jesús, nos llamaron para que fuésemos sus padrinos. Aunque yo nunca ejercí demasiado como penalista, al estallar el caso Arny me llamó Chus para que le llevase el tema», explica.
«Fueron cinco años duros y cuatro meses de juicio. Fui cantidad de veces a Sevilla», recuerda Mengotti, que aún no ha visto el documental en el que aparece en la actualidad y en una grabación de archivo en la que se le ve con barba nada canosa al lado de un jovencísimo Jesús Vázquez. «Es la única imagen que hay. Me perseguían cantidad de periodistas a todos lados haciéndome preguntas. Una vez, entrando en la estación del AVE, me di la vuelta y les planté cara. Desde entonces, dejaron de seguirme. Nunca quise darle publicidad a este asunto. Nadie sabe que fui el abogado de Jesús Vázquez en el caso Arny», sentencia. Charlamos en la cafetería Manhattan de la plaza de Pontevedra. Es un placer compartir una hora de la tarde con una personas que ha vivido tantas cosas. Una enciclopedia coruñesa de 83 años.
Política, deporte y música
Nació en mayo del 39 en Cambre porque su abuelo era el médico de la localidad. Estudió en los Maristas y recuerda con gran cariño al hermano Benjamín. Siempre tuvo claro que iba a estudiar Derecho. «Tuve dos grandes maestros, Pérez Ardá y José Manuel Liaño Flores, que además de alcaldes fueron unos abogados extraordinarios», destaca. Precisamente en los años setenta fue concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento y dimitió en 1978. También fue diputado provincial y un montón de cosas más que intenta enumerar. Presidente de la Federación de Balonmano, del Orán SD, vicepresidente del Bosco y presidente del antiguo Leyma de baloncesto. «Nos quedamos a una canasta de subir a lo que hoy es la liga ACB. Fue en Gijón en 1986», recuerda. Noto que suda y revive aquella jugada como si se acabase de producir. «Barros, el entrenador, preparó una jugada para que tirase Romero, que era muy seguro. Falló, y los dos pívots, Adamas y Calvelo, fueron a por aquel balón, se molestaron y los rivales salieron al contraataque y encestaron», relata. Sigue viendo partidos de balonmano, un deporte que es una de sus grandes pasiones, y le encanta hablar de sus años de jugador en el Marineda cuando quedaron quintos de España. Además de la abogacía, su vida es política, deporte y música. «Y también la lectura», precisa. «Tengo la mejor colección de novela negra de España. Y todos los libros de Simenon con el comisario Maigret», apunta. Fan de María Dolores Pradera, Los Panchos, Los Sabandeños o Los Gofiones, de los que es amigo personal, fue fundador y presidente del grupo Amizades. «Ahora soy presidente de honor y les echo una mano en lo que puedo», afirma.
Las 101 preguntas
Confiesa que «guardo todos los pleitos que tuve desde que empecé». Por supuesto el del caso Arny, que estos días vuelve a estar de actualidad por el documental. «Cuando me llamaron de la productora le pregunté a Jesús Vázquez y me dijo que eran gente seria. Se desplazó un equipo de ocho personas desde Madrid y me grabaron durante horas y horas. Yo supe desde el principio que Jesús nunca había estado en el Arny. Al juicio llevé 101 preguntas para hacerle al testigo, pero al final solo le hice una porque confesó que había mentido», recuerda Mengotti, que cuenta cantidad de anécdotas de aquel proceso. Ahora nadie lo mueve de A Coruña. «Si me tengo que quedar con un lugar elijo la plaza de Azcárraga. No hay nada como eso».