«En Valencia también celebramos el San Juan, pero esto es otra cosa»

Andrés Rey, R.D. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Letizia, Giovanni, Alberto y compañía, uno de los grupos que durmió en el Orzán para coger sitio para el San Xoán de A Coruña.
Letizia, Giovanni, Alberto y compañía, uno de los grupos que durmió en el Orzán para coger sitio para el San Xoán de A Coruña. MIGUEL MIRAMONTES

Sanjuaneros locales, pero también muchos aterrizados desde puntos tan distantes como Canarias, y estudiantes Erasmus de Italia o México pasaron la noche al raso para coger sitio en la playa. «La noche fue dura, con mucho frío, pero esperamos que valga la pena», cuentan. Música fuego y sardinas para la noite meiga

23 jun 2023 . Actualizado a las 12:34 h.

Amanecía este viernes en el Orzán coruñés con una niebla que poco a poco fue dejando paso al sol, entre el sonido de un mar que rompe suave contra la arena, cantos de algunos pajarillos y la mirada cenital de las gaviotas, siempre presentes. Al principio de la playa, en la misma tienda verde de ayer, Bruno y Hugo llegaron a las 6.00 para relevar a sus compañeros. Ayer estaban solos, pero hoy están rodeados por un auténtico mar de tiendas de campaña, palos y cintas que poco a poco fueron reapareciendo.

No muy lejos, Judith y Mariana admiran el paisaje desde la boca de su tienda. «Allí viene Valle con los cafés», dice Judith, con acento canario. Las tres juegan al rugby en el CRAT de A Coruña, llegaron ayer jueves sobre las 20.00 horas y colocaron su parcela en uno de los pocos huecos que quedaban libres. Cuentan que han dormido bastante tranquilas, pero que fuera de la tienda se escuchaba bastante movimiento. «Por allá (señala hacia la coraza) hay unos que estuvieron toda la noche jugando al fútbol», cuenta Mariana.

Letizia, Giovanni, Alberto y sus amigos están de Erasmus, vienen de Italia. Ellos no trajeron tienda de campaña, se apiñan en medio de un revoltijo de mantas y toallas, aún no han abierto los ojos del todo. «Pasamos una noche algo dura, con mucho frío, mucha humedad... Pero tenemos mucha expectación, esperemos que valga la pena». 

Salva, de Valencia, Gabriele y Nino, de Italia y Miguel, de México, excavaron un cráter en el Orzán para crearse una mesa de arena y vivir el San Xoán coruñés desde una noche antes.
Salva, de Valencia, Gabriele y Nino, de Italia y Miguel, de México, excavaron un cráter en el Orzán para crearse una mesa de arena y vivir el San Xoán coruñés desde una noche antes. MIGUEL MIRAMONTES

De repente, un cráter en el medio de las parcelas. Dentro, Salva, de Valencia, Gabriele y Nino, de Italia y Miguel, de México, charlan y se relajan como auténticos marajás, alrededor de una mesa central, también de arena. «Todo ha sido idea de Nino, que es arquitecto», cuenta Salva. Nino es humilde, aclara que sin sus compañeros no podría haber llevado a cabo su gran obra. Es el primer San Juan que vivirán aquí. Salva: «En Valencia también celebramos el San Juan, pero esto es otra cosa, no tiene nada que ver». Miguel no se quiere ir nunca. 

Una bandera del Deportivo se erige entre los presentes, con la misma solemnidad que la que clavó Armstrong en la Luna. Pero en vez de Armstrong, son Ainhoa, Marta, Laura, Ismael y Sabela. Solo Ismael ha pasado la noche aquí, el resto han venido de relevo. «Por aquí hemos estado bastante tranquilos, pero hacia la Coraza había bastante gente que ya estaba con la previa, toda la noche de fiesta», cuenta. «Y bueno, también he visto pasar a algunas personas tambaleándose por aquí al lado». Están en cuarto de la ESO y muchas no han podido dormir con los demás porque sus padres no les han dejado. Aun así, no han querido dejar de lado a sus amigos: a las 5.00 de la mañana llegaron con mantas de refuerzo y víveres

Gabriel sube las escaleras, agotado, con su saco de dormir en una mano y una silla de playa plegable en la otra. Ya ha llegado su relevo y por fin puede irse a casa. Cuenta que a las seis de la mañana aún seguía habiendo gente con el cubata en la mano. «También hubo algunos robos. Vi a tres tipos de unos 50 años, parecía que estaban colocados e iban de parcela en parcela hurgando en las mochilas de todo el mundo».  

 Paula, Nerea y Zacarías observan todo desde arriba. «Acabamos de llegar en tren desde Santiago y estamos buscando parcela». La tarea no es sencilla, prácticamente no quedan huecos libres. De la noche esperan pasarlo bien, hablar con todo el mundo, hacer nuevos amigos «y puede que más que amigos (se ríen)».

En las escaleras, una mujer con vestido blanco, bolsa de playa y gafas de sol no da crédito a lo que ve. Se llama Mari y acaba de llegar en taxi desde O Temple. «Yo venía a tomar el sol y me encuentro con esto. No puede ser, no puede ser que las personas se apropien así de la playa. Yo estoy indignada, estoy llamado a la amiga con la que había quedado porque no sé qué vamos a hacer». 

 Apostados en cada acceso, vigilantes de seguridad con camisa gris y gorra negra registran las bolsas de todo el que quiere entrar en el arenal. Juan, uno de ellos, explica que el Concello ha contratado a su empresa para intentar que nadie entre con vidrio, alcohol o muebles voluminosos al arenal. 

Jesús y Dorinda, de 82 y 76 años, recuerdan lo diferentes que eran las cosas cuando ellos eran jóvenes. «Esto se ha puesto de moda desde hace unos años, pero antes nadie venía a la playa. Las hogueras se hacían delante de las casas. En todas las calles había hogueras. La gente asaba sardinas, bebía... y también saltaban para espantar a las meigas. Ahora supongo que no quieren tanto fuego en las calles».

La policía local supervisar el operativo que se está desplegando. En la Coraza se han colocado focos, puestos de bomberos y cámaras de vigilancia. A lo largo del paseo, contenedores de basura y baños químicos portátiles.